Benq-Siemens: ¿y la moral?
29 de septiembre de 2006“Estoy furioso por cómo se ha tratado a los trabajadores de BenQ en Alemania”, exclamó hoy (viernes 29.09.06) Jürgen Rüttgers, primer ministro del Estado de Renania del Norte Westfalia, en el que se halla la fábrica amenazada de cierre.
La matriz taiwanesa BenQ cortó los medios líquidos ayer a su filial alemana. A BenQ Mobile, la fábrica que el consorcio alemán Siemens había vendido hace exactamente un año a los taiwaneses, no le quedó otra salida que declararse insolvente.
Con ello se ponen en inminente peligro 3000 puestos de trabajo en Alemania. La incomprensión por la medida es mayúscula, también porque hace pocos días, Siemens decidió aumentar los sueldos de los miembros del directorio en nada menos que 30 por ciento.
“Gerentes que se aumentan el sueldo y simultáneamente echan empleados, no saben el daño que hacen”, dijo Rüttgers a los trabajadores, que, por otra parte, habían aceptado hace un año una reducción de sueldos y más largos horarios de trabajos para salvar la empresa, ya entonces deficitaria.
Canibalizando empresas
El consejo de empresa (representación de los trabajadores) planteó la cuestión de si la empresa “canibalizó sistemáticamente” BenQ Mobile, provocando expresamente la insolvencia.
Si ello es cierto, agrega, debe tener consecuencias jurídicas para BenQ. La cuestión adquiere más explosividad aún teniendo en cuenta que Siemens no sólo le traspasó la fábrica, sino que además le pagó 250 millones de euros a BenQ para que se hiciera cargo de ella.
En su momento, los taiwaneses prometieron el oro y el moro. Hoy se declaran insolventes y no les importa el destino de la fábrica, pero se llevan la marca Siemens por cinco años y seguirán produciendo en Asia móviles con esa marca y con patentes de Siemens.
El caso tiene mal olor. BenQ había prometido continuar con la producción de móviles por un año. Un día después de cumplirse el año, corta la financiación.
Cómo eludir planes sociales
Todo el asunto puede terminar mal también para Siemens, porque da la impresión de que Siemens le dejó hacer el “trabajo sucio” a los taiwaneses. “No puede ser que vendiendo una fábrica, una empresa alemana se deshaga de los riesgos de una estructuración interna, eluda los planes sociales previstos para esos casos y haga cargar el fardo a los acreedores y el personal”, dijo Ludwig Stiegler, presidente de Partido Socialdemócrata (SPD) de Baviera, donde Siemens tiene la central.
“Si filiales alemanas de empresas vendidas al exterior son llevadas a la insolvencia, el vendedor deberá hacerse responsable de las consecuencias”, agregó. Ello seguramente no les sirva de mucho a los trabajadores de BenQ-Siemens hoy, porque una ley así no existe todavía.
Siemens se pone nerviosa
En el ínterin, también Siemens se está poniendo nerviosa. “Estamos muy afectados y no entendemos por qué BenQ ha presentado insolvencia”, dijo Klaus Kleinfeld, presidente del directorio del consorcio.
Agregó que la decisión de venta a BenQ en 2005 se basó en que los taiwaneses ofrecieron una solución sólida y a largo plazo para el sector de la telefonía móvil. “Para Siemens, la continuación de la producción en Alemania fue un factor importante a la hora de decidir sobre la venta de la fábrica”, subrayó. Por ello, el consorcio estudia ahora si puede interponer recursos legales contra BenQ.
El administrador del caso de insolvencia, Martin Prager, dijo por su parte que “estamos estudiando la situación y haremos todo lo posible para que la fábrica continúe funcionando”. Que lo logre, es otra cosa.