Benedicto XVI: nadie es profeta en su tierra
21 de septiembre de 2011Benedicto XVI visita por tercera vez su patria alemana. Grandes son las expectativas, aunque poco queda de la euforia inicial, expresada en el titular con que el popular diario Bild anunció en 2005 la elección de Joseph Ratzinger como Sumo Pontífice: “Wir sind Papst” (Somos Papa). “El incorregible”, titula en cambio ahora la revista Der Spiegel, en referencia al visitante.
Mayoría indiferente
Los alemanes no tienen una relación comparable a la de cariño irrestricto que ligaba al grueso de los polacos con “su Papa” Juan Pablo II. Y así, la llegada del Papa germano a su tierra deja indiferentes a muchos compatriotas: de acuerdo con una encuesta de la revista Stern, el 86 por ciento de los alemanes no le atribuye una especial significancia. Pero existen también otros sondeos, que revelan un panorama diferente. Según uno de la Fundación Konrad Adenauer (cercana al Partido Cristianodemócrata), el 44 por ciento de la población se alegra de la visita papal.
Este viaje de Benedicto XVI no será de todos modos un “paseo” de solaz. Alemania, cuna de Martín Lutero, ha sido históricamente un terreno difícil para la Iglesia Católica. Y lo sigue siendo hoy en día, no sólo en lo tocante a sus relaciones con el protestantismo. Además de las discusiones ecuménicas, hay también otros temas polémicos con los que el Papa se verá confrontado, por ejemplo en el ámbito de la familia y la moral sexual.
Temas candentes
Para tener una impresión, basta con dar una mirada a la biografía de algunos de los principales anfitriones políticos que esperan a Benedicto XVI: Angela Merkel, una canciller evangélica; Klaus Wowereit, un alcalde-gobernador de Berlín abiertamente homosexual; Christian Wulff, un presidente federal católico, pero separado y casado en segundas nupcias.
“Los millones de personas que viven en matrimonio con parejas de otra confesión, y los millones de católicos que se han vuelto a casar, pero también muchos otros grupos esperan mensajes liberadores”, señaló Wulff en una entrevista concedida a la agencia de noticias católica KNA.
El Parlamento alemán, donde el Papa pronunciará un discurso, tampoco es una tribuna plácida. Al margen de la discusión previa sobre si procede que un Pontífice católico hable ante el Parlamento de un Estado laico, también entre los legisladores se plantean temas incómodos. Por ejemplo, un grupo de siete parlamentarias, de todas las bancadas del Bundestag, pidió al Pontífice el respeto a la autodeterminación sexual de cada persona.
Esperanzas de nuevo impulso
La comunidad católica alemana, acostumbrada a la pugna entre las tendencias progresistas y conservadoras, está consciente de que no cabe esperar “milagros” de apertura en esta visita papal. Pero espera mensajes clarificadores y renovadores, en especial en vista de la crisis que atraviesa la Iglesia en el país, agudizada al conocerse los escándalos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. Desde el 2005, año en que Benedicto XVI realizó la primera visita de su Pontificado a Alemania, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Colonia, aproximadamente 700.000 personas se han retirado formalmente de la Iglesia católica. De ellas, más de 180.000 lo hicieron en el 2010.
Las palabras que pronuncie el Papa alemán en su tierra serán, por tanto, escuchadas con suma atención por los fieles, que cifran en ellas sus esperanzas de un nuevo impulso. Pero también más allá del círculo católico se espera con interés el mensaje de este Pontífice, conocido por su lucidez intelectual y sus esfuerzos por conjugar la razón y la fe en la vida humana. Porque la visita de Benedicto XVI es también una oportunidad para volver a enfocar la atención en valores y temas de fondo, que suelen echarse de menos en medio de tanta crisis financiera.
Autora: Emilia Rojas
Editor: Pablo Kummetz