Bauhaus, una herencia mundial
La escuela alemana de arquitectura y artes aplicadas traspasó las fronteras con su forma de ver el mundo. Fundada en 1919, en Weimar, se apronta a cumplir un siglo de historia.
¡No es un estilo!
La Bauhaus no es un estilo, dijo hace casi cien años el fundador del movimiento, Walter Gropius. Más bien se trata de una corriente de pensamiento que influyó en la arquitectura, el diseño gráfico e industrial, la pintura e incluso la fotografía. En la foto, Mercado Central de Concepción, un testimonio vivo de la era Bauhaus.
Chile, un refugio
Después de que el régimen nazi decidió cerrar la Bauhaus, no hubo más opción para sus integrantes que partir al exilio. En 1939 llegó a Chile Tibor Weiner, un arquitecto húngaro que trabajó de manera prolífica en ese país. En la foto, Tibor Weiner en su oficina.
Posterremoto
Tibor Weiner tuvo una especial participación en la reconstrucción de Concepción y Chillán, ciudades azotadas por el terremoto de 1939. En la foto, la Estación de Bomberos en Chillán. “Es un edifico perfectamente geométrico, funcional, cuyo carácter y lenguaje es racionalista”, explica a DW el arquitecto Claudio Martínez.
Nuevos discípulos
En 1946 una reforma da un giro a la enseñanza de la arquitectura y el diseño en la Universidad de Chile. Surge, además, un grupo de nuevos discípulos que seguirán fielmente los ideales de la Bauhaus. En la foto, el mercado de la población Lorenzo Arenas, en Concepción, del arquitecto chileno Osvaldo Cáceres, discípulo de Weiner.
Espíritu Bauhaus
Algo que destaca de la arquitectura Bauhaus es su capacidad de integrar las diferentes tendencias de la vanguardia de la época. “Y no es para crear dogmas, sino un espíritu común en cada bauhausler”, dice a DW el arquitecto David Maulén. En la foto, el edificio Calle Pio X con Holanda, en Santiago, de Abraham Schapira.
Un socio
En la foto, un edificio público en la ciudad de Chillán, atribuido a Tibor Weiner. El arquitecto no podía firmar los proyectos sin la compañía de un socio chileno, así que siempre tuvo que compartir la autoría. Entre 1939 y 1944 firmó con Ricardo Müller, después con Marcelo Deglin y otros.
Consciencia social
“Una generación de arquitectos con consciencia social, que trabajaban incluso gratis porque querían cambiar el mundo”, cuenta a DW el arquitecto Luis Darmendrail. En la foto, edificio Cepal, en Santiago, de Roberto Goycoolea, Christian de Groote y Emilio Duhart, quien estudió además en Harvard junto a Walter Gropius.
Modernos
Lo moderno destaca. Pero hay que hacer un alcance, pues “no toda la arquitectura moderna latinoamericana es influencia Bauhaus (…) Hay edificios en Chile, de 1929 a 1937, que son definidos por la arquitectura expresionista y, muchas veces, son calificados de Bauhaus”, aclara el arquitecto Maulén. En la foto, fábrica Carozzi, en Santiago, de Emilio Duhart y Luis Mitrovic.
Trabajo en equipo
La escuela Bauhaus abogaba por el trabajo colaborativo, multidisciplinario, colectivista y comprometido con los cambios sociales. En la foto, Tibor Weiner compartiendo con otros arquitectos durante su estancia en México, en 1963.
Inconclusos
Así como se concretaron varios proyectos Bauhaus en Chile, y resulta casi imposible cuantificar el número de construcciones con su influencia que hay por el país, hubo también ideas que quedaron inconclusas. En la foto, un diseño de Max Bill y Eduardo Vargas del centro comunitario para la Villa Berlín, en Valparaíso, y de la que solo se conserva un plano.