Batutas para la historia en el Teatro Colón
26 de abril de 2012Las paredes del Teatro Colón podrían contar un relato que abarca ya más de 100 años de vida. El coliseo fue inaugurado con todo boato en 1908 para reemplazar el antiguo edificio dedicado a la ópera en Buenos Aires. Las crónicas de la época se explayan en los detalles de la gran celebración de apertura de una de las construcciones emblemáticas de la capital argentina.
Pero el Teatro Colón no ha hecho historia por lo suntuoso de sus eventos ni por el brillo social que aporta la presencia de las más altas autoridades y la gente acaudalada, sino porque sobre su escenario han actuado nombres míticos de la historia de la interpretación. La lista de grandes directores que han empuñado allí sus batutas habla por sí misma con la suficiente elocuencia.
De Fritz Busch a Kurt Masur
Del ámbito austro-germano hay un buen ramillete de apellidos ilustres que han contribuido a conformar la dorada estela del Colón. El que más influencia tuvo fue el austríaco Erich Kleiber, entregado durante varias décadas a la dirección en el Teatro, responsable de una programación que enfatizaba al máximo los tintes germanos. Su hijo Carlos, cuya niñez transcurrió en parte en Buenos Aires, también tuvo ocasión de empuñar la batuta sobre el célebre escenario porteño.
Pero no podemos olvidar la presencia en la institución bonaerense de directores como Fritz Busch, que dirigió la llamada “temporada alemana” en varias ocasiones.
Felix Weingartner y el compositor Richard Strauss dirigieron a la Filarmónica de Viena en Buenos Aires. Este último ofreció un histórico concierto en 1923, en el que dirigió el estreno en Argentina de la Titán, de Gustav Mahler. Además visitaron el teatro Otto Klemperer, Karl Böhm, el compositor Paul Hindemith, Gerd Albrecht y Kurt Masur (estos dos últimos aún en activo), por mencionar unos pocos.
De Toscanini a Respighi
No por tantas veces repetida, es menos curiosa la anécdota. La carrera como director de Toscanini comenzó en Brasil cuando apenas contaba 20 años. Ocupaba entonces un atril como violonchelista en una orquesta italiana durante una representación en Río de Janeiro, cuando el director, abucheado por el público, se vio obligado a abandonar el podio. Toscanini lo sustituyó con tanto éxito, que desde entonces se dedicó solo a la batuta.
El italiano tuvo desde el primer momento una relación especial con Argentina. A principios de siglo XX se iniciaron sus colaboraciones en el país andino y allí vivió momentos muy emotivos, tanto a nivel profesional como personal. Se dice que un enfado lo llevó a apartarse de Argentina durante casi tres décadas.
Fue en 1941 cuando Toscanini volvió a dirigir en el Teatro Colón en una serie de actuaciones memorables que serían las últimas de su vida en Buenos Aires. Para la ocasión, hizo contratar a Friedelind Wagner, nieta del compositor alemán, para formar parte del coro. De esta forma consiguió el salvoconducto para que pudiera salir de la Alemania nazi en busca de la libertad. El Teatro Colón cuenta con una calle adyacente conocida como “pasaje Toscanini” en honor del insigne director.
Entre las batutas italianas, cabe destacar la del autor de la conocida ópera Cavalleria Rusticana, Pietro Mascagni, el muy celebrado director de óperas Tullio Serafin y los compositores Ildebrando Pizzetti y Ottorino Respighi.
De Artur Nikisch a Daniel Barenboim
Barenboim nació en Buenos Aires, pero, en su búsqueda incansable por la paz, figuran en su pasaporte varias nacionalidades: es israelí, es español y es ciudadano palestino. Su actuación en 2010 sobre el escenario del Teatro Colón fue especial. No era para menos. A los festejos celebrados con dos años de retraso por el centenario del coliseo de su ciudad natal, se sumaban los 60 años de su debut en la capital argentina como pianista.
Muchas otras batutas ilustres pisaron el escenario del Colón: el mítico Artur Nikisch, los británicos Thomas Beechan y Benjamin Britten; este último en calidad de pianista, el compositor norteamericano Aaron Copland y hasta el mismísimo Igor Stravinski, sin olvidar a Ernest Ansermet y Charles Dutoit.
El 18 de mayo será el islandés de origen ruso Vladimir Ashkenazi quien dirija la música de Strauss y Mahler en versión de la Orquesta Sinfónica Alemana de Berlín (DSO), de la que fuera titular durante la década comprendida entre 1989 y 1999. Un buen momento para convertirse en parte de la rutilante historia del coliseo.
Autora: María Santacecilia
Editor: Emilia Rojas