Basura cósmica amenaza la navegación espacial
19 de abril de 2005
En la ciudad alemana se han reunido 250 expertos para reflexionar acerca de cómo se puede proteger a satélites y cohetes de un sinnúmero de restos de anteriores vehículos espaciales que deambulan alrededor de la Tierra.
Los expertos discuten acerca de cómo vigilar los objetos que circundan el planeta a una velocidad de hasta 30.000 kilómetros por hora y si existe alguna posibilidad de eliminarlos.
Los peligrosos proyectiles son restos de anteriores misiones espaciales: desde satélites fuera de uso, pasando por partes de cohetes hasta miríadas de pequeños objetos, tales como tuercas y tornillos y hasta guantes de astronautas.
Montones de restos
Se estima que nada menos que unos 150.00 a 200.000 millones de objetos mayores de un centímetro y unos 300 millones con un diámetro de más de un milímetro circundan actualmente el planeta. Las partes mayores de diez centímetros pueden ubicarse desde la Tierra con radares y telescopios.
Los ingenieros temen en particular a las partes más pequeñas, difíciles de ubicar, pero que provocan enormes daños. A velocidades medias de choque de 10.000 km/h, un objeto del tamaño de una canica libera la energía de una granada de mano.
Para determinar las posibilidades de esos choques, la Agencia Europea del Espacio (ESA) desarrolla un nuevo modelo de computadora. El objetivo es estimar la posibilidad de que un satélite quede fuera de funcionamiento.
Simulaciones de computadora similares para colisiones en el espacio realiza la NASA, la agencia espacial de EEUU. Pero sus cálculos son fiables sólo para órbitas a relativamente baja altura.
El modelo de la ESA, por el contrario, provee datos realistas para todas las órbitas, es decir, también para las altas órbitas geoestacionarias, tan importantes desde el punto de vista comercial.
Telescopio y rayos láser
Mientras la ESA desarrolla su complicado modelo, astrónomos australianos buscan basura sideral con un telescopio especial, capaz de identificar objetos a partir de 1,5 centímetros de ancho.
El telescopio, con una óptica de rayos láser, se halla en el observatorio de Mount Stromlo, en Canberra. El telescopio ubica los objetos y el rayo láser mide su distancia a la Tierra.
Luego se marcan las órbitas de cada uno de los objetos y se comparan con las órbitas de satélites, previéndose así un par de días antes una eventual colisión.
La posibilidad de que un satélite choque con basura espacial se estima actualmente en 1 a 100.000. Pero con los años, esa posibilidad aumenta, ya que la basura se multiplica continuamente. Con el sistema australiano, esa posibilidad se reduce a uno a varios millones.
Cuando la basura sideral vuela en órbitas más bajas de 600 km, vuelve a caer a la Tierra luego de algunos años y se quema en la atmósfera. En órbitas más altas, la basura permanece mucho más tiempo.
Una posible solución puede provenir de Canberra: los astrónomos planean disparar con un cañón láser sobre los objetos vagabundos con rumbo de colisión, para llevarlos así a otra órbita. Pero aún no se sabe cuándo un sistema de ese tipo puede entrar en funciones.
De cualquier forma, en algo están de a acuerdo ya los expertos: la mejor forma de impedir choques con consecuencias impredecibles es no dejar basura dando vueltas por el cosmos.