Barcelona y sus yihadistas
18 de agosto de 2017Con palabras evidentes, el Ministerio de Exterior de Estados Unidos esbozó ya en 2010 el potencial de radicalización de los jóvenes musulmanes en Cataluña: "La situación de peligro en Cataluña es clara". La plataforma Wikileaks se encargó también entonces de hacer público el documento, donde se exponía que había una gran población musulmana en la región y que una pequeña parte podría ser reclutada para la yihad. La migración del norte africano, Pakistán y Bangladés a la región la ha convertido en un "imán para el reclutamiento de terroristas".
El día tras el atentado en Barcelona, los periódicos españoles han publicado cifras que constatan estadísticamente la situación de riesgo en la que se halla la ciudad condal. Barcelona, Madrid, Ceuta y Melilla son las ciudades en las que muchos yihadistas están especialmente activos. Ahí vive un tercio de la comunidad musulmana de España. Entre 2012 y 2016 se apresaron a 178 yihadistas.
No es una casualidad que los yihadistas vivan en Cataluña. La creciente economía de la región necesita mano de obra barata. Tras el escaso éxito de atraer personal laboral desde Polonia para la región, Cataluña abrió una oficina en Casablanca, Marruecos. Desde entonces ha aumentado el número de marroquíes en Cataluña: medio millón en 2015, el 7% de la población total de la región.
“Cuatro de cada diez detenidos en España por yihadismo han sido detenidos en Cataluña"
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El año del cambio: 2013
Hasta 2013, el 90% de los detenidos por yihadismo procedía de Marruecos, Pakistán y Argelia. Después, según los investigadores de terrorismo Fernando Reinares y Carola García Calvo, la situación cambió rotundamente. La mitad de los detenidos nació en España. La mayoría de los arrestos tuvo lugar en suelo africano, Ceuta y Melilla.
El año 2013 supuso un cambio relevante en dos aspectos. Por un lado, la guerra en Siria se brutalizó hasta cierto punto que indignó y radicalizó a una parte de los jóvenes musulmanes. Por otra parte, en ese año, creció la segunda generación de inmigrantes musulmanes. La migración hacia España tuvo lugar en los años 90 del siglo XX. En 2013, los hijos de los inmigrantes musulmanes alcanzaron la edad adulta.
Multiculturalidad cuestionable
El Gobierno de Cataluña se congratula por la atmósfera multicultural de Barcelona, escribió el periodista Ignacio Cembrero en su libro "La España de Alá", pero no hace mucho por la integración de los inmigrantes musulmanes. Barcelona es la única metrópolis europea que no dispone de mezquita. Hasta ahora no solo ha denegado la construcción de mezquitas en la capital catalana, sino que ha concedido licencias para su construcción en polígonos industriales poco atractivos. También pone obstáculos a las clases de religión para musulmanes.
El mito del Al-Ándalus, casi 800 años de hegemonía musulmana en España entre 711 y 1492, sigue aún presente en ambas partes. "No es lo mismo para (los árabes) si invierten sus petrodólares en una mezquita en Berlín, la ciudad con más presencia musulmana de Europa, o en Barcelona, que desde 801 fue parte del Al-Ándalus", explicó Cembrero.
Doble indentidad, doble conflicto
Los descendientes de la segunda y tercera generación de inmigrantes musulmanes tienen dificultades por la tensión entre el país de origen de sus progenitores y la nueva patria, entre la religiosidad dentro de la familia y el ámbito mayormente secular de la región. En Cataluña hay otro conflicto añadido: la rivalidad entre los españoles y los catalanes. Esta doble nacionalidad complica aún más la integración de los inmigrantes.
"En Cataluña no solo observamos una concentración particularmente grande de movimientos salafistas, sino una sociedad dividida por la cuestión de la identidad", afirmó Reinares. Con frecuencia, los inmigrantes no saben si se sienten españoles o catalanes.
No es casualidad que en la región haya tantos intentos de reclutamiento de yihadistas. El yihadismo promete a los jóvenes una identidad definida que no pueden encontrar en la realidad catalana.
Kerten Knipp (RMR/VT)