Bali: ¿comunidad internacional consciente de su responsabilidad?
3 de diciembre de 2007Objetivo nuclear de las dos semanas de negociaciones –que cuentan con la presencia de 10.000 delegados de 190 países- es lograr un denominador común para una propuesta mancomunada para redactar el acuerdo que reemplazaría al Protocolo de Kyoto. Un tratado en concreto se firmaría apenas en la Conferencia de Copenhague, en 2009.
¿Maletas llenas de qué?
La Organización de las Naciones Unidas tiene claro lo que querría tener entre manos después de estos 14 días: una hoja de ruta para la política medioambiental hasta el año 2012. Esta idea es compartida por la Unión Europea, que lleva en su maleta la propuesta de reducir –para los países comunitarios- en un 20% sus emisiones hasta el año 2020. Este volumen podría ascender hasta un 30% si se sumasen al proyecto otras potencias industriales.
La mira está puesta especialmente en tres países: Estados Unidos, que siempre ha estado en contra del Protocolo de Kyoto y que mantiene que no puede haber topes obligatorios contra la emisión de gases de efecto invernadero – y en las grandes economías emergentes de China e India. Éstas se resisten a los acuerdos sobre reducción de emisiones, pues no quieren frenar su desarrollo. Países como Brasil o Indonesia -poseedores de bosques y selvas claves en la lucha contra el CO2 del planeta- llegan a Bali con la flexibilidad de poder poner precio a sus medidas para proteger el clima global.
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Los desafíos de Bali
Si las cosas marchan verdaderamente bien, el documento que se espera de Bali podría incluir el objetivo que pretenden los científicos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC): reducir en un 50% las emisiones de efecto invernadero hasta el año 2050. Esto, sin embargo, será una difícil tarea, dicen desde ya los especialistas, pues ni India ni China están demasiado dispuestas a ello y señalan el último siglo de industrialización de las potencias actuales, durante los cuales nada ni nadie limitó su desarrollo.
Por otro lado están los países más pobres, a los que más afectará el cambio global del clima y cuya supervivencia está supeditada a la acción de la comunidad internacional. El vistazo a la realidad ofrece un punto más a tener en cuenta cuando de expectativas de la conferencia se trata: aún cuando en Bali se acordasen las líneas básicas del acuerdo que reemplazará a Kyoto, el asunto se presenta complicado, pues desde ya se sabe que hay países europeos que no podrán alcanzar los objetivos propuestos para el 2012.
En el cuadrilátero de Bali
Así, en los próximos catorce días, en el cuadrilátero indonés en una esquina se encuentran los tétricos informes y pronósticos que ha presentado en varias entregas a lo largo de este año el IPCC. En la otra esquina, las propuestas de Naciones Unidas y los líderes de la protección medioambiental; los egoísmos nacionales y los intereses de la industria se encuentran en las otras dos. En el medio, la conciencia y responsabilidad hacia las futuras generaciones.
¿Cabe la esperanza?
La ministra alemana para Desarrollo, Heidemarie Wieczorek-Zeul, presente en la conferencia, resaltó la responsabilidad de las naciones industrializadas, recordó lo poco que han actuado hasta el momento y expresó ante la emisora Deutschlandfunk sus esperanzas de que Bali sea un éxito: “En los libros de historia deberá constar que en Bali la comunidad internacional se hizo consciente de su responsabilidad y que empezó a tomar las decisiones correspondientes para poner coto a lo que representa el mayor riesgo para la seguridad del planeta en el siglo XXI”.