Bajo el "efecto Fukushima", europeos piden el apagón nuclear
3 de abril de 2011Lejos del Viejo Continente, Fukushima ha evidenciado la vulnerabilidad de las centrales nucleares ante la naturaleza. Según datos de la Unión Europea (UE), alrededor del 30 por ciento de la energía consumida por sus miembros proviene de reactores atómicos. Así que, con el desastre de la planta ucraniana de Chernóbil (1986) como advertencia, la UE no quiere correr riesgos.
Es poco probable que las 143 centrales comunitarias sobrevivan a las “pruebas de resistencia” a que serán sometidas en la segunda mitad de 2011. “Si aplicamos los más altos estándares de seguridad, ningún país puede asegurar que no le tocará, eventualmente, reequipar o apagar sus plantas”, declaró el comisario europeo de Energía, Günter Oettinger, al semanario germano Der Spiegel.
“También debemos plantearnos si en Europa, en un futuro cercano, podemos asegurar nuestras necesidades energéticas sin energía nuclear”, había dicho Oettinger antes a la cadena de noticias ARD. Fukushima ha puesto en duda a la energía nuclear como solución contra las emisiones de CO2 que aceleran el cambio climático.
“Pruebas de estrés”: ¿qué plantas apagar?
A propuesta de Austria, los 27 miembros de la UE lograron –el pasado 25 de marzo– un consenso de emergencia para emprender, “de manera coordinada”, comprobaciones que aseguren que sus instalaciones resistirían “situaciones límites” à la Fukushima. El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, instó a seguir este ejemplo en países vecinos de la UE y “a escala mundial”.
No importa que sean eventos poco probables para la región como un terremoto o un tsunami, o que más plausibles, como un atentado terrorista o un avión que se estrella impactando sobre una planta. Si los sistemas regulares de suministro eléctrico y los generadores auxiliares de refrigeración fallan, las instalaciones europeas deberían tener un “plan B” efectivo –a ello aspira el bloque.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) señala con alarma a antiguas centrales de fabricación soviética en Bulgaria (2007) o Hungría (2004), recientemente incorporadas a la UE. Pero, según Greenpeace, la mitad de los reactores de la UE presentan “situaciones preocupantes”. Y ello atañe tanto a los “sospechosos habituales” de fabricación soviética, como a reactores anticuados que funcionan en España, Alemania o Francia.
El Partido Verde Europeo aboga por el cierre “prioritario” de las plantas de regiones sísmicas en Europa, como es el caso de la española de Cofrentes, la francesa de Fessenheim y la eslovena de Krško. Además deberían apagarse todos los reactores de agua en ebullición con un sistema único de refrigeración, aquellos sin mecanismo secundario de contención y todos los “de primera generación” (construidos antes de 1980), piden los verdes.
Y a la larga, con “voluntad política”, la UE debería lograr el apagón nuclear generalizado, opina el eurodiputado ecologista francés, Daniel Cohn-Bendit, pues “ninguna prueba” de resistencia puede medir el riesgo de un error humano.
Efectos políticos inmediatos en Alemania
En ninguna nación europea el debate interno parece más encendido que en Alemania. Mientras el presidente francés, Nicolás Sarkozy, cuya nación es la más dependiente de la energía nuclear del mundo, visitó Tokio, envió expertos a Japón y propuso una conferencia global en París para fijar nuevos reglamentos internacionales que aseguren la continuidad de la industria nuclear, Merkel batalla duro en su patio.
El Gobierno alemán sufre ya un “efecto Fukushima” con reveses significativos para los gobernantes cristianodemócratas y liberales en el maratón de elecciones regionales previstas para 2011. Ni la moratoria de tres meses a la reciente prolongación de la vida de las plantas nucleares germanas, ni el apagón temporal de 8 de ellas (incluidas las 7 más antiguas), han podido frenar la ofensiva política de la oposición y las protestas populares.
Más de 12.000 personas volvieron a manifestarse este sábado en todo el país. Sólo en Colonia, fueron 40.000 el fin de semana pasado. En la semana, los ciudadanos organizan vigilias tras concluida su jornada laboral. Las próximas se anuncian para este lunes. Piden el apagón nuclear y soluciones para los depósitos de basura radioactiva ubicados en suelo germano. Critican el recurso legal impuesto por el proveedor de energía RWE contra el apagón temporal decretado por el Gobierno.
"Las centrales alemanas no son las más seguras"
Los directivos de RWE se oponen en los medios a “pruebas de resistencia” demasiado estrictas para sus plantas y “advierten” a la opinión pública sobre posibles “cuellos de botella” en la distribución de energía o sobre la probable subida del costo de la electricidad.
El Gobierno batalla por consensuar una nueva política energética con todos los partidos (incluida la oposición verde y socialdemócrata), con representantes de las iglesias, grupos ecologistas y sindicatos. Partidos, iglesias y científicos llaman al Ejecutivo de Merkel a programar apagón definitivo para este decenio y sentar bases legales, como prueba de la seriedad de sus intenciones. El partido de Los Verdes aboga por ampliar el apoyo a la explotación de energías renovables.
Las centrales nucleares alemanas “no son ya las más seguras del mundo, como afirma el lobby de la industria atómica”, señaló esta semana la experta en radiaciones del Instituto del Medio Ambiente de Múnich, Karin Wurzbacher.
Y eso es algo que el Gobierno sabe hace mucho, insiste incluso el antiguo jefe del Departamento de Seguridad Nuclear del ministerio alemán de Medio Ambiente, Wolfgang Renneberger. Las "pruebas de resistencia" no mostrarían nada nuevo, alerta Renneberger, pues las fallas de seguridad de los reactores alemanes son conocidas y los documentos que las enumeran "están en el Ministerio de Medio Ambiente".
Autor: Rosa Muñoz Lima (dpa, epd, afp, europapress)
Editora: Claudia Herrera Pahl