Atentados contra la cultura
28 de noviembre de 2015El concierto de la banda de rock estadounidense Eagles of Death Metal estaba repleto. El público copaba la sala Bataclan, con sitio para 1.500 espectadores. Cuando tres sujetos premunidos de kalashnikovs abrieron fuego, se desató el pánico. Hubo 89 muertos y numerosos heridos.
Los Eagles of Death Metal satirizan el rock clásico en sus canciones. El mensaje con que los terroristas se adjudicaron el atentado señala que miembros del Estado Islámico (EI) eligieron ese lugar porque allí se reunían “idólatras en una fiesta perversa y repudiable”. Los propietarios de Bataclan son judíos. Se especula sobre si ese fue un motivo para que los terroristas atacaran ese recinto.
Decapitación en Palmira
En agosto de 2015, terroristas del EI decapitaron al antiguo director del parque arqueológico de Palmira. Los yihadistas ataron el cuerpo de Khaled al-Asaad a un mástil frente al museo de Palmira y colocaron a sus pies la cabeza, con sus anteojos. Al-Asaad había dirigido durante más de medio siglo el sitio arqueológico que alberga ruinas romanas en esa localidad Siria. Tras la entrada de las milicias terroristas, se había negado a abandonar su terruño.
Museo del Bardo
En marzo de 2015, terroristas atacaron el Museo del Bardo, en Túnez, y tomaron rehenes. En el ataque murieron más de 20 personas. Muchas de ellas eran turistas. La milicia terrorista Estado Islámico se atribuyó el hecho. Desde la Revolución de los Jazmines de 2011 y la caída de Zine el-Abidine Ben Ali, han tenido lugar varios atentados en el país, sobre todo contra policías y militares, aunque también contra turistas, lo que ha perjudicado enormemente esa industria y a la economía tunecina en general.
Je suis Charlie
El 7 de enero de 2015, dos enmascarados irrumpieron en la sala de redacción de la revista satírica francesa Charlie Hebdo. Asesinaron a 11 personas, hirieron a varias más y, en su huida, mataron también a un policía. El atentado se lo atribuyeron luego miembros de la rama yemenita de Al Qaeda. Charlie Hebdo había publicado caricaturas del profeta islámico Mahoma, que los terroristas consideraron ofensivas. Uno de los líderes de Al Qaeda en la Península Arábiga, Nasser Ben Ali al-Nassi, declaró que el atentado había sido una represalia.
“Latidos y silencio”
Durante una representación de teatro, un joven terrorista suicida se voló en Kabul el 12 de diciembre de 2014, arrastrando a la muerte a otras dos personas. Más tarde, el movimiento talibán se atribuyó el atentado. El motivo: a su juicio, la presentación de la pieza teatral era inmoral y apuntaba a “ofender los valores islámicos y a difundir propaganda contra los combates de la yihad”.
Amarga ironía: la pieza que se presentaba tiene el título “Latidos y silencio después de la explosión”, y trata justamente ese tema: los atentados suicidas.
Las caricaturas de Mahoma
En el periódico danés Jyllands Posten apareció el 30 de septiembre de 2005 una serie de 12 caricaturas. El título: “El rostro de Mahoma”. En una de ellas se ve al profeta llevando sobre su cabeza, en lugar de un turbante, una bomba. El dibujante, Kurt Westergaard, recibió amenazas de muerte cuando la caricatura se conoció en el mundo islámico. Westergaard se remitió a su derecho occidental a la libre expresión. No obstante, tuvo que ser puesto bajo protección policial, junto a su mujer. La pareja se mudó varias veces de casa y mantuvo su domicilo en secreto. Aún así, el caricaturista se libró por poco de un atentado el día de Año Nuevo de 2010. Los autores tenían vínculos con Al Qaeda.
Westergaard ha recibido varios premios por su defensa de la libertad de opinión y de prensa.
Ofensa del Corán
El 2 de noviembre de 2004, a las 9 de la mañana, dos holandeses salieron a la calle en Ámsterdam. Uno era hijo de inmigrantes marroquíes, y el otro, vástago de una familia acomodada. Fue su primer y último encuentro: fue el día en que Mohamed Bouyeri, nacido en Holanda, asesinó al cineasta Theo van Gogh. El autor del atentado disparó sobre el director de la cinta “Sumisión”, crítica hacia el islam, le cortó luego el cuello y prendió en su pecho una amenaza de muerte contra la política Ayaan Hirse Ali, que había producido el filme con Van Gogh.
El palacio de la reina
Fue el atentado terrorista más sangriento cometido hasta entonces contra turistas. El 17 de noviembre de 1997, hombres armados irrumpieron en el templo de la reina Hatshepsut. El atentado, que dejó más de 60 muertos, fue conocido como “la masacre de Luxor”. Un triste capítulo en la historia de Egipto. La organización radical-islámica Gamaa Islamiya asumió la autoría del ataque, que golpeó duramente al sector turístico egipcio.
Sonidos satánicos
Las bandas de metal tenían la vida muy difícil en Egipto antes de la Primavera Árabe. El rock pesado solo podía tocarse a escondidas, nunca se lo escuchaba en público. Quien escuchaba esa “música diabólica” era perseguido. En 1997, en un concierto fueron detenidos 80 jóvenes, bajo de la sospecha de culto satánico. Desde la revolución, la situación ha mejorado considerablemente para los músicos y sus seguidores.
Atentado incendiario
En julio de 1993, una multitud indignada se reunió en las inmediaciones de un festival cultural alauita en la ciudad de Sivas, en Anatolia. Los participantes en el festival –músicos, escritores y poetas– alojaban en un hotel construido de madera. La muchedumbre lanzó proyectiles incendiarios y el hotel se quemó. Un total de 35 personas murieron, entre ellos destacados músicos y poetas turcos.
Los versos satánicos
El escritor indo-británico Salman Rushdie estaba en la cúspide de su carrera cuando publicó en 1988 su novela “Los versos satánicos”. La crítica destacó su valor literario y el autor recibió varios premios. Pero, en el mundo islámico, hubo indignadas protestas y se lo acusó de blasfemia. El 14 de febrero de 1989, el ayatolá Jomeini dictó en Irán una fatua contra Rushdie, una condena a muerte que lo obligó a vivir oculto hasta 1999.