Atentado en Colombia: ¿quién fue, y a quién le sirve?
22 de junio de 2021"La única hipótesis que, hasta hoy, se puede descartar es que el carro bomba de Cúcuta fue un accidente”, dice a DW el politólogo Jorge Mantilla desde Cúcuta, ciudad fronteriza con Venezuela. Mantilla se refiere a la explosión de una camioneta (una Toyota Fortuner 2017, JGX-180) con 30 kilos de pentrita dentro de la Brigada 30 de Cúcuta, el pasado 15 de junio, en el que resultaron heridos 34 militares, uno de ellos estadounidenses, y dos civiles. En dicha sede militar se encontraban 11 asesores militares del Comando Sur de Estados Unidos.
Según el diario El Tiempo del 20 de junio, los autores usaron un vehículo no blindado, aunque similar a los de la Dirección de Carabineros de la Policía, "usados en operativos para contrarrestar los atentados terroristas contra la infraestructura petrolera y el robo de gasolina”. La Fiscalía, la Policía y el FBI investigan. Siete militares encargados de la seguridad del Cantón San Jorge, como también se llama a la sede militar del Norte de Santander, fueron relevados, anunció el presidente colombiano, Iván Duque.
Suplantación, modus operandi y negación
Tanto el presidente Duque como el ministro de Defensa, Diego Molano, culpan directamente de "terrorismo” a la guerrilla del ELN, pero ese grupo negó su autoría, tanto en un video como en un comunicado escrito cuya copia obtuvo DW. "El modus operandi es, en efecto, el del ELN, en particular, del Frente Urbano Nacional, que ya cometió ataques contra una estación de Policía en Barranquilla, en 2018, y en 2019, en la Escuela General Santander de Bogotá”, apunta Jorge Mantilla, doctorando en criminología de la Universidad de Illinois, Chicago, quien agrega que "sin embargo, es raro que el ELN niegue la autoría del atentado, aunque quedan dudas sobre la veracidad del video con voz editada”.
Ese grupo guerrillero, que está la lista de grupos terroristas de Colombia, Estados Unidos y la Unión Europea, dice que "es política del ELN asumir la responsabilidad y consecuencia de sus acciones…”. Hasta este 22 de junio, no había ni evidencias (públicas) de que el ELN haya sido el autor del atentado, ni certezas de que no lo fuera.
No en vano, las autoridades colombianas ofrecen una jugosa recompensa por aportes al esclarecimiento. Rafael Guarín, Consejero para la Seguridad Nacional, pidió este 20 de junio en una entrevista con el diario El País, de Colombia, "esperar los resultados de la investigación de la Fiscalía General, con el apoyo del FBI”, y reconoció que "en este caso, es evidente que no se cumplió con una revisión exhaustiva del vehículo ni con la verificación adecuada de quién ingresaba. La investigación debe determinar por qué y las eventuales responsabilidades”. DW solicitó una entrevista con Rafael Guarín, quien, al cierre de edición, aún no había respondido.
Colombia está bajo supuesto "ataque”
Por su parte, "desde WOLA en Washington, solicitamos una investigación independiente de los hechos, teniendo también en cuenta que un ciudadano estadounidense resultó herido y otros fueron puestos en peligro”, dice a DW Gimena Sánchez-Garzoli, directora para los Andes. Pero Sánchez es escéptica de que así suceda: "Aún no se puede afirmar si fue un atentado o un ‘autoatentado', como han sugerido algunos opositores”. Y prosigue: "Lo que sí es muy curioso es que ocurriera solo pocos días después de que se hubiera levantado el Paro Nacional, cuando el Gobierno ha emprendido una campaña global y, en especial en Estados Unidos, para hacer creer que ‘Colombia está bajo ataque' de supuestos vándalos y terroristas urbanos, con el fin de aumentar la polarización y las tensiones en el país; y así también justificar la increíble violencia estatal ejercida durante las últimas protestas, con 3.789 casos documentados de abuso policial”, agrega la experta en grupos armados ilegales, desplazados y derechos de las minorías étnicas, con más de 20 años de experiencia en la frontera.
¿A quién le sirve el atentado de Cúcuta, o por lo menos, quién saca partido? "El atentado refuerza lamentablemente la narrativa del partido de Gobierno de Colombia de que el país está supuestamente amenazado”, apunta la experta, y agrega que "la realidad es que si durante el Paro Nacional el gobierno de Joe Biden mantuvo una mirada crítica sobre la violencia policial, un atentado como el de Cúcuta, que afecta la seguridad, lo lleva a solidarizarse con el Gobierno de Colombia y suavizar las críticas por la violencia policial”.
¿No sería más fácil "ampliar la democracia"?
Luis Eduardo Celis, analista del conflicto armado en Colombia, reconoce que "si bien el ELN posee la capacidad de ejecutar un atentado tan grave como el de Cúcuta, toda vez que dicha guerrilla está presente en 140 municipios, lo usual es que reivindique sus acciones, pero lo ha negado”.
Por lo que se vuelve a plantear la cuestión de que si el ELN, o las llamadas "disidencias” de las ex FARC, no habrían ejecutado el atentado de Cúcuta ¿a quién beneficia provocar la zozobra que genera un acto de violencia de estas dimensiones? "Nos mantienen en un clima de miedo y violencia porque al partido de Gobierno no le interesa construir un orden de convivencia, no quiere ampliar la democracia”, critica Celis.
Si ELN mismo es capaz de causar terror, a la vez que es utilizado para mantener el miedo, ¿por qué no deja las armas y opta por la paz? "El ELN ha dicho que está interesado en un proceso, pero lo que quiere el uribismo es rendición, y así no funciona”, precisa Celis. Por su parte, Rafael Guarín, Consejero presidencial para la Seguridad Nacional, reiteró este 17 de junio en El Tiempo "que las posibilidades de acercamiento siempre han estado supeditadas a la renuncia a las actividades terroristas por parte del ELN, cuya respuesta siempre ha sido de acciones criminales y de violencia contra la ciudadanía”.
El narcotráfico, el material que hace explotar países
Según Celis, hay tres hipótesis sobre los presuntos autores o los posibles vínculos con el atentado en la Brigada 30 de Cúcuta: "La de que fueron el ELN o las disidencias de las ex FARC; la de que fuerzas -sean venezolanas y/o colombianas- quieren atizar las diferencias entre Colombia y Venezuela en busca del despropósito de una intervención y, por último, que se trata de un ajuste de cuentas del mundo del narcotráfico”. Todos escenarios que "hacen crecer el miedo como estrategia partidista en Colombia”, remarca Celis.
La Brigada 30 está ubicada a las puertas de El Catatumbo, una región selvática e indómita donde diversos grupos guerrilleros y paramilitares se disputan desde hace décadas las ganancias de la minería ilegal, el robo de tierras y el narcotráfico. Un negocio, según Celis "no ajeno a algunos miembros de las Fuerzas Militares”.
"La realidad es que, a pesar de que Cúcuta y la región están altamente militarizadas, paradójicamente, tras la retoma de las operaciones antinarcóticos, esto no se ha traducido en mayor seguridad para sus ciudadanos. Al contrario, han vuelto las masacres y el desplazamiento forzado, incluso en pandemia”, destaca Jorge Mantilla, del Laboratorio de Frontera, un proyecto del diario colombiano La Opinión en donde confluyen la academia, la sociedad civil y autoridades locales "para pensar en soluciones en política pública a tres problemas: temas fronterizos como la migración, la seguridad y la justicia, así como paz y derechos humanos”. Al final, como dice el investigador Mantilla, "en Colombia estamos presos de la polarización política que fomenta la violencia”.
La historia parece repetirse. Justo este 17 de junio se cumplió medio siglo de que en 1971 Richard Nixon declarara la llamada Guerra contra las Drogas porque "afectaban la concentración” de los soldados estadounidenses en Vietnam. El otrora presidente no pensó en la alternativa de terminar con la guerra. Al final, Estados Unidos perdió la guerra de Vietnam y, como concluye Celis, "el mundo perdió la guerra contra las drogas”. Solo falta asumir las consecuencias.
(cp)