Los jornaleros tailandeses víctimas de Hamás
31 de octubre de 2023Kong Saelao estaba orgulloso de su trabajo en Israel. Todas las mañanas, el joven trabajador migrante iba al campo en su bicicleta eléctrica y recogía aguacates hasta que se ponía el sol. Le envió dinero a su esposa a la lejana Tailandia y selfies alegres entre exuberantes árboles frutales verdes.
"Planeábamos construir una casa y formar una familia", dijo a DW su esposa Suntree. El 7 de octubre, su sueño se hizo añicos: combatientes de Hamás irrumpieron en la plantación de Khirbet Mador y se llevaron secuestrado al joven de 26 años a la cercana Franja de Gaza. Desde entonces, no hay rastro de él.
El número de víctimas sigue siendo contradictorio. Según el Gobierno israelí, entre los 220 rehenes retenidos por Hamás -que Occidente clasifica como una organización terrorista-, se encuentran 54 tailandeses, y otros 24 han sido asesinados desde el inicio de la guerra.
El Ministerio de Exteriores en Bangkok, por su parte, habla de 32 tailandeses muertos, 19 secuestrados y 19 heridos. Aparte del propio Israel, ningún otro país ha sufrido más muertes por ataques de Hamás que el reino del sudeste asiático.
Trabajadores tailandeses en Israel, considerados neutrales
Los jornaleros de Tailandia son considerados políticamente neutrales y, en gran medida, se mantienen reservados. Las relaciones de su marido eran casi exclusivamente con sus compatriotas, dice la esposa del secuestrado Kong. "¿Por qué él entre todas las personas?", solloza Suntree. "Es sólo un trabajador inocente que quería ganar dinero".
En Tailandia, mucha gente se pregunta por qué tantos tailandeses se han visto afectados. El conocido politólogo Thitinan Pongsudhirak describe el "atentado de Hamás" en el Bangkok Post como "inexplicable". Algunos supervivientes tailandeses confirmaron haber sido deliberadamente atacados.
¿Quizás los palestinos estaban "enojados con los trabajadores tailandeses en las granjas porque tenían empleos que podrían y deberían haber sido para ellos?", especula Pongsudhirak en su columna.
¿Por qué tantos tailandeses van a Israel a trabajar?
No está claro si los tailandeses fueron un objetivo específico del ataque terrorista de Hamás. Lo que está claro, sin embargo, es que la migración laboral de Tailandia a Israel está vinculada a la historia palestino-israelí.
Hasta finales de la década de 1980, eran principalmente palestinos quienes realizaban trabajos agrícolas mal remunerados en los campos israelíes. Después de la primera Intifada, el levantamiento palestino contra la ocupación militar israelí de Cisjordania en 1987, esto cambió repentinamente.
Israel impuso toques de queda en Cisjordania y la Franja de Gaza, lo que provocó escasez de mano de obra. El Gobierno necesitó reclutar trabajadores extranjeros "para reducir la dependencia de su industria del clima político, así como de las decisiones de seguridad administrativas y militares", dice Assia Ladizhinskaya, de la ONG Kav LaOved, con sede en Tel Aviv, que aboga por los derechos de trabajadores pertenecientes a minorías.
En la década de 1990, los trabajadores inmigrantes tailandeses se convirtieron en el pilar del sector agrícola de Israel. Encuestas recientes cifran el número de trabajadores agrícolas palestinos en alrededor de 10.000, mientras que hasta 30.000 tailandeses trabajaban en plantaciones y huertos israelíes antes de que comenzara la guerra entre Israel y Hamás.
¿Qué opina Tailandia del conflicto en el Cercano Oriente?
El Gobierno tailandés adoptó una postura neutral en el conflicto del Cercano Oriente y recurrió a la llamada "diplomacia de bambú”. Los intereses nacionales propios tienen fuertes raíces; con esta premisa, las cuestiones de política exterior se manejan con flexibilidad, como la del bambú.
Si bien los Estados musulmanes de la ASEAN como Indonesia, Brunei y Malasia no tienen relaciones diplomáticas con Israel, los tailandeses mantienen excelentes contactos con el Estado judío. En 2012, firmaron un acuerdo bilateral con Israel para facilitar la contratación de trabajadores tailandeses. Ese mismo año, Tailandia también reconoció a Palestina como Estado e insistió en la solución de dos Estados en el Consejo de la ONU. El viernes pasado (27.10.2023), también aprobó una resolución que pide un alto el fuego inmediato.
Es poco probable que las atrocidades de Hamás contra los jornaleros tailandeses cambien esta actitud a largo plazo. El país budista no puede poner en peligro sus provechosas relaciones con el mundo islámico, especialmente con Arabia Saudita, afirma la politóloga Daungyewa Utarasint, de la Universidad de Nueva York en Abu Dhabi.
"Teniendo en cuenta que Arabia Saudita acaba de detener su proceso de normalización con Israel, sería extraño que Tailandia apoyara a Israel en este caso", dice. El año pasado, Bangkok y Riad reactivaron sus relaciones diplomáticas después de décadas de congelamiento.
Este agosto, el país del sudeste asiático también introdujo el llamado Corredor Económico Halal (CEH) para exportar bienes "halal", o sea, "permitidos" según las normas islámicas, desde las provincias sureñas de mayoría musulmana de Pattani, Yala y Narathiwat al Cercano Oriente.
Además, cientos de musulmanes tailandeses mostraron su solidaridad con los palestinos en las calles de Bangkok a finales de octubre. "Si el Gobierno tailandés se pusiera del lado de Israel, podría profundizar la brecha con la comunidad musulmana malaya en las provincias más meridionales", añade Utarasint.
Tailandia quiere retornar al mayor número posible de compatriotas
La escalada en el Cercano Oriente está generando tensiones entre Israel y Tailandia. Esto se debe principalmente a sus diferentes actitudes hacia la repatriación de trabajadores migrantes. Mientras Israel intenta impedir la estampida de jornaleros del campo con extensiones de visado e incentivos financieros, Bangkok está haciendo todo lo posible para traer a casa a tantos compatriotas como sea posible.
"Por favor, regresen”, exhorta el primer ministro tailandés, Srettha Thavisin, a sus ciudadanos en Israel. "En este momento, 1.000 tailandeses pueden ser evacuados cada día. Quiero que todos regresen", dijo. Ya se han trasladado en avión 4.500 personas.
Uno de ellos es Katchakon Pudtason, feliz de volver a casa. El recolector de tomates tuvo que huir de los terrroristas de Hamás en la parte trasera de una camioneta. "Nos perseguían y disparaban como locos", recuerda este hombre de 40 años en entrevista con DW.
Mientras huían, un disparo rasante le alcanzó en la rodilla. El pasajero que iba a su lado fue alcanzado en el rostro. Tras una larga persecución pudieron escapar de los atacantes por caminos polvorientos y llenos de baches. Su compatriota está siendo tratado por lesiones en la cabeza en una unidad de cuidados intensivos israelí. Katchakon pudo volar a casa en silla de ruedas. Su herida en la rodilla sanará pronto, pero no quiere volver "de ninguna manera".
Falta de protección contra ataques
La seguridad de la remota granja donde trabajaba ya era inadecuada antes del ataque de Hamás, afirma Katchakon. "Nuestro refugio estaba formado por simples tubos de hormigón". Cuando ocasionalmente se escuchaban disparos de cohetes y granadas, pensaba: "Si nos alcanza una bomba, estaremos todos muertos".
La organización no gubernamental Kav LaOved es consciente del problema y recomienda a los trabajadores agrícolas no trabajar en los días de alto riesgo. Porque, en caso de un ataque con cohetes, no hay tiempo para buscar refugio, "incluso si escuchan la sirena a lo lejos en el campo", afirma Assia Ladizhinskaya. "Muchos alojamientos para trabajadores migrantes no son edificios de alta calidad con salas de seguridad modernas".
Además de los 600 refugios existentes, Israel promete ahora que se construirán 430 nuevos sistemas de búnkeres en regiones agrícolas. También se ha presupuestado una cantidad de alrededor de 4,7 millones de euros para compensar a los trabajadores extranjeros "que seguirán trabajando en la zona fronteriza con la Franja de Gaza hasta finales de año", según informa la embajada de Israel en Bangkok.
El primer ministro tailandés, Thavisin, se quejó personalmente ante la embajadora Orna Sagiv: "Esto es inaceptable. Están en juego vidas tailandesas", espetó el jefe de Gobierno ante la prensa local y anunció que daría a cada repatriado 15.000 baht tailandeses, el equivalente a unos 390 euros, para amortiguar en cierta medida las pérdidas.
El retornado Katchakon Pudtason, ahora desempleado, está contento con el apoyo financiero. Aunque todavía no sabe cómo podrá mantener a su familia en el futuro. "Tres o cuatro de mis colegas ya están trabajando de nuevo en los campos israelíes", afirma. "Ahora están custodiados por tanques israelíes". Pero, para él, tras su traumática experiencia, el capítulo de Israel está definitivamente cerrado.
(rml/ers)