Así reacciona la población en la zona de combates en Kursk
13 de agosto de 2024Desde hace una semana, soldados de Ucrania han tomado varias localidades de la región de Kursk, en Rusia. 28 ciudades y pueblos se hallaban el 12 de agosto bajo control ucraniano.
Así lo informó el gobernador en funciones de la región de Kursk, Alexéi Smirnov, en una conversación con el presidente ruso, Vladimir Putin.
A todas luces, la mayor de esas localidades es Sudzha, de 5.000 habitantes. Unidades especiales ucranianas habían informado el martes (13.8.2024), en Telegram, que tenían el control de la ciudad.
Según los medios propagandísticos rusos, actualmente se combate sobre todo en Sudzha. Entretanto, se ha ordenado la evacuación de la localidad de Lgov, de 17.000 habitantes. También hay evacuaciones en la vecina región de Belgorod. De acuerdo con Smirnov, cerca de 2.000 personas se encontraban en los lugares tomados por las tropas ucranianas. Se desconoce qué suerte han corrido.
DW conversó con habitantes de Belgorod y Kursk sobre la situación en sus ciudades y sobre si confían en las autoridades rusas.
¿"Dificultades transitorias"?
El 9 de agosto, las alarmas aéreas sonaron diez veces en Kursk, según cuentan residentes a DW. Margarita, que no quiere dar a conocer su verdadero nombre, dice que en Kursk la situación está "tranquila”, y la gente trabaja, va de compras y pasea, como de costumbre. "Las sirenas suenan a menudo, pero ya nos hemos acostumbrado”, dice.
La televisión estatal habla sólo de "dificultades transitorias”. Sin embargo, Margarita se ha enterado, por familiares, de que los combates son más grandes de lo que muestra la TV y la gente huye de las partes de la región de Kursk fronterizas con Ucrania. Pero ella cree que todo esto "durará poco” y quiere permanecer en su ciudad.
También Antonina vive en Kursk, pero tiene una hermana en Sudzha. "Cuando empezaron los disparos, mi hermana Julia huyó precipitadamente de Sudzha”, cuenta, y dice que se fue a casa de familiares, en otra localidad, unos 260 kilómetros más al norte. Tuvo que dejar su casa, sus documentos y sus animales. Julia y su familia buscan ahora alojamiento. Hasta ahora no ha podido recibir raciones de alimentos, debido a problemas de suministro. Además, quiere recibir por fin los 10.000 rublos (unos 100 euros) que, según las autoridades rusas, corresponden a todos los que han tenido que dejar sus casas.
También en la región de Belgorod suenan con más frecuencia las alarmas, dice Nina, quien tampoco quiere mencionar su nombre verdadero. Cuenta a DW que ya se han acostumbrado y que los habitantes de la ciudad se sienten aliviados porque las tropas ucranianas no han llegado hasta allí. Sin embargo, dice que la gente también conversa sobre una posible invasión de su región.
Reproches a las autoridades rusas
Nina percibe que la gente de Belgorod critica cada vez más a las autoridades rusas, incluyendo al presidente: "Veo que mis amigos y parientes, que respaldan la guerra, ya califican a Putin como un líder débil, porque no hace nada”.
En las redes sociales, ya hay avisos en los que se buscan a personas de Sudzha con las que se ha perdido contacto. En la lista hay cerca de 40 nombres. "La Federación Rusa ha cortado la electricidad en todos esos lugares, para detener a las tropas ucranianas. A eso se suma la guerra electrónica en ambos bandos”, escribe un usuario llamado Pjotr.
Las autoridades rusas afirman, en cambio, que las telecomunicaciones y también el internet móvil funcionan en ocho distritos de la región de Kursk, y además son gratuitos. Pero las redes sociales permiten sospechar que poca gente confía ya en las informaciones oficiales.
"No hay conexión. Familiares de regiones alejadas no pueden establecer contacto”, escribe Juliana en la página local de una red social. Según ella, "se sabía de la invasión del Ejército ucraniano, pero nadie avisó. Otra usuaria, llamada Svetlana, pregunta: "¿Dónde estaba el servicio secreto? ¡La gente ha sido engañada!"
El politólogo Denis Grekow considera que la población de las regiones rusas fronterizas con Ucrania tiene especial necesidad de contar con informaciones fiables. "A fin de cuentas, se trata de un problema de seguridad”, indica. Pero agrega que las autoridades rusas no deben temer disturbios sociales en esas regiones: "Muchas de las personas que han huido se encuentran en una situación precaria. Sólo quieren que las autoridades hagan algo por ellas, no reclaman un cambio de gobierno”.
(ers/ms)