Así se explica la gran temporada del Bayern
5 de abril de 2013El equipo dirigido por Jupp Heynckes, sin lugar a dudas, pasará a la historia como uno de los más efectivos y arrolladores que haya conocido la Bundesliga. El Bayern ganó en serie sus primeros 8 partidos del torneo, y en la segunda vuelta de campeonato mejoró la marca a los primeros 10, lo que le convierte en un equipo invicto en Alemania en el 2013. Además, en la temporada apenas ha encajado 13 goles en contra y lleva 78 anotados, lo que da un total de +65.
Por si fuera poco, la ventaja que alcanzó a sacarle a sus rivales llegó a elevarse a la escandalosa cifra de 20 puntos, lo cual en la práctica significa que el Bayern podría haber perdido seis partidos seguidos, o haber empezado la competencia seis jornadas más tarde, y aún así sería líder. Los de Múnich han cumplido una temporada casi perfecta. Deutsche Welle les cuenta gracias a quién.
Gracias Dortmund
Por curioso que pueda parecer, el principal motor de la gran campaña del Bayern fue su rivalidad con el Dortmund. “Fue muy afortunado que surgiera esa competencia, gracias a ellos nuestro equipo ha mejorado su nivel y ha alcanzado otra dimensión. Para nosotros se trataba de aclarar quién es la máxima potencia del fútbol alemán”, declaró Uli Hoeness al terminar el partido de cuartos de final de la Copa Alemana en el que los de Múnich eliminaron al Dortmund gracias a haber conseguido la primera victoria en duelos directos desde octubre del 2010.
Al Bayern, más que haberse quedado sin títulos en los últimos dos años, le motivó el reto de defender con todas sus fuerzas una posición de poderío en Alemania que corría riesgo. En Múnich no se escatimaron esfuerzos ni recursos para dar la pelea, y en materia de fichajes se apuntaron un éxito tras otro: el defensor central Dante dio inmediatamente resultados y reforzó una zona que tradicionalmente era la más débil del conjunto; en el mediocampo, por una suma inusual para el club, y récord en la Bundesliga (€40 millones), se contrató al español Javier Martínez, la pareja perfecta para Bastian Schweinsteiger; y en el ataque se adquirió a Mario Mandzukic, una alternativa con por lo menos el mismo peso y valor que el demoledor delantero hispano-alemán Mario Gómez.
Gracias rivales
Mientras el Bayern enfrentó el torneo con dos armas poderosas (motivación y el personal adecuado), los otros equipos llamados a protagonizar la disputa por el título la asumieron trastabillando. En el Dortmund, el principal rival, el trabajo se centró en asimilar la partida del japonés Shinji Kagawa, en integrar a la estrella alemana Marco Reus, recién llegada al club, y en intentar equilibrar las prioridades entre un buen torneo en la Bundesliga y un rendimiento destacado en la Champions League.
Relativamente temprano el defensor del título terminó inclinando la balanza a favor de la competencia internacional mientras que el Bayern, mucho más experimentado, encontraba la dosis adecuada para brillar tanto en Alemania como en Europa. Los otros retadores de los de Múnich tampoco se mostraron en condiciones de oponer resistencia.
Del Fráncfort, sorpresa en las primeras jornadas, se sabía que el aire no le iba a alcanzar, pero el entusiasmo con el que acumuló puntos y se interpuso entre el líder de la clasificación, el Bayern, y los perseguidores, le vino bien al club muniqués. El Schalke, casi en la obligación de asumir el desafío, se vino abajo en un crisis interna que se solventó demasiado tarde, cuando el título apenas se podía ver con telescopio. El Leverkusen, entretanto, ni siquiera se tomó en serio la posibilidad de disputarle la Bundesliga al Bayern y limitó sus esfuerzos a jugar un campeonato alterno en el que el premio es un cupo a la Champions League de la próxima temporada ocupando un lugar entre el segundo y el cuarto puesto de la clasificación.
Gracias Jupp Heynckes
Pero el verdadero mérito de una campaña histórica le corresponde al veterano entrenador de 67 años que, al finalizar el presente campeonato, abandonará Múnich para cederle su posición al famoso colega catalán Pep Guardiola. Heynckes fue el principal encargado de que en la Bundesliga la maratón que tradicionalmente es la carrera por el título se convirtiera más en un embalaje de apenas 200 metros.
El entrenador del Bayern basó su éxito en dos aspectos. El primero fue el llevar al equipo a practicar un fútbol ofensivo, en constante busca del arco rival, pero a la vez práctico y seguro. En Múnich nadie juega para la tribuna y nadie se siente responsable por el espectáculo. Los once jugadores que saltan a la cancha asumen su tarea con una gran sobriedad y su consigna es anotar el primer gol a favor lo más temprano posible, controlar el balón, los espacios y el ritmo, no soltar la iniciativa y mucho menos cederla al rival. La meta es imponer la superioridad con efectividad en vez de arrogancia.
Futbolistas como el francés Franck Ribéry, o el holandés Arjen Robben, cuando juega ya que su puesto le pertenece con más frecuencia a un frío y contundente Thomas Müller, supeditan en gran parte sus gambetas al aporte que ellas hagan al equipo. Y aquí se puede ver el segundo aspecto que generó el éxito del entrenador Heynckes: la gestión del vestuario.
Su sistema de rotaciones hace sentir importantes y necesarios a todos los integrantes del equipo. Con Heynckes todos tuvieron la oportunidad de jugar partidos decisivos. El entrenador encontró el punto de equilibrio entre el exigir y el conceder, entre demandar y satisfacer. Así, pese a que con 20 puntos de ventaja sobre el segundo es difícil mantener la presión sobre los jugadores, consiguió exprimir del amplio de su plantilla el máximo rendimiento y encarrilar resultados.
Ahora que el Bayern con suficiente anticipación puede dar por cumplida su tarea obligatoria, ganar la Bundesliga, puede dedicarse de lleno a las otras dos asignaturas que tiene pendientes: la Champions League y la Copa Alemana.
Autor: Daniel Martínez
Editora: Emilia Rojas