Artista chilena llama a una revolución de amor
27 de junio de 2017Cecilia Vicuña presentó este año en la Documenta 14 una obra que describe tan solo como un "cordón umbilical" unido al cosmos. Para su representación utiliza largas telas de lana de color rojo y blanco, con las cuales cubrió y entrelazó al público. Durante su performance también improvisó canciones, agregándole palabras de origen indígena.
Vicuña es una escritora y artista visual que nació en Chile, pero que hasta el día de hoy vive en los Estados Unidos donde llegó tras el golpe de Estado de Pinochet, acontecido en 1973. Estudió en la Facultad de Artes de Chile en 1971 y en 1972 hizo sus estudios de postgrado en la Slade School of Fine Arts de la University College. Vicuña es muy conocida por su poesía, pero también realiza diferentes performances, las que han sido presentadas en muchas ciudades del mundo. Ya lleva más de cuarenta años desenvolviéndose como artista en diversos géneros y es considerada en Chile una de las pioneras del arte conceptual.
Lea también:
Fuerte presencia latinoamericana en documenta
Artista guatemalteca en la Documenta: “Nosotros exportamos vida, ellos exportan muerte”
En entrevista con DW, Vicuña dijo que la violencia y la codicia están acabando con el mundo. Cree que debemos reorientar a la humanidad y el principal medio para coseguirlo es el amor.
DW: Este año hay muchos latinoamericanos presentes en la Documenta, ¿cómo ves esa presencia latinoamericana?
Cecilia Vicuña: Es algo que hace mucho tiempo debía suceder y me parece maravilloso que esté sucediendo ahora, porque esta Documenta no tiene la intención de ser solamente un evento de arte, sino que busca reorientar la conciencia humana hacia otra cultura, una cultura de solidaridad y de justicia. Se necesita una cultura que abandone el vicio y la adicción a la destrucción. Esta es una posición basada en la solidaridad, en la hermandad, en la investigación, en el conocimiento y en la exploración de culturas y otras lenguas. Pienso que es un lugar perfecto para nosotros, porque precisamente nosotros ya hemos estado haciendo eso durante toda la vida.
Tu trabajo habla mucho del amor, ¿crees que el amor puede contribuir para que este mundo siga existiendo?
El amor y el cuidarnos los unos a los otros es lo más humano que tenemos. Si nosotros no nos dedicamos al amor a nosotros mismos, al amor al otro, al amor a la tierra, entonces todo se va a destruir porque en este momento vivimos en una cultura que solo adora el poder, el dinero, la guerra y la violencia. Es una cuestión de lógica, si uno cuida de su propio ser y también cuida del otro, entonces todo el mundo estará en otro estado de conciencia, en otra manera de ser. Ese es mi arte, esa es mi performance.
¿Cómo se llama tu performance?
No tiene un nombre. La obra es un cordón umbilical unido al cosmos para reorientar a la humanidad hacia una cultura de liberación y de belleza, y no hacia una cultura de destrucción. Entonces, por esto es que en mi performance empecé acostando a la gente, como si fueran los heridos, los desamparados.
Ellos están naciendo como dentro de una oruga, hacia una nueva cultura. La mariposa, para convertirse de cuncuna en mariposa, primero tiene que estar dentro de un capullo. Este es un capullo de cuidado, de cariño. Es como un útero. La palabra útero y la palabra evolución aquí son una misma palabra. Entonces, la evolución humana va a provenir de un nuevo concepto del útero, un útero de luz, un útero luminoso.
¿Y cuál es el papel del cuerpo y de la religiosidad?
El cuerpo es nuestra guía. Si tenemos hambre y tenemos frío no podemos funcionar. Tenemos que escuchar a nuestro cuerpo y darle al cuerpo lo que el cuerpo quiere, que es amor y plenitud.
También has cantado muchas canciones, ¿son canciones indígenas?
Son canciones creadas en el momento, son improvisaciones. Y claro, yo soy indígena y por lo mismo canto en la forma en que las culturas indígenas vienen cantando hace miles de años.
¿Cómo ves a la Latinoamérica de hoy?
Veo a Brasil destruyendo el Amazonas, veo a Chile destruyendo el mar y contaminando el agua. Veo en Latinoamérica el culto a la violencia y a la codicia. Y también veo que el pueblo está sufriendo inmensamente. Entonces, quizás sea este el momento de hacer una nueva revolución, pero no una violenta, sino una revolución de amor.
CA/LE (ER)