La fuerte devaluación del peso en diciembre y la caída de la actividad por los recortes del gobierno de Milei están carcomiendo el poder adquisitivo de los argentinos, profundizando la desigualdad y multiplicando las protestas, pese a la ralentización del alza de precios de algunos bienes y la esperanza que aun mantienen muchos votantes que querían un cambio.