Argentina al frente del G-20
12 de septiembre de 2017Argentina no abrió sus cartas en un panel de especialistas que intentó esbozar los objetivos y oportunidades de la nación sudamericana en la presidencia del G-20 en 2018. Uno de los sherpas argentinos (líder negociador) del G-20, Mauricio Alice, llegó a la capital alemana para participar en dicho foro organizado por la fundación Konrad Adenauer, cercana a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel. Alice se rehusó a dar entrevistas y en su participación se limitó a decir que Argentina continuará el "legado" de las presidencias anteriores. El diplomático de carrera anunció que Argentina dará a conocer su agenda cuando concluya la presidencia alemana del G-20 en noviembre próximo.
Será la segunda ocasión que un país latinoamericano preside el G-20, un foro que incluye a naciones industrializadas y emergentes fundado en 1999, que adquirió relevancia para encarar conjuntamente la crisis financiera de 2008. México fue el primer país de la región en presidir el grupo en 2012, una oportunidad que, según los participantes, pasó desapovechada para la región. Argentina, Brasil y México son las economías líderes del subcontinente, y por eso pertenecen al G-20. Tampoco en Hamburgo presentaron una posición articulada.
"La prioridad para la región consiste en lograr un consenso, no sólo entre los tres países sino en el resto de la región. Una agenda compartida que nos permita influír en la agenda general del G-20", afirma el diplomático argentino Jorge Argüello que preside el think tank "Embajada Abierta". Según el diplomático, Argentina propondrá una agenda centrada en el empleo y la educación, pero dará continuidad a la temática que el G-20 viene tratando tanto en Hangzhou, China, en 2016, como en Hamburgo, Alemania, en 2017. Argüello asegura que los sherpas de las tres naciones latinoamericanas ya comenzaron a preparar una postura común que planteará Argentina en nombre de la región en 2018.
América Latina no llegará con una sola voz
El economista mexicano Zirahuen Villamar, que participó en el foro, cree sin embargo que América Latina no llegará con una sola voz a Buenos Aires. "El tipo de estructura que tiene el G-20 no tiene como propósito generar consensos profundos. De lo que se trata es de discutir y acordar posturas ante problemas específicos. Un ejemplo muy claro es lo que sucede con los países de la Unión Europea, que no llegan con una sola voz al G-20. "Cada quien llega con su propia voz para ver como pueden entenderse".
Sin embargo, Villamar reconoce que los tres países latinoamericanos tienen una mayor sintonía en lo que debieran ser las políticas económicas y políticas públicas. "Es muy sintomático el alineamiento argentino y brasileño a las posiciones mexicanas porque ahora Argentina y Brasil están empezando a debatir la conveniencia de hacerse miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) –de la cual México es miembro-, en donde se discuten prácticas de políticas públicas desde una perspectiva muy pro-mercado".
El economista considera que los tres países tienen intereses más afines que hace unos años, cuando Brasil y Argentina tenían gobiernos de izquierda. "Los tres países tienen interés en la generación de oportunidades de negocios, en un sistema internacional abierto a los negocios para evitar la espiral proteccionista en la que está cayendo Estados Unidos", indica.
Además, Villamar recuerda que el G-20 está implementando una agenda, aprobada en Hamburgo, para poner en práctica medidas conjuntas anti-corrupción. "Brasil actúia más fuertemente contra la corrupción que México", dice. Un compromiso de los tres países a favor de una agenda de prácticas de transparencia "les permitiría ser vistos desde afuera como naciones que se comprometen en el combate de la corrupción".
Trump, una oportunidad para la región
"Trump convirtió al G-20 en Hamburgo en un grupo que podríamos definir como 19+1, nos sólo en lo que se refiere a la negociación de cambio climático, sino en su planteamiento de condicionamientos proteccionistas respecto a la apertura de mercados", afirma el diplomático argentino Jorge Argüello. También está cuestionando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, según sus siglas en inglés).
"En términos de especulación regional esto nos devuelve a México, que estaba demasiado atado a la política de Estados Unidos precisamente por el NAFTA", indica Argüello. A su juicio, "la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), podría ser el ámbito propicio para efectuar un debate sobre lo que deberían ser las prioridades de América Latina".
China, que ya aspira al puesto de primera potencia mundial, tiene fuertes intereses en América Latina y es un socio importante para la región, pero hay que ver al país asiático con cautela. "China tiene un doble papel. Por un lado es un gran inversor, un gran comprador, es un actor relevante en términos económicos, pero la demanda china provoca una primarización de la producción latinoamericana".
Argüello sostiene que la región debe dejar de ser proveedora de materias primas para dar prioridad a una creciente industrialización. Otro efecto Trump es la oportunidad que abre su negativa al Tratado Trasatlántico de Comercio en Inversiones (TTIP). "Esto potencia las posibilidades de llegar a un acuerdo entre Unión Europea y Mercosur; de haberse concretado el acuerdo entre Estados Unidos y América del Norte, al Mercosur solo le quedaría África como socio potencial para un tratado trasatlántico de libre comercio".
Autora: Eva Usi (ERC)