Arabia Saudita en el blanco
31 de mayo de 2004La Repubblica, de Roma, comenta: "La historia ha retornado allí donde todo comenzó y donde de algún modo ha de terminar: Arabia Saudita. Con la repudiable masacre de rehenes en la localidad petrolera de Al Jobar, el movimiento de Bin Laden continúa con su propósito imperialista, que por primera vez cobró forma a fines de los años 90, entre los desiertos afganos y la red de mezquitas del islamismo radical: expulsar a los infieles de la tierra de la Meca, destruir a la dinastía saudita y erigir un califato, para luego combatir a Occidente mediante el petróleo."
La clave petrolera
El Corriere della Sera, de Milan, estima igualmente que el foco de interés es el petróleo: "Los autores del atentado apuntaron contra Arabia Saudita. Asestaron su golpe en el punto neurálgico del petróleo, porque allí radica la riqueza que permite a la oligarquía regente en Arabia Saudita mantener su poder. Tomaron de rehenes a técnicos y trabajadores extranjeros, porque la industria petrolera saudita depende de la tecnología occidental, al igual que de las conexiones con las grandes compañías petroleras del mundo. Asesinaron para dificultar a esas empresas la tarea de encontrar personal dispuesto a trabajar en Arabia Saudita, o para inducirlas a retirar a sus empleados del país."
Los planes de Al Qaeda
Le Figaro, de París, apunta: "Una revolución en Riad proporcionaría al jefe de Al Qaeda enormes ventajas geopolíticas en su lucha contra el Satanás estadounidense. Si lograra el control de los lugares sagrados del Islam, ganaría una indiscutible legitimidad religiosa. Con la conquista de las principales reservas petroleras del mundo, Bin Laden se aseguraría inagotables recursos para librar cuantas guerras santas quisiese. Además, podría utilizar este trampolín para llevar a Pakistán, con sus bombas atómicas, al bando del islamismo radical. En los planes de Al Qaeda, la conquista de Arabia Saudita equivale a poner la primera piedra para la reconstrucción del califato."
Raíces internas
The Guardian, de Londres, opina en cambio que el terrorismo que estremece a Arabia Saudita tiene raíces internas y señala: "Si bien Al Qaeda se atribuyó los hechos, sería demasiado simple concebir este atentado o los precedentes como parte de un gran plan ideado en Tora Bora. Es muy probable que existan nexos entre los terroristas sauditas y el más famoso líder del terrorismo, nacido en Arabia Saudita; algunos de ellos combatieron junto a él en Afganistán, -con la venia occidental-, contra los soviéticos. Pero el extremismo es un fenómeno interno y lógico, en un país en que una corrupta elite de privilegiados se ve confrontada con un creciente desempleo, donde no hay cabida para posturas liberales y la única oposición organizada es más conservadora que el propio régimen en asuntos religiosos."