Amalia Valdés utiliza materiales naturales como corcho, cerámica, metales, telas y pigmentos. Su obra está caracterizada por la precisión y la intuición y entrelaza símbolos ancestrales y espirituales de diferentes culturas con imágenes del inconsciente. Se formó en Chile y México, pero en gran parte de su obra se dedica a explorar el mundo imaginario de los pueblos indígenas andinos. En su obra interpreta la "Wiphala", el símbolo de unidad y totalidad en la filosofía de los Primeros Pueblos de América Latina. Son 49 módulos formados por paneles de corcho que imitan la bandera cuadrada que contiene los siete colores del arco iris, divididos en partes iguales, es decir la Wiphala. Amalia Valdés tiene la idea de que con el arte se pueden conectar diferentes culturas de diferentes lugares, algo que puede hacer muy bien en Berlín. "Berlín es eso, mezclar e interconectar. El alemán necesita consumir cultura, entregarse al arte. Uno entra a una galería sin tener que comprar. La cultura es una necesidad básica", dice Amalia en entrevista. Además, los artistas como Amalia pueden vivir haciendo su arte pues el Estado les otorga gran financiamiento para poder tener lugares de creación.