Aparente calma en el Líbano
14 de agosto de 2006
La calma reina en todo el territorio libanés tras más de un mes de enfrentamientos entre la milicia islámica y el ejército israelí. Tanto en la capital libanesa como en las principales ciudades, el país retorna lentamente a su vida normal e incluso algunos desplazados ya inician el viaje hacia sus viviendas en el sur del país. A primera hora de la mañana, por la castigada ruta que comunica Beirut y Tiro ya circulaban muchos más autos que los que se veían la semana pasada.
El alto el fuego llega después de que el Gobierno israelí aceptase este domingo la resolución 1701, aprobada el viernes por el Consejo de Seguridad de la ONU, que pedía un alto el fuego inmediato, y la intervención de una fuerza internacional y el ejército del Líbano para controlar la milicia al sur del país.
El Gobierno libanés y Hezbolá ya habían apoyado antes la resolución de las Naciones Unidas. El líder de la milicia, Hasan Nasralá, se comprometió a cumplir acuerdo "en cuanto se fije una fecha".
Comienza el repliegue
El cese de las hostilidades comenzó a las 5:00 GMT y desde entonces, tan solo se vio interrumpido por un ataque del ejército israelí contra una célula de Hezbolá. Según el ejército, se trataba de militantes armados que se acercaban a una posición militar y se saldó con un muerto. Hasta pocos minutos antes del comienzo del alto el fuego, Israel continuaba con los bombardeos aéreos en el país vecino.
A partir del inicio, el ejército israelí comenzó el repliegue hacia su territorio desplazando un número indefinido de unidades. La resolución aprobada con la ONU contempla una retidada completa del ejercito israelí. Sin embargo, un portavoz señaló que las tropas seguirán en el Líbano en su mayor parte y se decidirá sobre la retirada según se valore la situación.
Fuentes militares declararon que a pesar del alto el fuego continuará el bloqueo del Líbano por mar y aire, hasta que Beirut anuncie un mecanismo efectivo que impida el traslado de armas y municiones al sur del país.
Hezbolá proclama victoria
El movimiento chií por su parte, consideró el alto el fuego como una gran victoria lograda sobre Israel. Sus simpatizantes salieron a las calles de Beirut repartiendo octavillas y portando banderas con el retrato de su líder Hasan Nasralá.
Israel asegura que mató a más de 500 milicianos de la guerrilla durante el mes que duró la "guerra no declarada", mientras Hezbolá tan solo admite haber perdido a medio centenar de sus hombres.
Por ambas partes, el saldo de víctimas de cinco semanas de guerra supera los 1.200 muertos, miles de heridos y más de un millón de desplazados. Sobre todo en el Líbano, donde además es imposible determinar el número de personas desaparecidas. Por parte de Israel, las bajas fueron más escasas con 116 militares y 41 civiles que perdieron la vida, y cerca de un millar de heridos.