Angela Merkel: "la reunificación de Alemania aún no ha concluido"
9 de noviembre de 2009En lo acontecido aquel 9 de noviembre de 1989 tuvieron las iglesias cristianas mucho que ver. Una importante parte de la oposición interior al régimen de la República Democrática Alemana, como tantas veces sucedió en los países sometidos a dictaduras comunistas, estaba estrechamente ligada a los sectores religiosos. La Iglesia de Nuestra Señora de Leipzig fue todo un símbolo de la resistencia contra el sistema en la Alemania del este. En este templo empezaron a gestarse las famosas "manifestaciones de los lunes", en las que se acuñó el mítico eslogan de "nosotros somos el pueblo".
Por lo tanto, no resulta extraño que, 20 años después de que los cimientos del Telón de Acero cedieran a la presión popular, los actos de conmemoración de esta revolución pacífica comiencen con una misa: en la iglesia berlinesa de Gethsemane, cobijo hace dos décadas de los críticos con el Partido, católicos y protestantes han celebrado una ceremonia ecuménica en la que se recordó el principio de la reunificación de un país dividido por la fuerza del hormigón.
La "Fiesta de la Libertad" seguirá a lo largo de todo el día de hoy, con presencia de altos mandatarios internacionales y con la Puerta de Brandeburgo y el antiguo recorrido del Muro de Berlín como centro de los festejos.
"Los muros no son la solución"
"Vela y reza: vigilancia de advertencia por los injustamente detenidos", podía leerse el 2 de octubre de 1989 sobre la fachada de la Gethsemanekirche. En el interior de la iglesia se atrincheraba un grupo de activistas en señal de protesta por el encarcelamiento de jóvenes pacifistas en Leipzig. Delante del mismo edificio, la policía de la RDA apelaba el 7 de octubre a los manifestantes que no lograron ponerse a salvo a tiempo. Un día después, 100 de las 3.000 personas a sus puertas congregadas eran detenidas.
Hoy, Prenzlauer Berg ya no es lo que era en los ochenta. Este barrio berlinés, en el que se encuentra la Gethsemanekirche, se ha convertido en uno de los lugares de residencia más preciados de la capital alemana. Los bares y las tiendas se han reproducido cual parientes de hongos. Estudiantes, familias jóvenes y artistas varios han borrado el gris comunista y llenado de colorida vida sus calles que, al igual que el resto de la Alemania oriental, empezaron a cambiar un 9 de noviembre de hace ahora 20 años.
"Las imágenes de ese día han quedado grabadas en lo más profundo de nuestra memoria", dijo el arzobispo católico Robert Zollitsch en su conmemorativo sermón matutino. "Recordamos las lágrimas de alegría, las caras de júbilo, la liberación", oró, llegado su turno de palabra, el ex director de la Iglesia Evangélica de Alemania, Wolfgang Huber. Y otro 9 de noviembre fue recordado también en esta misa: el de 1938, cuando los nazis protagonizaron la llamada Noche de los Cristales Rotos. Las dos fechas nos enseñan, aseguró Zollitsch, que "los muros, ya existan en la realidad o en las mentes y los corazones de las gentes, los muros no solucionan problemas".
Esperando a las margaritas
La pompa lucirá este 9 de noviembre en la capital alemana. Sobre suelo germano ha aterrizado ya la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, feliz de "encontrarme en Berlín durante este histórico acontecimiento". También participarán en las celebraciones el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el que fuera secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, Michail Gorbachov, a quien el ex ministro de Exteriores de la Alemania occidental, Hans-Dietrich Genscher, le ha dado las gracias por ser "un hombre que en aquellos años cambió el mundo".
Pero, sobre todo, hoy nadie olvidará que "los verdaderos héroes fueron las 70.000 personas que salieron a manifestarse por las calles de Leipzig", como dijo Günter Nooke, político democratacristiano y activista pro derechos humanos en la RDA, a la emisora de radio WDR. A ellos se les prometieron "paisajes floridos" y muchos siguen esperando a que lleguen las margaritas, resignados e indignados de que otros se hayan apropiado de su revolución.
Y es que, "la reunificación de Alemania no ha concluido aún", recordó la canciller alemana Angela Merkel- la hija de un pastor evangélico criada en la Alemania del este. "Por supuesto que hay muchos paisajes florecidos; en este tiempo han sucedido cosas que nunca hubiéramos creído posibles", declaró la jefa de Gobierno en la cadena de televisión pública germana ARD, "sin embargo, las diferencias estructurales entre el este y el oeste todavía persisten". Por ejemplo, añadió Merkel, el desempleo, cuyas cifras en la zona oriental del país siguen duplicando a las de la occidental.
LB/ ap/ afpd/ rtrd/ epd/ dpa
Editor: Enrique López Magallón