América Latina, esperando recobrar protagonismo con Biden
9 de noviembre de 2020A pesar de estar tan cerca geográficamente, y tener vínculos económicos, culturales y sociales a través de la fuerte inmigración latina en Estados Unidos, la potencia norteamericana y los países que están al sur de su frontera han vivido un fuerte distanciamiento en los últimos años, marcado por un patente desinterés de las autoridades de Washington por los destinos del que alguna vez fuera calificado, con ánimo desdeñoso, como su "patio trasero”.
Allí donde antes la influencia estadounidense era absoluta, hoy se pasean también rusos, chinos e incluso iraníes. Parte de ese olvido debería ser remediado con la llegada de Joe Biden al poder en Estados Unidos. Al menos así lo estima Patricio Zamorano, analista político y codirector del centro de pensamiento Council on Hemispheric Affairs, quien dice a DW que, efectivamente, durante el gobierno de Donald Trump América Latina "ha sido prioridad solo con fines ideológicos”.
El experto asegura que el gobierno del magnate "se ha centrado en los temas simbólicos de la agenda del Partido Republicano y no se ha preocupado de cultivar relaciones constructivas, profundas y útiles con la región, y más bien se ha dedicado a desarrollar una campaña contra el gobierno de Venezuela, incrementando sanciones que han sido declaradas ilegales por Naciones Unidas”. A juicio de Zamorano, esto solo afecta a los venezolanos de a pie, que se ven enfrentados a escasez de medicinas y comidas justo en un contexto de pandemia.
Falta una política regional
De los gobiernos de la región, solo Jair Bolsonaro y Andrés López Obrador no han reconocido aún el triunfo de Biden. ¿Echa eso luz sobre cómo serán las futuras relaciones de esos países con Estados Unidos? No, dice Zamorano. Para él, Biden y AMLO hablan el lenguaje de la socialdemocracia y se van a entender, más allá del actual escenario. "López Obrador eligió una política pragmática con Trump, ha cedido lo que tenía que ceder y ha realizado exigencias parciales a cambio”, explica. Joaquín Pérez-Rodríguez, analista y director de The Campol Group, tiene una visión similar sobre la relación con Brasil. "Brasil tiene una institución muy importante: Itamaraty, el ministerio de Exteriores, que camina por un lado, y el país por otro. Ellos tienen una visión clara de la política externa, y aunque Bolsonaro quiera hacer una locura, esa institución la va a impedir”.
Zamorano no está tan seguro. "Brasil es una incógnita hasta ahora, porque Bolsonaro es el Trump de América Latina. Sus tendencias autoritarias, la forma en que se expresa de los grupos minoritarios, la represión a la comunidad LGTBI, los ataques al mundo indígena y su misoginia son antivalores para Biden. Hay que ver si el líder demócrata será pragmático para iniciar una relación con un personaje como Bolsonaro”. De cualquier modo, dice el experto, "no me cabe duda de que Biden va a restaurar la relación con América Latina, aunque creo que primero va a enfocarse en Europa”.
Salvo una brevísima visita a México cuando era candidato y un viaje fugaz al G20 en Argentina, Trump no prestó atención a la región si no era para hablar de Venezuela o Cuba. Chile, por ejemplo, lleva más de un año sin embajador estadounidense. La crisis migratoria tampoco lo ocupó mayormente. "Hasta ahora no ha habido política regional, esa es la verdad. No ha habido planes que impliquen estabilidad política y económica, seguramente va a haber un cambio importante ahora”, estima Pérez-Rodríguez. Y esto se debería reflejar "a través de programas de desarrollo para Centroamérica y México. Nosotros hemos hecho estudios y sabemos que, si en los países de donde salen los inmigrantes, estos ganaran el 30 por ciento de lo que consiguen en Estados Unidos, no migrarían”. Por ello, es vital reforzar las economías regionales.
Latinoamérica, de vuelta a la agenda de EE. UU.
Otros aspectos ineludibles serán la relación con Cuba y Venezuela. "Trump lo que hizo fue seguir la política de Barack Obama en Venezuela, que fue el primero en sancionar a funcionarios corruptos. La oposición venezolana se durmió pensando que habría una solución militar cuando se dijo que todas las opciones estaban sobre la mesa. La presión en la calle se minimizó por esa promesa falsa”, estima Pérez-Rodríguez. Zamorano, en tanto, sospecha que Biden actuará con más sensibilidad de cara a la gente. "Algo similar a lo que se hizo con Cuba durante el gobierno de Obama”, estima.
A juicio del experto, Obama y Biden determinaron que el bloqueo y embargo contra Cuba no había tenido efectos más allá de perjudicar al pueblo. "Creo que se van a neutralizar las sanciones contra los venezolanos y se mantendrá la presión sobre los funcionarios”, dice. Y sobre Cuba, cree que se retomará el camino ya iniciado por Obama e interrumpido por Trump. Pérez -Rodríguez, sin embargo, no culpa de todo al republicano. "Obama inició el contacto con el gobierno cubano y no pidió nada a cambio”, critica. Y piensa que hay otro punto donde Trump se limitó solo a profundizar lo que había empezado su antecesor: la expulsión de inmigrantes.
"Obama es el segundo, después de Trump, que expulsó a más inmigrantes. Esta gente no ha entendido que el desarrollo de Estados Unidos, así como el de Europa, requiere de inmigrantes, porque la tasa de natalidad es muy baja. Yo creo que Biden sí comprende que ese es el problema”, dice Pérez-Rodríguez. Zamorano está seguro: Biden prometió en el debate que enviará un proyecto para legalizar a los 11 millones de indocumentados y eso, en su opinión, es una señal potente de cara a América Latina. Una primera muestra de que la región volverá a estar en la agenda de las autoridades de Washington. (cp).