"Amenazas de Latinoamérica son la pobreza y la marginalidad"
15 de mayo de 2006¿Qué importancia le concede usted a las relaciones de su país con Europa?
Compartimos valores que son muy importantes para nosotros, como la democracia, los derechos humanos, una economía abierta al mundo, el derecho internacional, el fortalecimiento de las relaciones multilaterales como forma de resolver los conflictos y las dificultades del mundo. Pero, además, en el terreno comercial, (…) Europa es el segundo socio comercial de Chile y, por lo tanto, ahora tenemos la oportunidad de decir que estamos muy satisfechos de seguir adelante con nuestra asociación con la Unión Europea.
Latinoamérica muestra hoy un giro hacia la izquierda, según unos, mientras que otros afirman que ha caído en el populismo puro. ¿Cuál es su visión de América Latina?
Es bueno conocer qué es lo que está pasando en América Latina, donde (…) hay, según algunos, cuarenta millones -y otros dicen cien millones- de personas que viven con uno o dos dólares al día. La verdad es que las democracias no han logrado brindarle mejores condiciones de vida a la gran mayoría de la gente y persiste la pobreza, la marginalidad, la falta de integración (…). Las verdaderas amenazas de América Latina son más bien este tipo de problemas. ¿Qué sucede entonces? La gente busca respuestas distintas y surgen liderazgos que podrán tener matices distintos, porque los países son diversos, pero todos son liderazgos legítimos (…) y están buscando respuestas para su gente, para poder sacarlos de la miseria (…).
Los europeos desean una íntima colaboración con América Latina,, pero verían con buenos ojos que sea una cooperación con una organización regional. ¿Conseguirán los latinoamericanos unirse realmente?
Siento que ha habido pasos trascendentales. (…) En Centroamérica, por ejemplo, hay un grado de unidad de las naciones que jamás hubiera sido imaginado años atrás. En el caso del CARICOM, todos los países del Caribe están extraordinariamente activos. Y en América del Sur están coexistiendo instancias como el MERCOSUR, la Comunidad Andina de Naciones y una nueva forma, que comienza a crecer, conocida como la Comunidad Sudamericana de Naciones. Yo soy optimista (…).
Como en todo el mundo, también en América Latina se ha desatado una lucha por los recursos energéticos. ¿Qué importancia tiene este tema para Chile?
Si usted mira hacia América Latina, verá que tenemos suficiente energía, tanto desde el punto de vista del petróleo, del gas, del agua, en fin, de distintas fuentes. Sin embargo, están mal distribuidas (…) y no garantizan a todos los países sudamericanos poder tener y cumplir con sus requerimientos energéticos. De ahí que se ha discutido muy fuertemente la posibilidad de concretar un anillo energético, que permita garantizarle a todos los países su crecimiento económico (…) Ésta ha sido también una parte importante de la discusión con la Unión Europea (…). Y otra cosa fundamental, tener programas de eficiencia energética. (…) Tenemos que trabajar el tema de la eficiencia energética porque de lo contrario se nos pueden agotar en algún momento las fuentes.
Usted ha sido una gran luchadora a favor de los derechos humanos y evidentemente las huellas dejadas por la dictadura chilena son enormes y todavía permanecen. Pero, ¿qué siente usted cuando hoy se producen casos de amnistía a personas que participaron en crímenes contra los derechos humanos?
En Chile respetamos la justicia. Peleamos muchos años para que existiera justicia y para que los jueces fueran independientes y, por lo tanto, nos guste o no nos guste, lo que la justicia determina nosotros lo aceptamos. Ahora bien, nosotros creemos que Chile tiene que continuar por la vía de garantizar más verdad, más justicia y reparación a las víctimas de la violencia política y, por otro lado, Chile tiene que ratificar todos los convenios internacionales que hagan imprescriptibles delitos de lesa humanidad.
Usted misma ha sido víctima de graves atropellos a los derechos humanos. ¿Es ésa una herida que se cierra con el tiempo?
No estoy segura. Tengo la sensación de que, cuando uno mira los hechos históricos de otras partes del mundo, puede que queden heridas cicatrizadas, pero que de repente se reabren procesos históricos nacionales o internacionales que lo facilitan. Yo siempre he dicho que tenemos que aprender a vivir con nuestra historia, buscar la mejor cicatrización de las heridas. También creo que es una gran obligación garantizar todas las condiciones en Chile para que la democracia nunca más sea vulnerada y los derechos de las personas siempre tienen que estar en el centro de la política. Nada justifica que se pase por encima de esos derechos.
Europa superó su división y conflictos con un profundo debate sobre el pasado y mediante la cooperación. ¿Es éste un camino posible para América Latina? ¿Se podrá por esa vía superar problemas como los que afectan a las relaciones de Chile con sus vecinos?
Más que ser optimista, ya que yo históricamente soy optimista, creo que es una obligación, que es una necesidad. Si los países de América Latina no somos capaces de unirnos en torno a nuestros desafíos comunes no vamos a poder resolver nuestros problemas ni tampoco lograremos gobernar la globalización. Hay gente a la cual le gusta y otra a la que no le gusta la globalización, pero de hecho está ahí.