Amazonía en peligro: la Unión Europea puede traer soluciones
15 de octubre de 2020Desde el río Xingú en el Mato Grasso brasileño, líderes kayapó dirigieron esta semana un pedido de auxilio a las instituciones europeas. Los incendios, el acaparamiento de tierras, los pesticidas, la fiebre del oro y los monocultivos están acabando con ellos y sus territorios. Los líderes kayapó pidieron, expresamente, que los europeos planten su propio maíz y su propia soya. ¿Ayudaría eso?
En una carta dirigida a la delegación de la Unión Europea, los kayapó, junto con más de setenta organizaciones brasileñas, piden ayuda para, entre otras cosas, lograr una moratoria de cinco años para la desforestación de la Amazonía y un avance en la trazabilidad de los productos en la cadena de suministros, asegurando que en su producción no se haya afectado ni a los pueblos ni a la selva amazónica. Los puntos de la carta fueron examinados en un seminario organizado por el grupo Green/EFA en el Parlamento Europeo, que reunió a varios líderes amazónicos con especialistas europeos.
Por otro lado, en el estudio Amazonia today. A region between development, destruction and climate protection -presentado esta semana en Bruselas por la Fundación Heinrich Böll-, Thomas Fatheur expone la compleja imbricación de los factores que destruyen el pulmón del planeta.
Aumento récord de producción de soja
“En las zonas del mundo donde se producen soya, ganado, madera y aceite de palma, las zonas boscosas han mermado en un 10% en los últimos diez años. Eso equivale a 360.000 kilómetros cuadrados, la superficie de Alemania”, explicó Fatheur.
La soya, en especial, “ha registrado un aumento récord entre 2017 y 2018. Matto Grosso es el Estado número uno, produciendo el 25% del volumen nacional. La imagen de inmensas haciendas de monocultivo de soya se ha vuelto familiar, pero el crecimiento de la soya no está confinado a los campos. Su cultivo no está dirigido a la población local, sino a la exportación. Para ello hay una gran expansión de inversión en infraestructura”, dice el especialista alemán, con dos decenios de experiencia en la Amazonía.
La sed de tierras es inmensa en una región que tiene un 22,7% de áreas protegidas, un 21,7% territorios indígenas y un 43,9% cuya propiedad no está acabada de definir. Parte de ella son territorios ancestrales no demarcados, se afirma en el informe.
¿De Bruselas podría venir la solución para los indígenas brasileños?
Teniendo en cuenta que a la UE se destina un 15% de la producción del Brasil, ¿es realista pensar que no va a hacer oídos sordos al pedido de los kayapó? ¿Si la soya plantada en el Brasil es parte del problema, que la UE cultive su propia soya sería parte de la solución? Algo así plantea Michèle Rivasi, eurodiputada francesa, encargada de Asuntos Indígenas en la Comisión de Desarrollo de la Eurocámara.
Pero eso no es tan fácil. “Por el momento no hay ningún instrumento legislativo que permita parar las importaciones de América Latina, causantes de deforestación y afectaciones a pueblos originarios”, explica Rivasi a DW. Es más, la propia Política Agrícola Común (PAC) de la UE promueve esta importación masiva: en el marco de un acuerdo con Estados Unidos y Canadá del año 1992, se anclaron en la PAC límites para la producción de oleaginosas en territorio comunitario, favoreciendo la importación.
“Eliminar ese artículo de la PAC -que se vota próximamente- sería un paso adelante, tanto para la Amazonía como para la soberanía alimentaria europea”, puntualiza Rivasi refiriéndose a la nueva iniciativa europea “De la granja a la mesa”. Enmarcada en la búsqueda de la protección medioambiental europea y global, esta iniciativa prevé favorecer ciclos cortos de producción y transporte.
“La nueva iniciativa de la Comisión Europea avizora también una reducción en un 50% de los pesticidas”, subraya Rivasi . La reconocida ecologista va un paso más allá: “Si lográsemos que esos pesticidas prohibidos en la UE no se vendiesen en otros países -como ahora lo hacen varias empresas europeas-, en este caso, en Brasil, aportaríamos a que los kayapó y los otros pueblos autóctonos no mueran a consecuencias de los monocultivos”.
(cp)