Alemania: “Un ataque al corazón de nuestra democracia”
31 de agosto de 2020En comparación con otros países occidentales, como Gran Bretaña o Estados Unidos, Alemania es una democracia joven. El edificio del Reichstag de Berlín, desde 1999 sede del Parlamento alemán, es un símbolo de esa historia reciente y cambiante. Con excepción, tal vez, de la Puerta de Brandeburgo, en la capital alemana no hay ningún otro edificio que tenga tanta carga simbólica como este.
Fue construido a finales del siglo XIX, en tiempos de la monarquía. Está aproximadamente a un kilómetro de lo que entonces era el Palacio Real de Berlín. Se dice que al emperador Guillermo I le molestaba que la cúpula del Reichstag fuera más alta que la de su palacio. Ya entonces, la disputa era simbólica: el rey no sentía mayor simpatía por el Parlamento. No fue sino hasta 1916, en medio de la Primera Guerra Mundial, que Guillermo I aprobó que se esculpiera la inscripción “Dem deutschen Volke” (Al pueblo alemán) en el frontispicio occidental.
Escenario histórico sin igual
El final de la monarquía siempre estuvo vinculado con el edificio del Reichstag. El 9 de noviembre de 1918, el político socialdemócrata Philipp Scheidemann proclamó desde su balcón la “República Alemana”, que se llamaría República de Weimar.
Los nazis de Adolf Hitler despreciaban el Parlamento y la democracia. A principios de 1933 llegaron al poder. En febrero de ese mismo año, el Reichstag ardió debido a un incendio intencional. Las circunstancias de este no se han podido esclarecer hasta ahora. Sea como fuere, los nazis usaron ese incendio para suspender los derechos fundamentales. El camino hacia el régimen del horror de Hitler, la guerra y el Holocausto ya había comenzado.
Una imagen recorre el mundo
En 1945, luego de la entrada del Ejército Rojo a Berlín, fue izada una bandera soviética en el Reichstag como símbolo de la victoria. Esa foto recorrió el mundo y se puede ver hasta hoy en los libros de historia.
Más tarde, el Reichstag, que había sido gravemente dañado durante la guerra, fue reconstruido, pero debido a la división de Alemania cayó en una parálisis de décadas, ya que el Parlamento alemán unificado había dejado de existir. El Muro de Berlín, que separó a Alemania y a la ciudad de Berlín a partir de 1961, pasaba por el lado oriental del edificio, en el sector británico. El Parlamento de la República Federal de Alemania, fundada en 1949, estaba en la ciudad de Bonn.
Con la unificación alemana, en 1990, Berlín no solo se convirtió en la capital de la Alemania reunificada, sino también, una vez más, en la sede del Bundestag, en el antiguo edificio del Reichtstag. La señal de salida para el nuevo comienzo fue dada en 1995 por el artista Christo y su esposa, Jeanne-Claude Guillebon, que cubrieron el Reichstag por completo. Se lo pudo ver oculto durante todo un verano luego de una performance en la que se lo “empaquetó” con miles de metros cuadrados de tela plateada, antes de que asumiera su nueva (y antigua) función de sede del Parlamento.
La reforma del interior del edificio refleja la nueva concepción de un Alemania abierta al mundo, democrática y reunificada. Otro símbolo de ello es la cúpula del Reichstag, totalmente transparente y accesible al público.
Arremetida de la extrema derecha
Justamente por ser el Reichstag el protagonista de fases significativas de la historia alemana, la clase política alemana se mostró conmocionada al ver que miembros de la extrema derecha intentaron ingresar al edificio durante la manifestación contra las restricciones por el coronavirus, este fin de semana. El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, habló de “un intolerable ataque al corazón de nuestra democracia”. El portavoz de la canciller alemana, Steffen Seibert, ser refirió a “imágenes vergonzosas de actos inaceptables”.
El presidente del Bundestag, Wolfgang Schäuble, piensa que se transgredieron “los límites de la decencia”. El hecho debe ser investigado y esclarecido exhaustivamente, dijo, refiriéndose al incidente en que, si bien se pudo evitar que el ingreso de manifestantes al Parlamento, estos rompieron las vallas de contención y ocuparon la escalera que lleva al edificio. Algunos llevaban banderas de color negro, blanco y rojo, los colores del Imperio Alemán, y esas imágenes ocuparon los titulares internacionales. Entre ellos había miembros de agrupaciones neonazis, de extrema derecha, del movimiento identitario y del de los “Ciudadanos del Reich”.
Entretanto, en el Parlamento comenzó una discusión sobre cómo se puede proteger mejor el edificio del Reichstag. Todos los partidos allí representados juzgaron duramente los sucesos del fin de semana. También el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), al que algunos critican por ser cercano a las protestas, se distanció de los intentos de ataque al edificio del Parlamento.
(cp/ers)