"América Latina es la región que más criminaliza el aborto"
19 de agosto de 2020El domingo pasado (16.08.2020), una niña de 10 años, embarazada y víctima de reiteradas violaciones desde los seis años, finalmente pudo someterse a un procedimiento de aborto respaldado por una decisión judicial y garantizado por la ley de Brasil en casos excepcionales como el suyo.
Pero antes se enfrentó a un calvario extrajudicial: fanáticos religiosos y antiaborto se reunieron frente al hospital para tratar de evitar el procedimiento, y los médicos de la localidad se negaron a realizarlo. Esto obligó a la niña a viajar a otro estado, donde finalmente le fue practicado el aborto legal.
Para la antropóloga y profesora de la facultad de Derecho de la Universidad de Brasilia, Debora Diniz, una de las referencias en el tema en Brasil, el ascenso del extremismo de derecha, impulsado por la elección del presidente Jair Bolsonaro, contribuyó a la reacción violenta contra la interrupción legal del embarazo de la niña de 10 años.
Ella misma tuvo que salir de Brasil hace algunos años, entre amenazas, luego de defender la despenalización del aborto en una audiencia pública en el Tribunal Supremo Federal (STF).
DW: ¿Por qué, incluso con una legislación que permite el aborto en casos como el de esta niña de 10 años, es tan difícil hacer cumplir la ley?
Debora Diniz: El caso de esta niña cabe en las dos excepciones contempladas en un Código Penal que data de hace casi un siglo. En todo embarazo resultante de la relación sexual con menores de 14 años se presume violación, y por ello no necesita investigación penal. Además, la vida de la niña estaba en peligro porque tiene 10 años. Entonces, ¿por qué es tan difícil?
No se trata de defender el aborto, sino de proteger a esta niña necesitada de garantías a su salud. Pero hay un fanatismo moral en la sociedad brasileña en torno al tema del aborto. Y ese fanatismo fue una de las banderas del bolsonarismo.
¿Hubo una acción concertada contra la realización de este aborto?
No me queda duda. La oposición al aborto, que es una cuestión de fanatismo moral, fue uno de los temas centrales en la elección del bolsonarismo, y este huracán de odio lo movieron las fuerzas bolsonaristas para dicha elección. Hubo silencio al respecto en los primeros 18 meses del gobierno de Bolsonaro, porque había una serie de temas políticos distintos; desde la economía, la seguridad social, hasta la pandemia en sí, en los que no entraba la bandera del fanatismo moral. Intentaron usarlo, pero hubo un punto de inflexión.
Grupos de personas salieron de sus casas, en medio de la pandemia, para acosar a la víctima y a los médicos que harían el aborto. ¿Cómo se explica eso?
Ésta es una forma de ver la historia. Estas personas están impulsadas por el fanatismo, por el efecto contagioso del odio. Pero también está la historia de las decenas de mujeres que salieron a la calle para intentar explicar el caso: "¿Qué esa pasando aquí, quién es esta chica, por qué estamos aquí ?". Esta es la historia que tenemos que contar: las mujeres que salieron para ocupar el espacio público y oponerse a lo que allí pasaba, diciendo: aquí hay una niña que fue víctima de violación.
La agitación parece estar dirigida más contra el aborto que contra el violador, y no solo en este, sino en otros casos. ¿Por qué?
No creo que la dualidad sea aborto-violador. Esa dualidad es una disyuntiva equivocada. Me parece mucho más que esas protestas yerran al ignorar a la víctima y anteponer el fanatismo moral contra el aborto. Proponer ese dualismo es volver a poner banderas morales. Lo que a nosotros nos importa es pensar en esta víctima, que es una niña.
¿Cuál es la relevancia de los movimientos feministas en episodios como este?
La lucha feminista es una lucha por la protección, por la garantía de los derechos de las niñas y mujeres más vulnerables. Hemos visto un avance del movimiento feminista en los últimos años en Brasil, en términos de debatir más los derechos de las mujeres.
¿Cree que también ha habido un cambio en la actitud de la sociedad hacia el aborto?
Sin duda alguna. Vivimos un momento de inflexión en el que una multitud de personas anónimas y famosas que nunca quisieron comentar sobre el tema del aborto, ya hablan del tema: esta es la penetración de causas feministas, una voz feminista y una solidaridad feminista que antes no existía.
¿Cómo se compara la legislación sobre el aborto en Brasil hoy en día con la de otros países, especialmente en América Latina?
América Latina y el Caribe es la región del mundo que más criminaliza y tiene las tasas de aborto más altas del mundo. Al mismo tiempo, tenemos cambios en países como Uruguay, Chile, Bolivia, México, entonces hay cambios progresivos, aunque todavía vivimos en la región que más criminaliza en el mundo.
¿Qué importancia tiene la despenalización y cómo afectaría la vida de las mujeres?
Despenalizar es proteger a las mujeres. Es una necesidad sanitaria proteger a las niñas en una situación tan dramática. Hay una causa pendiente de la decisión del Supremo de Brasil. Si esta causa ya se hubiera ejercitado y se hubiera despenalizado el aborto en general, esta niña no habría sufrido esa secuencia de malos tratos por parte del Estado brasileño, y podría haber sido atendida. Despenalizar el aborto es dejar perseguir a las mujeres, porque el aborto en Brasil es aún un delito que conlleva sentencia de cárcel.
(cp)
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