Alemania: sucesos de Amberg y Bottrop politizan la violencia
2 de enero de 2019El 29 de diciembre de 2018, cuatro jóvenes de entre 17 y 19 años golpearon a varios transeúntes en una calle de Amberg, Baviera, sin mediar palabra. Doce personas resultaron heridas; algunas de ellas, de gravedad. Dos días más tarde, cuando el festejo de la Nochevieja se convertía en la celebración de Año Nuevo, un hombre de 50 años lanzó su auto contra varias personas en cuatro puntos distintos de Bottrop y Essen, en el Land de Renania del Norte-Westfalia, dejando ocho lesionados. Este miércoles (2.1.2019), cuando Alemania retornó a su cotidianidad, ambos sucesos acapararon la atención de la opinión pública, poniendo en guardia a radicales y moderados de la derecha, del centro y de la izquierda. Los blancos de sus críticas: los políticos y los medios.
Amberg: agresores de piel oscura
Cuando se supo que los agresores de Amberg eran jóvenes de Afganistán, Irán y Siria, la canciller alemana, la democristiana Angela Merkel, volvió a ser objeto de reproches en ciertos sectores de las redes sociales por "abrirles las puertas a los refugiados en 2015”, a pesar de que lo que Berlín hizo hace tres años y medio fue no cerrárselas. El ministro del Interior, el socialcristiano Horst Seehofer, describió lo sucedido en Amberg como un "exceso de violencia” y recalcó su propuesta de endurecer las leyes para acelerar la repatriación de los solicitantes o receptores de asilo que cometan delitos, por un lado, y encarcelar sin contemplaciones a aquellos que hayan recibido condenas condicionales en otros países de la Unión Europea, por otra parte.
Bernd Riexinger, presidente del partido La Izquierda, rebatió ese planteamiento alegando que a Seehofer nunca le faltan pretextos para exigir la restricción de los derechos fundamentales. "El hecho de que jóvenes ebrios se caigan a golpes en Nochevieja es un asunto para la Policía, no para los legisladores”, dijo Riexinger, agregando que en Alemania había una ley para todo. "No necesitamos leyes especiales para grupos de personas determinados”, acotó. En cambio, Rainer Wendt, jefe del Sindicato Alemán de la Policía, apoyó la moción de Seehofer, arguyendo que el motivo de los agresores de Amberg era "su profundo desprecio por nuestro Estado y por la gente que aquí vive”. Lo acontecido en Bottrop y Essen atizó una controversia similar.
Bottrop y Essen: atacante blanco
Cuando trascendió que el victimario de Renania del Norte-Westfalia era un alemán blanco, que éste había atropellado exclusivamente a personas de piel oscura y que había articulado expresiones racistas al ser detenido por agentes policiales, diferentes medios fueron criticados por catalogar el incidente como un mero "ataque de ira ciega (Amoklauf)” y por enfatizar que ese acto de violencia, aparentemente premeditado –entre Bottrop y Essen hay catorce kilómetros de asfalto–, era atribuible a "problemas de salud mentales” del piloto. El ministro del Interior de Renania del Norte-Westfalia, Herbert Reul, esgrimió que el atacante había tenido "una clara intención de matar a extranjeros”. Pero, ¿cómo sabía éste si sus víctimas eran alemanas o no?
El color de la piel de las personas no determina su nacionalidad. De ahí que, en Twitter y Facebook, muchos alemanes instaran a llamar el problema por su nombre: racismo. Igualmente polémica fue la declaración de Sören Schmidt, portavoz del Ministerio Federal del Interior, durante la Rueda de Prensa Federal de este 2 de enero: Schmidt clasificó los atropellamientos de Bottrop y Essen como un "delito común”, decepcionando a quienes esperaban que el Ejecutivo los describiera como un atentado terrorista. Martina Fietz, vocera interina del Gobierno de Merkel, optó por medir sus palabras y asegurar que toda forma de violencia debía ser condenada. El agresor de Bottrop y Essen está detenido bajo cargos de intento de homicidio múltiple.
(erc/jov)
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