El ogro alemán
7 de julio de 2014El entrenador Joachim Löw no ha desaprovechado ninguna oportunidad a su alcance para intentar despojar a la selección alemana de la ventaja que todos le otorgan antes del partido de la semifinal del Mundial contra Brasil. Sus esfuerzos, sin embargo, han resultado inútiles, ya que el resultado de todos los análisis es que su equipo es el favorito.
Neymar es más excusa que motivo
Una alevosa falta en contra de Neymar dejó a Brasil sin su máxima estrella, que ahora se está recuperando en el hospital de una fractura en una vértebra lumbar. Para los sudamericanos, la baja de su mejor jugador es casi sinónimo de la inminente eliminación del Mundial que hospedan en su patria. La ausencia de Neymar otorga gran ventaja al rival.
Los brasileños tienen razón para lamentar la ausencia de Neymar en el partido que debería suponer el paso a la final del Mundial, pero, por otro lado, su equipo no ha convencido a lo largo del torneo, ni siquiera con su superestrella en el campo de juego. “A Brasil, con excepción de la euforia y el entusiasmo de su afición, no le he visto gran cosa. A esa selección no hay por qué tenerle miedo”, dijo la legendaria figura del fútbol alemán Lothar Matthäus en declaraciones a la cadena de televisión Sky.
Bastian Schweinsteiger, uno de los líderes de la selección alemana en el Mundial 2014, sostuvo en conferencia de prensa que el enemigo a temer en el partido contra Brasil es “el cuerpo técnico”, que, en su opinión, está conformado por gente con mucha experiencia. “Felipe Scolari y Carlos Alberto Parreira son dos entrenadores que ya ganaron el Mundial”, dijo el jugador del Bayern, quien también cree que los brasileños trataran de compensar la baja de Neymar “fortaleciendo el espíritu de equipo”.
Los problemas son otros
Los anfitriones del Mundial, sin embargo, han demostrado a lo largo del torneo poseer ese sentimiento colectivo que hace de ellos una unidad, aunque con frecuencia demasiado en torno a su líder Neymar, el hombre que les ayudó a resolver un par de problemas: en el debut contra Croacia (dos goles), y en el tercer partido de la fase de grupos contra Camerún (dos goles).
Pero Neymar, así se pretenda excusar con su ausencia una probable debilidad ante Alemania, no fue determinante en los momentos claves. El futbolista del Barcelona pesó más a la hora de intimidar al rival, con su nombre y su explosividad, que en el momento de resolver los partidos. Cuándo él “desapareció”, fueron otros los encargados de ayudar a Brasil. Contra Chile, en octavos de final, el azar; contra Colombia, en cuartos, los defensores centrales Thiago Silva y David Luiz, autores de los goles y brillantes rechazando.
Más que buscar cómo suplir a Neymar, Brasil debe procurar encontrar por fin valores de los que ha carecido a lo largo del Mundial: orden, disciplina y paciencia. “Es un pecado la forma en que Brasil desaprovecha todo el talento que tiene”, escribió Johan Cruyff en su columna para el diario The Telegraph.
El “ogro” alemán
De seguir en esa tónica, el “ogro” alemán va a arrollar a Brasil. “En materia futbolística, Alemania supera a todos los demás equipos en el Mundial. Los pases, el manejo de los espacios y el juego posicional, la forma en la que se utiliza al arquero son excepcionales”, elogia Cruyff al equipo de Joachim Löw, que en su concepto es el único que ha mostrado buen fútbol de la mano de Toni Kroos, de quien la leyenda holandesa asegura: “Su manejo del balón es casi perfecto, y la velocidad a la que lo entrega a los compañeros es siempre la apropiada”.
Con este comentario, el subcampeón del mundo de 1974 se refiere a una virtud alemana que puede causarle a Brasil muchos problemas: el manejo del ritmo de los partidos. La selección de Alemania quizás no exhiba el fútbol brillante y agresivo que la caracterizó en el Mundial del 2010, pero sus apariciones en el Mundial del 2014, con excepción del partido ante Ghana, han tenido como constantes la paciencia y el talento para administrar su potencial.
Los cruces de cuartos de final de Brasil y Alemania ilustran a la perfección las actitudes opuestas de los dos equipos que se medirán en la semifinal. Contra Colombia, los anfitriones del Mundial se dejaron marcar los tiempos por las emociones y permitieron un partido loco de “toma y dame”. Agotador y peligroso. Contra Francia, los alemanes, gracias al temprano gol de la ventaja, sacaron a relucir su madurez y experiencia, y como si fueran burócratas cercanos a la jubilación , hicieron apenas lo necesario y dilataron el trámite del compromiso, dejándole al rival toda la carga, mientras le hacían creer que tenían en sus manos la posibilidad de influenciar una decisión ya tomada. Al final, los europeos se llevaron la victoria que masticaron durante 90 minutos, y en la semifinal, si Brasil no se espabila, se lo van a engullir igual.