Alemania merece ganar el Mundial
13 de julio de 2014En 1986 Olaf Thon abandonó el Estadio Azteca de México derrotado por Argentina en la final del Mundial. Cuatro años más tarde, en el Estadio Olímpico de Roma, el jugador por fin alzaría la Copa del Mundo tras vencer a Argentina. En el 2014 el destino le ha deparado a su país, Alemania, un rival que marcó su carrera deportiva: Argentina. Thon está seguro que en Brasil se repetirá la historia de 1990, no la de 1986.
DW: Señor Thon, en enero de este año usted nos atendió y nos dijo: “El 2014 será un año maravilloso”. Su pronóstico está a punto de cumplirse. ¿Qué sabía usted en ese momento que nosotros no conocíamos?
Olaf Thon: Nada, eso es algo que uno desea siempre. Más que la certeza de que este año nos traería algo así, tenía la convicción de que teníamos cómo lograr llegar tan lejos, a la final del Mundial, e incluso más allá...
¿A ganar la Copa del Mundo?
Argentina también tiene lo suyo, esa es una selección que no solo es Lionel Messi, como se quiere ver a veces de una manera muy simple. De todas formas yo soy de los que pienso que va a ser suficiente controlar a Lionel Messi para hacernos dueño del partido y ganarlo.
¿Es necesario controlarlo? Messi prácticamente elude ser protagonista de los partidos y se limita a explotar en determinados momentos, lo cual le ha servido mucho a Argentina.
Esa puede ser una táctica que les ha funcionado a los argentinos, pero nosotros debemos ser muy pacientes y estar muy despiertos. De hecho, esta final tiene un gran paralelo con la de Italia 1990. En aquel entonces la estrella en Argentina era un jugador que corría todavía menos que Messi: Diego Maradona. Los argentinos estuvieron esperando que su estrella se iluminara, pero el que brilló fue Guido Buchwald, quien se encargó de borrarlo del partido. Eso también lo lograremos esta vez.
¿Y quién será el Buchwald en esta Alemania del Mundial 2014?
En Brasil no se necesita a un Buchwald. Estos son otros tiempos, y Alemania tiene ahora otro sistema. No, para frenar a Messi nos bastará una marca zonal. Si él se mueve por el medio, pues será presa de nuestro doble pivote, de Bastian Schweinsteiger y de Sami Khedira; si logra superar esa línea, la tarea la asumirá nuestra defensa, según por donde caiga, y si se retrasa para partir desde el fondo de su campo, pues nuestros atacantes le bloquearán la salida.
Alemania contra Argentina. Se repite la final del Mundial de 1990, el último que su país ganó, y en el que usted estuvo. ¿Con qué sentimientos observa ese partido?
Para mí es una situación muy especial, pero a la vez muy satisfactoria. Hasta ahora mi generación fue la última en ganar una Copa del Mundo, pero llegó el momento de que seamos la penúltima, de que la actual tome nuestro lugar en la historia. Este equipo que jugará la final del Mundial contra Argentina se lo merece.
¿Han aflorado nuevas emociones con las memorias que esta final despierta de aquella de 1990?
Pese a los recuerdos que despertó el saber que jugaríamos la final contra Argentina, después de 24 años mis sentimientos están más sintonizados con el presente que con el pasado, con apoyar a la actual selección que con vivir del recuerdo de la nuestra de 1990. De todas formas es una señal del destino, así quiero entender esta final que es contra el mismo rival contra el que ganamos el último Mundial.
¿Le alegra que el rival en la final sea Argentina?
La verdad estaba esperando una final contra Holanda. Por la rivalidad futbolística entre las dos naciones, y por la tradición y las emociones que embarga, me hubiera gustado mucho que nos hubiera tocado enfrentar al equipo de Louis van Gaal, que como rival considero más difícil.
¿Piensa que Argentina no será tan difícil?
Argentina no va a ser fácil tampoco. La final hay que ganarla, pero lo cierto es que los sudamericanos no nos han dado ninguna razón para temerlos. Miedo no es algo que los argentinos infundan con el fútbol que han mostrado en el Mundial de Brasil.
¿Ha hecho méritos Alemania para merecer la Copa del Mundo?
La final todavía se debe jugar, pero lo que sí es cierto es que cuando yo miro el trabajo que hemos hecho en Alemania en los últimos 10 años, la forma cómo hemos apoyado a los jóvenes futbolistas y su formación en las canteras, cómo hemos reformado las estructuras de este deporte para optimizarlo y mejorarlo, cómo hemos sido constantes protagonistas del balompié internacional de clubes y selecciones, qué jugadores excepcionales tenemos en la selección y el papel que hemos cumplido en Brasil, pues solo puedo decir que nos merecemos la Copa del Mundo. El 2014 debe ser nuestro año.