Alemania lucha para salvar el acuerdo nuclear iraní
9 de junio de 2019¿Por qué ahora?
El riesgo de guerra en el Golfo Pérsico ha elevado el nerviosismo a nivel mundial. En los últimos meses, el Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, ha endurecido sus sanciones contra Irán como parte de su campaña de "máxima presión". Washington afirmó que Irán está planeando ataques contra objetivos estadounidenses en la región y lo acusó además de estar detrás de los ataques contra cuatro petroleros frente a las costas de los Emiratos Árabes Unidos. En este contexto, Estados Unidos ha fortalecido su presencia militar en la región y ha retirado a gran parte de su personal diplomático de Irak.
Mientras tanto, la "paciencia estratégica" de Irán se está reduciendo: a partir del 7 de julio, Teherán ya no cumplirá con todos los requisitos del acuerdo nuclear de 2015, a menos que las naciones europeas puedan encontrar una manera efectiva de incentivar económicamente a Irán para que continúe a pesar de las sanciones de EE. UU.
Además de las tensiones vigentes, al panorama general se le suma el ataque realizado por los rebeldes hutíes de Yemen –que cuentan con el apoyo de Irán– a una instalación petrolera de gran importancia estratégica en Arabia Saudí, el principal rival regional de Irán.
¿Cuáles son los objetivos del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán?
De acuerdo con el Reino Unido y Francia –los otros firmantes del tratado–, el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, está tratando de convencer a Irán para que se mantenga en el acuerdo. Oficialmente titulado Plan de Acción Conjunto y Completo (JCPOA, por sus siglas en inglés), el acuerdo entró en vigencia en 2015 después de duras negociaciones. En Teherán, Maas presionará por la "calma, la razón y la reducción", dijo el jueves un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores. Maas también intentará disuadir a Irán de su ultimátum del 7 de julio para las naciones europeas.
Del mismo modo, Maas abogará, en particular, por permitir más tiempo para que INSTEX –un canal de pago establecido a principios de año por el Reino Unido, Francia y Alemania para eludir las sanciones estadounidenses– tenga un efecto positivo. Sin embargo, incluso si INSTEX funciona, Maas no puede obligar a las compañías alemanas a tener relaciones comerciales con Irán; estos todavía temen ser castigados por las sanciones de los Estados Unidos de alguna forma.
Maas tuvo también la oportunidad de dialogar con su homólogo estadounidense, Mike Pompeo, durante la visita de este último a Berlín la semana pasada. Previo a la visita, Estados Unidos ya había manifestado su molestia por los preparativos para que Jens Plötner, el director político del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, viajara a Teherán. Además, Washington ha criticado los esfuerzos europeos para salvar el acuerdo nuclear. Dado el contexto, probablemente el viaje de Maas a Irán, el primero de un ministro de relaciones exteriores alemán en 2 años y medio, no sea visto favorablemente por Washington.
¿Qué puede esperar Maas en Teherán?
Irán está buscando formas prácticas de salir de la trampa de las sanciones de Estados Unidos. Considera que la campaña de "máxima presión" equivale a una guerra económica que ya ha causado un daño significativo: las exportaciones petroleras iraníes se han desplomado y el valor de la moneda iraní, el rial, se ha reducido en dos tercios desde que se reiniciaron las sanciones el año pasado. La inflación se está disparando, y mientras que los alimentos y los medicamentos están técnicamente excluidos de las sanciones, el aislamiento de Irán del sistema financiero mundial ha provocado déficit.
La situación ha beneficiado en primer lugar a las personas de línea dura en el régimen de Irán, que ya habían advertido en 2015 que no se podía confiar en Occidente. Así, la visita de Maas a Teherán se realiza en medio de altas presiones y bajas expectativas de resultados concretos, a pesar de que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) recientemente concluyó, una vez más, que Irán está cumpliendo con los requisitos del acuerdo nuclear.
A principios de esta semana, un vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán rechazó discutir temas no relacionados con el acuerdo, como el papel de Irán en la región o su programa de misiles, describiéndolos como "irrelevantes".
¿Cuál es la posición estadounidense?
Trump recientemente ha sonado más conciliatorio, afirmando que no está buscando un cambio de régimen en Irán o en busca de guerra. Ha dicho también que está abierto a conversaciones y ha bajado silenciosamente los objetivos de su política de sanciones; ahora dice que solo quiere evitar que Irán desarrolle una bomba atómica.
En este sentido, el presidente de Estados Unidos contrasta con su asesor de seguridad nacional, John Bolton, quien durante años ha estado pidiendo un cambio de régimen en Teherán. Bolton también ha contribuido significativamente a la escalada en el Golfo: el 5 de mayo, dejó entrever la "línea roja" para la acción militar, afirmando que cualquier ataque a los intereses de Estados Unidos o sus aliados sería enfrentado con una "fuerza implacable", al tiempo que no definió exactamente cuáles son esos intereses y quiénes son esos aliados.
En sus recientes aperturas a Irán, Pompeo, por su parte, abandonó las 12 condiciones de gran alcance que estableció el año pasado, condiciones que serían una afrenta para cualquier nación soberana. Sin embargo, su reciente llamado a que Irán actúe como una "nación normal" parece indicar que si bien Pompeo pudo haber adaptado su retórica para que coincida con la de Trump, sus demandas no han cambiado realmente. Así, analistas están inquietos de que Trump parece ser lo único que se interpone entre Bolton y la guerra con Irán.
¿Qué podría pasar después?
Después del envío de un portaaviones y un escuadrón de bombarderos por parte de Estados Unidos, se están realizando varios esfuerzos diplomáticos. Una vez que Maas se vaya, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, viajará a Teherán para actuar como mediador en un esfuerzo diplomático que Trump ha dado la bienvenida expresamente. Irak y Omán, ambos con fuertes vínculos con Estados Unidos e Irán, también buscarán actuar como mediadores.
Su principal objetivo debe ser lograr que Estados Unidos e Irán participen en conversaciones directas. Pero esto no sucederá sin que Estados Unidos levante algunas de sus sanciones. A largo plazo, habrá estabilidad regional solo si hay un acuerdo sobre un marco de seguridad compartido que satisfaga los intereses de todos los actores involucrados, incluidos Irán y Arabia Saudí, que compiten por la influencia regional. A principios de junio, el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Javad Zarif, anunció que su país estaba abierto a conversaciones con Riad.
(few/ms)
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