Alemania festeja el 75 aniversario de Donald Duck
9 de junio de 2009Nació del ingenio de Walt Disney como acompañante de “La gallinita sabia”, pero pronto se ganó su lugar como el pato de peor talante en el mundo de los cómics. Temperamental como pocos personajes de historieta, el tiempo parece no haber pasado por sus plumas. De su pico no dejan de salir palabras nada amigables para quien logre sacarlo de sus casillas, que no es nada difícil.
Desde que apareció por primera vez en Estados Unidos un dibujo con su nombre, un 9 de junio de 1934, no ha parado hasta convertirse en una de las figuras más populares de la historieta. Fue la pluma del estadounidense Carl Barks quien le dio vida.
Su carrera le ha deparado grandes éxitos. El primer corto animado con el plumífero se llamó “Don Donald” y se editó en 1937. En el mundo de habla hispana se destacó con “Saludos amigos” y “The three caballeros” (1942). Pero la obra que le depararía el Oscar fue “Der Führers Face“ (1942), en la que Donald sueña que viven en el régimen nazi (“Nutzi-Land”) y trabaja en una fábrica armando granadas de guerra, para luego despertar, aliviado, bajo la Estatua de la Libertad.
Una estrella lo inmortalizó en el Paseo de la Fama de Hollywood y hasta llegó a ganar un Oscar. Tiene fans en todo el mundo, chicos y grandes, y hasta un grupo de investigadores metafísicos que postulan que Patolandia existe. En Alemania, los donaldistas piensan que dedicarse a estudiar al pato Donald sigue valiendo la pena.
Un día muy especial
En Patolandia deben estar hoy todos de fiesta. Sus sobrinitos, en Latinoamérica conocidos como Hugo, Paco y Luis, le deben estar preparando un pastel monumental, y Daisy, su eterna enamorada, debe estar preguntándose qué regalarle a un pato viejo y tan gruñón. Que, además, está esperando que ella le de el sí hace 75 años. ¿Y será capaz su tío millonario, Rico McPato, de obsequiarle algunas de las monedas de oro sobre las que se pasa las horas sentado? No lo sabemos. Lo cierto es que en Alemania el héroe de Entenhausen (que así se llama Patolandia en alemán) no sólo es un pato con algo de mala suerte. Es un héroe nacional.
Sus seguidores, los “donaldistas” alemanes publican hoy en su página web información sobre todos los programas en los que se homenajeará a su personaje favorito. Y no son pocos. Desde el Primer Canal Alemán (ARD) hasta la emisora privada RTL le dedican hoy al palmípedo varias horas de programación.
Sin embargo, la popularidad de Donald y de otros personajes de historietas de Disney ha disminuido, entre otras cosas, por el auge de los videojuegos. Tampoco se producen películas nuevas con los personajes de Patolandia, y los antiguos personajes de Disney han sido remplazados por el ogro Shrek, de Dreamworks Animation, o por los personajes postglobalizados de Pixar, como el robot Wall-e, que recoge la basura del planeta Tierra, ya deshabitado.
El culto a Donald sigue vivo
A pesar de la ventaja tecnológica de sus rivales, Donald sigue cautivando fans en todo el mundo. En Alemania, los donaldistas no dejan de entusiasmarse por él. “El Donaldista” es una revista publicada por la organización D.O.N.A.L.D (Organización Alemana no comercial de adeptos al Donaldismo). Sus miembros investigan la vida de Donald y sus amigos basándose en su posible existencia en un universo paralelo. También otros investigadores del universo donaldiano se reunieron en torno a “InterDuck”, cuya sede está en Berlín y la cual se encarga de la exposición itinerante “Duckomenta”.
El donaldista alemán Hans von Storch, entrevistado por Karin Jäger, de Deutsche Welle, dice que “no sólo celebramos hoy a Donald, sino todos los días”. Storch cree que Donald, a pesar de cumplir 75 años, no envejece, ya que es atemporal. Si bien “no tenemos en claro por qué se produce esta atemporalidad, creemos que el tiempo tal vez no pase en Entenhausen. Lo que puede pasar es que todas las historias sucedan paralelamente”, explica muy serio von Storch.
Donald: un pato terco con buenas intenciones, pero no siempre exitoso en demostrarlas. ¿Por qué tiene tanto éxito en Alemania? Entre otras cosas, las traducciones de Erika Fuchs, adaptadas al gusto alemán, han contribuido a que Donald pisara firme en tierras germanas.
Los donaldistas, según von Storch, no se ven a sí mismos como imitadores de Donald, sino que se interesan por cómo funciona el mundo en Patolandia. Se toman el mundo en Patolandia muy en serio. Von Storch lamenta no poder vivir del donaldismo. Pero dice que el mundo de Donald tiene aspectos tan interesantes, que merece la pena dedicarse a investigarlo.
Autora: Cristina Papaleo/ dpa
Editora: Claudia Herrera Pahl