Alemania de este a oeste
30 de septiembre de 2006El régimen comunista de la República Democrática descolgó al este de Alemania del desarrollo y el boom capitalista que vivía el oeste. Media nación quedó condenada con ello a ir a la zaga, y permanecer en la sombra, de la otra media.
Alemania se reunificó por voluntad de su mismo pueblo. Pero aún así, no para todo el pueblo alcanzó la fraternidad unificadora. Los conflictos y las dificultades económicas que, casi 16 años después, se siguen viviendo en los "nuevos Estados federados" (los del este) y las estrecheces que empiezan a alcanzar a los "antiguos Estados federados" (los del oeste), hacen aumentar la brecha que separa a unos y otros, fomentan los radicalismos, alimentan los estereotipos y aparecen especialmente visibles en dos momentos: tras las elecciones regionales y cuando se acerca el tres de octubre, el día en que Alemania festeja su reunificación.
Sobre "ossis" y "wessis"
La solidaridad del oeste debía contribuir a devolver al este el tiempo perdido durante su periplo comunista. El dinero en forma de impuestos adicionales para los ciudadanos del oeste acabaría a corto plazo con las dificultades del este. Ese era el sueño. Y el objetivo que sigue sin cumplirse.
"La reconstrucción del este es tarea de todos", dice la canciller alemana, Angela Merkel. También una "ossi". Pero lo cierto es que muchos alemanes del oeste desconfían de que su dinero sea invertido eficientemente en el otro lado del país, y comienzan a preguntarse hasta cuándo durará esta contribución solidaria, ahora que la economía baja y las reformas del Estado suponen cada vez más gastos para el ciudadano.
Pero si la economía aprieta en el oeste, en el este ahoga. Las diferencias oeste-este en los salarios siguen vigentes, la tasa de desempleo es mayor en los "nuevos Estados" y los "ossis" se sienten aún infravalorados por sus vecinos "wessis". Por su parte, los "wessis" empiezan a declararse abiertamente hartos de las quejas "ossis".
"La reunificación resulta más difícil de lo que en un principio pensamos que sería", reconoció el ministro del Interior alemán, Wolfgang Schäuble.
La derecha avanza
La Universidad de Leipzig, en el este de Alemania, ha llevado a cabo una encuesta entre "ossis" y "wessis" de la que se extrae que sólo el 27% de los alemanes del este están satisfechos con el funcionamiento de la democracia en el país. Por el contrario, cada segundo alemán del oeste dice sentirse en armonía con las instituciones del Estado.
La falta de identificación con la dirección política puede tener diversas causas y las soluciones al distanciamiento tomar diferentes formas, pero cierto es que en el este los partidos de extrema derecha y los movimientos neo nazis triunfan más que en el oeste, o lo hacen más abiertamente.
Esta situación está convirtiendo al este en víctima de un estereotipo más: el de tierra fecunda para las ideas antidemocráticas. Y resultados como el de las últimas elecciones regionales celebradas en el Estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, donde los extremistas del Partido Nacional de Alemania lograron escaños en el Parlamento, no contribuyen nada a mejorar la imagen del este.
Celebrar el tres de octubre
Pese a todo, dice otra encuesta llevada a cabo a petición de la televisión pública alemana que el 70 % de "ossis" y "wessis" reconocen haberse acercado entre sí, "aunque sea sólo un poco". En los 16 años de unidad, al menos cada segundo alemán encontró un amigo o un conocido en un ciudadano procedente de la "otra" mitad. El mayor número de relaciones se forjó entre los jóvenes de 18 a 29 años, lo que deja las puertas a un esperanzador futuro en el que no se distinga entre las dos partes de un mismo país.
Otra buena noticia es que el 62% de los alemanes, el 69% en el este, considera positivo celebrar el tres de octubre. Sólo hace unos años, el día de la reunificación corrió peligro ante serias voces que pedían borrarlo de entre las festividades de Alemania. "Me posiciono del lado de los que dicen: 'el tres de octubre es fiesta'", aseguró Angela Merkel. Quedan tres días para la fecha y, por lo menos, los calendarios germanos aún la marcan en rojo.