“Alemania corre el riesgo de parecer cobarde”
28 de noviembre de 2015Christian Hacke, profesor emérito del Instituto de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Bonn, se ha especializado en el análisis de las políticas exteriores de Estados Unidos y Alemania. Deutsche Welle habló con el catedrático sobre la disposición de Berlín a cooperar con París para crear una coalición lo más monolítica posible con miras a “hacerle la guerra” a la milicia terrorista Estado Islámico. “Alemania se está moviendo y, así, creo que podemos dar pasos gigantes en la lucha contra los terroristas”, dice Hacke en la entrevista.
Deutsche Welle: El Gobierno alemán participará en el frente militar contra el Estado Islámico (EI) con dos aviones para hacer vuelos de reconocimiento sobre el territorio sirio y una fragata que escoltará al portaviones francés Charles de Gaulle. ¿Podemos describir esos aportes como una misión de combate?
Christian Hacke: Aunque esos aportes constituyen un cambio importante en la política exterior de Alemania, no creo que puedan ser descritos como una misión de combate. En lo que respecta a la disposición para luchar militarmente contra el EI, Alemania todavía no está a la altura de los otros aliados de Francia. París ha dejado saber que se siente decepcionada por la reacción de Berlín tras los atentados del 13 de noviembre. Como de costumbre, Alemania respondió tarde y a regañadientes a la solicitud de solidaridad de Francia.
El involucramiento de soldados estadounidenses y británicos en acciones militares fuera de sus países es percibido con relativa benevolencia por sus respectivos compatriotas, mientras que las misiones de combate del Ejército germano son siempre objeto de severas críticas en Alemania. ¿A qué se debe este fenómeno?
Mi colega berlinés Herfried Münkler describe a la alemana como una ‘sociedad post-heroica’. Los alemanes no hemos terminado de comprender la relevancia del vínculo entre la política exterior y el instrumento militar. En ese sentido, a la sociedad alemana todavía hay que llevarla de la mano para que entienda lo que está en juego. Por fortuna, Angela Merkel tiene mucho tacto de cara a la opinión pública nacional y a la postura predominantemente pacifista de los alemanes. Su Gabinete parece estar respaldando su golpe de timón.
En situaciones de crisis o de guerra, como la que se vive hoy, la diplomacia va más allá de medir las palabras en una mesa de negociaciones; el desarrollo de un diálogo diplomático también depende de la fuerza militar, del prestigio y del peso que cada país lleve a esas negociaciones. El ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, tiene a su favor sus evidentes esfuerzos por propiciar la paz tanto en el Cercano Oriente como en Ucrania. Él puede resultar fortalecido por la decisión de Alemania de unirse a la lucha militar contra el EI.
Los rusos quieren instalar misiles tierra-aire en Siria y es de suponer que los usarán tanto para atacar al EI como para defender al establishment liderado por Bashar al Assad. ¿Qué peligros indirectos implica eso para los pilotos alemanes a cargo de los vuelos de reconocimiento sobre Siria?
Eso constituye un problema técnico y táctico. No existe un frente monolítico contra el EI porque los intereses en juego son muy disímiles. Estados Unidos, Arabia Saudita y Turquía quieren derrocar a Al Assad y Rusia quiere respaldar al ‘hombre fuerte’ de Damasco. Alemania está en el medio. Yo desearía que Berlín apoyara más la posición de Moscú; es decir, que Alemania se concentrara en derrotar al EI y sólo luego se ocupara de la transición de poder en Siria. Y es que también Alemania tiene intereses que defender.
El flujo más grande de refugiados sirios desemboca en Alemania. Ese es, a mis ojos, el argumento decisivo a favor de que el Ejército germano participe activamente en la coalición militar contra el EI.
Si la Bundeswehr se compromete con el frente militar anti-EI, Alemania se convertirá automáticamente en potencial blanco de ataques terroristas. ¿Es ese el precio de la solidaridad de Alemania con Francia?
Pero, ¿cuál es la alternativa? Si no se compromete, Alemania corre el riesgo de parecer cobarde e indigna de confianza a los ojos de quienes conforman la coalición contra el EI. Y si algún día el terrorismo nos golpea duramente, nadie se va a mostrar solidario con nosotros.