Alemania aliviada
8 de abril de 2003Luego del desastroso resultado de Alemania en el Estudio Internacional PISA, el Programa Internacional de Estimación Estudiantil, en el año 2000, se esperaba con gran ansiedad el análisis sobre el rendimiento de los más pequeños.
El PISA, estudio iniciado por la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD), analizó la competencia de 180.000 alumnos de 15 años de edad, provenientes de 32 países. En las tres categorías examinadas, Lectura, Matemáticas y Ciencias Naturales, Alemania ocupó los últimos puestos. Mientras que Finlandia, Japón y Corea del Sur figuraban en los primeros lugares respectivamente de las categorías mencionadas, había que buscar entre los puestos 20 y 25 para encontrar a los alemanes. En la rúbrica Lectura el resultado fue dramático: uno de cada cinco alumnos alcanza a duras penas el nivel mínimo de rendimiento y un 42 por ciento confesó no leer jamás por simple placer o interés literario. Apenas publicados estos nefastos resultados los Ministros de Cultura anunciaron medidas inmediatas, como ser una escolarización más temprana o el aprendizaje de idiomas extranjeros ya en la primaria. Pero también hubo quienes recomendaban esperar la publicación del IGLU antes de tomar medidas precipitadas.
Los más pequeños salvan a la nación
Del estudio IGLU, conocido en inglés bajo la sigla PIRLS, participaron 147.000 niños y niñas de 35 países, 10.000 de ellos alemanes. Y aunque en este estudio los "ganadores" fueron Gran Bretaña, Holanda y Suecia, la nación de pensadores y poetas, de la talla de Goethe o Nietzsche, quedó bien representada por los alumnos de 4to. año de escuela primaria. Relativamente bien, según cómo se vea. Los más pequeños lograron ocupar el puesto número 11 de los 35 disponibles y ubicarse así en el primer tercio. Un rendimiento bastante mejor que el de los alumnos de escuela secundaria, perdidos en los últimos escalafones del PISA.
El gobierno se vio así corroborado en su política educativa, mientras que la oposición no se mostró entusiasta con el resultado obtenido y exigió una mayor formación preescolar y rebajar la edad de ingreso a la escuela primaria.
¿A la escuela con 4 años?
Tanto los demócrata cristianos como liberales están de acuerdo en reducir la edad de escolarización, ya que en Alemania aparentemente se estarían desperdiciando los mejores años de capacidad de aprendizaje infantil, por empezar la escuela tan tarde. En otros países los niños ingresan a la escuela con 4 o 5 años de edad, en Alemania lo hacen en promedio con 6,8 años.
Así mismo Alemania es uno de los pocos países en los que la escuela primaria dura apenas 4 años. Según el rendimiento escolar de los niños hasta ese momento se les concede, o no, el acceso al prestigioso "Gymnasium", escuela secundaria con bachillerato, que luego les permitirá un estudio universitario. Con 10 años de edad los niños son repartidos, según sus calificaciones, en "Gymnasium", "Realschule" y "Hauptschule", escuela secundaria, escuela media y escuela básica respectivamente. Cuando el alumno concluye el cuarto año de escuela primaria, el sistema escolar alemán decide si el chico será universitario o carpintero.
Falta de integración
Según el PISA, el bajo rendimiento de los alumnos de extractos sociales carenciados, hizo descender el promedio general de Alemania en dicho estudio. Pero el problema esencial es que el sistema escolar alemán no ha sido capaz de compensar problemas lingüísticos de alumnos extranjeros, ni de apoyar a los alumnos más atrasados sin dejar de lado a los de mayor rendimiento. En otros países sin embargo se logró vencer este desafío.
Por la igualdad y contra la marginación
Según los políticos socialdemócratas Jörg Tauss y Ernst Dieter Rossmann los resultados del IGLU demuestran que el sistema educativo alemán es evidentemente "mejor que su fama", siempre y cuando no seleccione a los alumnos basándose en "hipotéticos criterios de rendimiento". Los socialdemócratas creen que la reforma educativa debe trabajar por la igualdad de oportunidades y en contra de la marginación.