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Volverse alemana

23 de abril de 2010

Si viene de Argentina, Cuba, México, Bolivia, Brasil puede tener dos pasaportes. Otros latinoamericanos, que quieren ser alemanes, tienen que renunciar voluntariamente a su nacionalidad de origen.

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Valla de la campaña: "Aqui estamos en casa", que promueve la adopción de la nacionalidad alemana.Imagen: picture-alliance /dpa

Volverse alemana y dejar de ser colombiana es un proceso que se empieza con la cabeza y se termina con el corazón, con el corazón partido.

Dejar el país de origen y hacer vida en otro sitio, me hace pensar en esa frase que NO canta Facundo Cabral, esa que diría: soy de aqui y soy de allá. Para quienes hemos tomado la decisión de migrar, son el tiempo y las circunstancias responsables de ese doble sentimiento, esa sensación de tener dos patrias y, lamentablemente, en el caso de los colombianos en Alemania; de sólo tener una nacionalidad, en mi caso la alemana.

Adiós pasaportes

Rheinauen-Park und das Siebengebirge in Bonn
Parque Rheinaue en Bonn.Imagen: AP

El martes 20 fue el día de las renuncias. Pedí a mis hijos que tomaran sus pasaportes y posaran a la entrada del consulado de Colombia en Fráncfort del Meno. Íbamos a entregar además: las cédulas y tarjetas de identidad, traducciones, documentos autenticados y hasta una carta, en la que constaba la renuncia voluntaria a ser colombianos. Eso era todo. ¿Entregar sólo papeles? Ninguno lo sentía así. Estábamos entregando todo lo que hasta ahora ha representado Colombia para nosotros. Emocionalmente, por supuesto.

El primero en protestar fue mi hijo adolescente. Para él, esta decisión era más que absurda. ¿Por qué no podíamos tener las dos nacionalidades como los brasileros, los cubanos, los ecuatorianos, los argentinos, los bolivianos, los mexicanos o como los colombianos en España? Además de la doble nacionalidad, los hermanos latinoamericanos se ahorran el peregrinaje burocrático que la renuncia implica y eso sin hablar del costo que ésta tiene: 55 euros por persona, en nuestro caso 115 euros por todos.

Ya en la sala de espera fue imposible evitar oir las recetas que dos mujeres le daban a un joven estudiante recién llegado. Además de darle los consejos de donde comprar la harina para las arepas y los plátanos verdes. A este nuevo "alemán" se le notaba la nostalgia a flor de piel, cuando el funcionario consular nos llamó, diciéndo que las personas que venían por la renuncia podían seguir, el estudiante nos miró como diciendo: ¿Quién toma una decisión de estas voluntariamente?

Luego supimos que no somos los únicos, se calcula que sólo en parte del sur alemán, unos 200 colombianos residentes en Alemania tienen que renunciar a la nacionalidad para acoger la alemana porque la Ley germana no les permite portar las dos. Para una representante diplomática, "la cifra no es tan alta", nosotros tenemos otra opinión al respecto.

Una decisión que cuesta

Para sentirme en casa en Alemania me sobran motivos. Ya este país y su gente se instalaron para siempre en mí. Aqui están creciendo mis hijos, aqui vivimos y somos felices. Sin embargo, volverme alemana, ha sido una decisión que me ha costado años, en parte, porque una condición es renunciar a la nacionalidad colombiana.

A Colombia me unen muchas cosas: mi biografía. El único idioma que hablo sin acento y escribo sin problemas. En esas montañas que rodean a Medellín están mis padres, hermanos, sobrinos y amigos. ¿Cómo dejar de ser lo que siempre se ha sido? Imposible.

Diversos motivos me llevaron a tomar la decisión de cambiar la nacionalidad y desde entonces he tenido que ir de aqui allá buscando firmas, certificados y hasta presentar un exámen obligatorio de 33 preguntas sobre Alemania, su gobierno, sus costumbres y su historia.

Voluntad diplomática y nuevas leyes

Kolumbianischer Pass
Entregar la nacionalidad, es dejar más que un papel.Imagen: DW

Hoy cuando la gente me pregunta si soy alemana, me cuesta un poco aceptarlo. Aún no me acostumbro. Pero me alegrará poder visitar, por fin, a mi amiga en Inglaterra y no tener que pedir visa para ello. Mis amigos alemanes, a su vez, dicen que también ellos se han vuelto un poco colombianos de corazón. Gracias a la bonita amistad que "en calidad de colombiana" he entablado, muchos han aprendido a querer a Colombia, así no la hayan visitado nunca.

Pero también es cierto que después de tantos años de vivir aqui, me alegra ser alemana y sentirme así. Pero lo de colombiana nadie me lo quita, ni siquiera la ausencia de cédula para votar en las elecciones que deciden el futuro de Colombia. Ahora sólo espero que la diplomacia y el Parlamento colombianos hagan esfuerzos para mantener como nacionales a los suyos y que Alemania, por su parte, haga los cambios necesarios para hacer posible a todos los "nuevos" alemanes, sin distingo de proveniencia, tener dos o más pasaportes en su bolsillo...Y sus Patrias en su corazón. Al fin y al cabo, la doble nacionalidad es una riqueza invaluable que podría aportar mucho a la sociedad alemana.

Autor: Clara Gaviria Jiménez

Editor: José Ospina-Valencia