Albania: entre poscomunismo y capitalismo
28 de octubre de 2012
Si se compara a Albania con otros países en términos de medio ambiente, el país tiene un excelente rendimiento. Anualmente, la universidad americana Yale analiza por medio del "Índice de Desempeño Medioambiental" el desempeño ambiental de 163 países. En la publicación de 2012, el pequeño país de Europa ocupa el puesto número 15, justo detrás de Alemania (11) y muy por delante de los EE.UU. (49). La evaluación se realiza en base a varios factores: el estado del medio ambiente, la calidad el aire y el agua, la biodiversidad, los recursos naturales y la energía. Sin embargo, esta evaluación positiva no da una imagen veraz de la realidad. El país simplemente se beneficia del estado intacto de su naturaleza sin haber puesto esfuerzo alguno en protegerla, al menos hasta ahora.
Se necesita dar una mirada a la inestable historia del país para comprender la situación, sostiene Hermann Plumm. Él es director de los proyectos de protección medioambiental en Albania, subvencionados por la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ).
Al romper relaciones con la Unión Soviética y China, desde mediados de la década de los 60, el entonces país comunista comenzó a aislarse políticamente. A consecuencia de este hermetismo, el país perdió el acceso al suministro de combustibles fósiles. La única opción era usar sus abundantes fuentes de agua, ya que Albania prácticamente no cuenta con materia prima para generar energía. En aquella época se construyeron varias presas de gran tamaño que hasta hoy cubren casi toda la demanda energética del país. Y puesto que la energía hidroeléctrica es considerada energía verde, el ranking del país permanece alto.
Una sociedad consumista amante de los coches Mercedes
La realidad no es tan verde como parece. Por ejemplo, el servicio de recogida de basura le cuesta a un albanés una media de una quinta parte de su sueldo. Sin embargo, esto no significa que la basura se recoja realmente, dice Maria Christina Färber. Desde hace años, la monja suiza está comprometida con la protección del medio ambiente en el país. La falta de infraestructura no es la única razón; posiblemente, estructuras mafiosas relacionadas con basura ilegal proveniente de Italia tengan también algo que ver con el problema.
Los residuos provenientes del extranjero se depositan en los vertederos, en vez de con la basura local. Además, la población no está suficientemente sensibilizada sobre las cuestiones ecológicas, lamenta la religiosa. La razón de ello es la mentalidad de la sociedad de consumo, que llegó con el cambio político en 1990: "La actitud consumista de occidente irrumpió en el país. Las bolsas de plástico desechables están por todas partes, y el país carece de un servicio eficiente de eliminación de basura", concluye Maria Christina Färber.
En las grandes ciudades, las personas sufren además por la creciente contaminación del aire. En Triana hay más coches de la marca Mercedes per cápita que en ninguna otra metrópolis en el mundo. Sin embargo, se trata de modelos viejos, y los coches rara vez tienen menos de 20 años. Los gases generados por el diésel deficientemente refinado hacen que respirar en las grandes ciudades sea todo un esfuerzo. Las viejas plantas industriales, en particular las que producen acero, son asimismo un serio problema.
El Combinado de Acero en Elbasan, el mayor complejo industrial de Albania, produce hoy 759.000 toneladas de acero al año. En 1998, la compañía turca Kurum Holding adquirió la empresa. El contrato de compra compromete a la empresa a cubrir completamente la demanda de acero del país a largo plazo. A pesar de que la empresa ya ha tenido problemas con diversos ministerios por incumplimiento de las regulaciones medioambientales, la planta en Elbasan apenas ha sido modernizada.
Agua: un recurso valioso
El río Drin fluye por la península balcánica y suministra agua a los habitantes de Kosovo, Macedonia, Montenegro y Albania. Aparte del riego y la pesca, en el lado albanés el Drin pasa por tres grandes presas que generan electricidad. La Comisión Europea encargó a CLIWASEC (Impactos del Cambio Climático sobre el Agua y la Seguridad) un estudio sobre la región. En el estudio, CLIWASEC sostiene que un hay un conflicto latente entre los países por los que fluye el río que se intensificará en los próximos años con el avance del cambio climático. En el futuro, las temperaturas aumentarán en los países balcánicos durante todo el año en. Al mismo tiempo, las precipitaciones serán menores.
Por otro lado, se dan amenazas de inundaciones, especialmente durante la primavera. "El cambio climático causa que el hielo de las montañas se derrita más temprano que antes. Además, hay intensas lluvias repentinas. Por ello hay que drenar el agua de los tres embalses", dice Jan Herzberg, estudiante de ingeniería ambiental y trabajador de GIZ en el Drin. Según Herzberg, las consecuencias de ello han sido dramáticas. Recientemente, 14.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares. Las inundaciones destruyeron pueblos, ciudades y campos labrados enteros.
Ahora, la GIZ está trabajando conjuntamente con los países ribereños en un sistema de alerta temprana de inundaciones en los países del Drin. "Incluso los representantes de grupos étnicos anteriormente enemistados se sentaron en una mesa para lidiar con las inundaciones. Y vamos por el buen camino hacia un sistema eficiente”, dice el director del proyecto, Hermann Plumm. "El principal problema es que no existe una discusión pública sobre el tema. Para los medios de comunicación y los políticos en Albania, la protección medioambiental y del clima no son todavía temas que causen preocupación".
El movimiento ecologista joven
Y es ahí es donde Xhemal Mato quiere enfocar su labor educativa. Él es uno de los primeros activistas ecológicos en Albania. Es director general de Eko-Lëvizja, una coalición de organizaciones medioambientales nacionales y personas comprometidas con el clima. "En cuanto a la situación en Albania y la crisis ecológica que se avecina, alguien tiene que decirle a la gente que el futuro de esta región puede ser muy duro”, afirma Xhemal Mato. "Hasta ahora, los políticos subestiman la situación que nos espera. Por eso se ha hecho muy poco para adaptarse al cambio climático”. Eko-Lëvizja tiene grandes planes, agrega Xhemal Mato. La organización se ha propuesto ser una verdadera oposición a la política medioambiental actual. Quiere monitorear los grandes proyectos cuestionables y supervisar el desarrollo industrial del país. “Pero lo más importante sigue siendo mostrarle a la gente que también existen alternativas ecológicas para el desarrollo económico".
Autores: Wiebke Feuersenger / Carolina Salinas
Editora: Lydia Aranda Barandiain