Agua y COVID en América Latina: sin agua, el riesgo aumenta
25 de junio de 2020"Todo comenzó en 2006 con una visita a Cuba del futbolista alemán Benjamin Adrian”, relata a DW Bastian Henrichs, vocero de la ONG "Viva con Agua de Sankt Pauli", el legendario y más popular barrio de Hamburgo. "A ese futbolista profesional, que jugaba por esa época para el club FC Sankt Pauli, lo conmovió que los jóvenes cubanos no contaran con agua potable para beber durante los entramientos, ni para ducharse después de ellos”, cuenta Henrichs, quien agrega que después de su regreso a Alemania, "Adrian convenció a la hinchada del Sankt Pauli, un público y un barrio de Hamburgo muy consciente de los problemas sociales y dispuesta a ayudar en el mejoramiento del acceso al agua potable”.
Para "Viva con Agua”, una plataforma que respalda a sus socios en la realización de proyectos en diversos países del mundo, "hoy, más que nunca, el coronavirus es un inmenso reto”, tanto para las autoridades como para las personas que no cuentan con agua, o no con la suficiente para lavarse las manos tantas veces como lo aconsejan los epidemiólogos.
No deja de ser una ironía que el 23 de marzo pasado, el Día Mundial del Agua, fuera justo el día en que varios Gobiernos en América Latina ordenaron la cuarentena por la pandemia. Según el Informe "Desarrollo de los Recursos Hídricos 2020” de la UNESCO, más de la mitad de la humanidad, es decir, más de 3.900 millones de personas, vive en ciudades, y en los centros urbanos es donde se concentra el mayor número de asentamientos o barrios marginados habitados por los más pobres en América Latina.
Aún así la Organización Mundial de la Salud (OMS) parte de que el 82% de la población de Latinoamérica tiene acceso a agua potable segura en la región. También, gracias a que con el 33% de los recursos hídricos renovables del mundo, Latinoamérica es el subcontinente con la disponibilidad más alta del mundo.
Pero "disponibilidad" no quiere decir "acceso", como lo recalca el Tribunal Latinoamericano del Agua, una agencia independiente, con sede en Costa Rica, que hace un balance del acceso al agua en América Latina, según el cual “más de 177 millones de habitantes no cuentan ni con servicio de agua ni saneamiento. A esta población se suman los 256 millones de habitantes que en la región evacuan sus desechos a través de letrinas y fosas sépticas”.
Sin conexión o con ella, pero con suministro intermitente
Y si ya algunas ciudades, regiones o países enteros en América Latina enfrentaban graves deficiencias sanitarias, la pandemia los pone ante un reto descomunal: "A pesar de ser el agua el instrumento vital para evitar un contagio con coronavirus, son muchas las personas que en América Latina no cuentan ni con una conexión a la red de suministro”, dice a DW Jorge Arriaga Medina, director ejecutivo de la Red del Agua, de la Universidad Nacional Autónoma de México (RAUNAM), y recuerda que "en México el 5% de la población, unos 10 millones de personas, no están conectadas a la red de abastecimiento de agua”.
Pero en América Latina no basta, a menudo, con tener una conexión, advierte Arriaga, también coordinador ejecutivo del Centro Regional de Seguridad Hídrica, bajo los auspicios de la UNESCO: "El 14% de los habitantes de México tenemos conexión, pero no el servicio todos los siete días de la semana o las 24 horas del día”. Así, cumplir con las recomendaciones de los médicos y las autoridades es difícil hasta para quienes habitan en una colonia de clase media o alta.
No tienen acceso al agua potable, pero sí a la residual
Una vez lavadas las manos con agua -cuando la hay- o limpiadas las superficies infectadas, el agua se convierte en producto residual. "Estudios han encontrado coronavirus, aunque inactivos, en aguas residuales en Holanda, por ejemplo”, destaca el científico mexicano para ilustrar "el grave riesgo al que están expuestas las personas que no cuentan con instalaciones sanitarias, como un retrete o un baño”, y tienen que lavar sus manos o la ropa en ríos que reciben aguas residuales no tratadas de toda una ciudad de millones de personas y miles de contagiados activos que evacuan virus durante semanas.
Otro de los problemas agravados en América Latina, a raíz de la pandemia, es el consumo de agua embotellada, sumado este a las nocivas consecuencias del uso masivo del plástico. "Hay muchos que están obligados a comprar agua embotellada, ya sea porque no tienen una conexión al acueducto, o porque reciben el servicio de manera intermitente”, agrega el experto de la alianza de la UNAM y la UNESCO, quien además indica que algunas personas adquieren agua en bidones "porque no confían en la calidad del agua de sus ciudades”. Una situación que ha hecho duplicar la compra de agua embotellada en Ciudad de México.
Los más vulnerables son abastecidos, en el mejor de los casos, con camiones cisterna o carrotanques. Una situación que para Jorge Arriaga se ha convertido en otro reto más para las mujeres. "Ellas, que en Latinoamérica son aún las que más realizan labores domésticas, se exponen a un contagio extraordinario cuando tienen que hacer fila o exponerse a aglomeraciones para recibir agua de los carrotanques”.
Una guía práctica para las autoridades locales en América Latina
Todo un cúmulo de retos y riesgos adicionales que necesitan ser conocidos, enfrentados y manejados por gobiernos, instituciones y organizaciones civiles. Aquí es donde la Red del Agua de la UNAM, en alianza con la UNESCO y su equipo de científicos, expertos de la administración pública y empresarios, recomienda a las autoridades de América Latina y el Caribe, bajo la premisa de que el acceso al agua es un derecho: "No cortar el servicio del agua por no pago o su mora a los ciudadanos, y pensar mejor en diferir los pagos para los meses, una vez haya pasado la pandemia”.
Arriaga Medina, especialista en tecnología ambiental del Imperial College de Londres, insta también a los gobiernos a "suministrar el agua necesaria a las personas vulnerables, así sea en carros cisterna”, pero acota que "la entrega excepcional de agua durante la pandemia no puede ser asumida por particulares que luego buscan impedir el servicio público para quedarse con el negocio”.
No en vano, "promover e invitar a pensar cómo ayudar a las comunidades sin acceso al agua, y con mayor razón en estos tiempos de pandemia” es uno de los objetivos de la ONG alemana "Viva con Agua de Sankt Pauli". Seguramente, los aficionados del fútbol en Alemania no salvarán el mundo, pero la presencia de cada vez más voluntarios que recogen donaciones en los estadios en donde se juega la Bundesliga es un valioso aporte. El agua es vital, hoy más que nunca.
(cp)
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