Afganistán: ¿retirarse o quedarse?
5 de octubre de 2009Hace pocos días se especuló en medios alemanes de comunicación que el contingente armado alemán podría ser aumentado a 7.000 efectivos. El ministerio de Defensa lo desmintió de inmediato. Pero en vista del debate internacional en relación con una nueva estrategia para Afganistán, todas las opciones están sobre la mesa.
Más de 4.200 soldados se hallan estacionados actualmente como parte de la misión ISAF de la OTAN en el norte de Afganistán. Se cuenta con que el nuevo Gobierno prolongue la misión por lo menos por un año más. El Bundestag (Parlamento federal), en el que conservadores y liberales cuentan con una clara mayoría, aprobará sin duda una propuesta del Gobierno en ese sentido. Ocho años después del comienzo de la misión, Angela Merkel, la canciller federal alemana, sigue creyendo que no hay otra opción:
“La misión contribuye a proteger la seguridad internacional, la paz mundial y la vida de la población en Alemania del flagelo del terrorismo. Ello fue la razón de la misión y continúa teniendo vigencia”, dijo la canciller.
Liberales: más capacitación para fuerzas afganas
Su socio de coalición, el Partido Liberal Demócrata (FDP) comparte esa opinión. Su líder y probable próximo ministro de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, subraya: “No se habría construido ningún hospital en Afganistán, ningún niño hubiera sido vacunado ni habría maestras enseñando a los escolares si no estuviera la Bundeswehr (FF. AA. de Alemania) velando por la seguridad de esa grandiosa tarea de reconstrucción y desarrollo.”
No obstante, los liberaldemócratas critican que la formación de policías afganos no avanza lo suficientemente rápido y que Alemania no envía un número suficiente de capacitadores. Merkel prevé superar esos déficits en una próxima Conferencia Internacional sobre Afganistán. La canciller emprendió una iniciativa en ese sentido junto con Francia y Gran Bretaña y todo parece indicar que el encuentro tendrá lugar aún este año.
Para Merkel, en la conferencia “se deben fijar claros objetivos en cuanto al número y la calidad de fuerzas de seguridad afganas que deben ser capacitadas, así como un claro horizonte temporal.”
El problema es que la comunidad internacional define una y otra vez objetivos que luego no son cumplidos, tampoco por la parte afgana. Por ello, la canciller exige que el propio Gobierno de Kabul, no justamente fortalecido después de las dudosas elecciones, tome más la iniciativa:
“Debemos presionar para que el propio Afganistán tome el destino en sus manos. Está claro que los afganos están conformes con que hagamos algunas cosas y ellos no tengan necesariamente que participar”.
¿Más tropas? El Gobierno es escéptico
El Gobierno alemán se ha manifestado hasta ahora bastante reservado a la hora de responder a las exigencias de Estados Unidos de enviar más soldados. El comandante de la ISAF, el estadounidense Stanley McChrystal, exige más efectivos, pero los países europeos miembros de la OTAN son escépticos.
Con más de 4.000 soldados en Afganistán, la Bundeswehr ha llegado al límite de su capacidad, argumenta el ministerio de Defensa alemán. La misión, en la que participan también aviones de reconocimiento Tornado, ha costado además hasta ahora más de 500 millones de euros. Controvertida es la misión sobre todo por los grandes peligros para los soldados alemanes, que son atacados una y otra vez por los talibanes y han sufrido ya 36 bajas.
La futura oposición en el Bundestag tiene una posición más crítica que el Gobierno en la cuestión de Afganistán. El partido La Izquierda es el único que exige una retirada inmediata. Los Verdes quieren que se invierta más en la reconstrucción civil. Interesante será cómo se comportan los socialdemócratas. Hasta ahora, el SPD ha apoyado la misión y si ahora pasa a criticar déficits, no puede olvidar que serían también los suyos propios, en tanto los responsabilizó desde el Gobierno. No obstante, es probable que, en caso de que la situación militar en Afganistán empeore, también el SPD tome un rumbo mucho más crítico.
Autores: Nina Werkhäuser/Pablo Kummetz
Editora: Claudia Herrera Pahl