UE-Mercosur: “Imposible no ver los impactos negativos”
21 de noviembre de 2019El acuerdo entre la Unión Europea y los países del Mercosur está siendo el blanco de alabanzas y críticas en los diferentes escenarios de Bruselas: en el Parlamento Europeo, en el Comité Económico y Social, en la Comisión Europea. Firmado, en principio, en verano de este año, este tratado, según el discurso de sus negociadores, será beneficioso para los ciudadanos, para el medio ambiente, para los valores democráticos y para la economía.
A pesar de lo que dicen sus partidarios, las dudas se acumulan. Francia, Irlanda, Luxemburgo y Austria no las tendrían todas consigo. Las asociaciones de agricultores europeos, grandes y pequeñas, anuncian su rechazo; plataformas empresariales europeas lo apoyan. Por otro lado, el ansiado acuerdo con el "gigante del sur” marca divisiones serias entre grupos políticos del Parlamento Europeo, que tiene que aprobar o rechazar el texto.
"Va a tener impactos en los dos bloques”, explica a DW Luciana Ghiotto, del Comité Nacional para Investigación Científica y Técnica de la Universidad de Buenos Aires. "Va a profundizar las asimetrías comerciales actuales. La UE se especializará en autos, maquinarias y textiles. También en medicamentos”, detalla.
"En el otro lado, se va a disparar el modelo extractivo y de materias primas, vinculado más que nada con soja y carne bovina, de pollo y de cerdo. La expansión de la cuota de carne bovina -aunque no es la cuota que Mercosur exigía en un primer momento- representa un incremento importante”, agrega Ghiotto.
¿Controles?
La manera en que se desarrolla la ganadería en esos países de América Latina hace sonar la alarma de asociaciones de protección al consumidor. "Ciento cincuenta de los más de 500 pesticidas que se usan en Brasil están prohibidos en la UE”, informa Bettina Müller, de la organización alemana PowerShift, en la conferencia The EU-Mercosur Agreement, a threat to the environment and livelihoods, patrocinada en la Eurocámara por Greens/EFA.
Al respecto, fuentes oficiales afirman que no hay motivo para la preocupación, pues aseguran que la UE instaurará mecanismos de control. A ello, Müller contrapone dos artículos (7a y 7b) del aún no concluido acuerdo: en caso de que el país exportador asegure que garantiza la calidad, no habrá controles previos a la exportación. Por otro lado, para agilizar la exportación, las partes se comprometen a minimizar controles.
En caso de duda, habría un plazo de 60 días antes del control. Este plazo, que es demasiado largo para los críticos, es una ventaja para los negociadores: en caso de haber una amenaza, se activarían las salvaguardas estipuladas en el texto. Lo mismo sucedería en caso de detectarse desequilibrios en los mercados.
Sea como fuere, a la visión idealizada del ganado criado en las Pampas argentinas, Ghiotto contrapone los efectos nocivos de la cría intensiva que, entre entre otras, sería responsable, según señala, de una enfermedad detectada en humanos por la Organización Mundial de la Salud hace poco menos de un lustro: el síndrome urémico hemolítico.
Otro tema conflictivo es que el acuerdo intensificará los monocultivos de soja en los países del Mercosur, actualmente el segundo mayor exportador a la UE. ¿Dónde estaría lo malo de esto? "Esa soja contemplada en el acuerdo no es para el consumo humano, sino para la producción de biodiésel. En Argentina y Brasil tendrá impacto en el medioambiente pues la expansión de la frontera agrícola amenaza zonas de bioesfera y selva”, responde Ghiotto.
"Los gobiernos del Mercosur apoyan esto y mantienen los estándares muy bajos para poder ser competitivos a nivel internacional. Los ganaderos europeos no van a poder competir con ello”, añade.
Precio versus calidad
"Las 90.000 toneladas de carne de vacuna que entrarían del Mercosur representan sólo el 1,2% del mercado bovino en la UE”, comenta, por su parte, Pippa Hackett, ganadera y senadora irlandesa. "Pensamos que el bovino irlandés que nosotros criamos -con altos estándares ecológicos y de bienestar animal- es magnífico. ¿Va a poder un producto de mala calidad competir con el nuestro? ¿Puede un vino espumante de mala calidad contra un Dom Perignon?”, plantea Hackett. No obstante, es la presión que van a ejercer los intermediarios y las grandes distribuidoras la que impondrá los precios. "El vórtice de calidad se anuncia descendiente”, concluye Hackett.
"Efectivamente”, corrobora Ismail Doga Karatepe, del Centro Internacional de Desarrollo y Trabajo Decente de la Universidad de Kassel, "no es el consumidor el beneficiario, sino los exportadores y las cadenas de suministro y distribución”.
"El acuerdo aún no está terminado, hay incluso partes que están entre corchetes”, sigue Ghiotto, "Tenemos que fijarnos en las consecuencias que ha tenido esta liberalización de los mercados en Colombia, Perú y Ecuador. Los exportadores de banano, camarón, flores, cacao y café -que muchas veces son empresas que están en manos europeas- son los beneficiarios”, puntualiza Ghiotto. A todos estos impactos negativos, la investigadora suma la pérdida de empleo en el sector textil y automotor, tanto argentino como brasileño.
¿El costo del no acuerdo?
"Más que por el costo del acuerdo, hay que preguntarse por el costo de no acuerdo”, subrayaba el 13.11.2019, por su parte, Carlos Malamud, investigador del Real Instituto El Cano, en una audiencia en el Comité Económico y Social en la que estuvo presente DW. Un cuarto de siglo de negociaciones, la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la constelación política que permitió cerrar este trato son para el académico argentino puntos cruciales a tener en cuenta.
"Sabemos que el actual presidente del Brasil tiene una difícil relación con el medio ambiente. Pero, ¿es mejor tenerlo dentro o fuera de un acuerdo?”, planteaba Malamud ante representantes de la sociedad civil organizada europea.
Dicho planteo, según Ghiotto -que publicará a medidos de enero de 2020 un estudio de impacto del acuerdo en los países de América Latina- "es una visión sesgada. Se enmarca en el Trade for all que la UE practica desde 2015: salir a firmar tratados, rápidamente, por todo el mundo. Es imposible no ver los impactos negativos en las relaciones laborales en un país, en la vida de las personas, en la biodiversidad", concluye.
(cp)
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