Pro y contra el acuerdo UE-Colombia y Perú
2 de marzo de 2010La novena ronda de negociaciones previas a la firma de un Acuerdo de Comercial entre la Unión Europea y Perú y Colombia se cerró con éxito y para su firma definitiva –planeada para mayo de 200 bajo la presidencia europea de España- falta su aprobación por parte de los dos Gobiernos latinoamericanos y el visto bueno del Parlamento Europeo.
Después del cierre de la ronda de negociaciones, la vicepresidenta española, María Teresa Fernández de la Vega, calificó el documento de “mucho más que un acuerdo comercial; es una la expresión de la lucha contra la violencia”. Con esta opinión concuerda, Daniel Caspary - parlamentario europeo en la bancada conservadora. El acuerdo es criticado por Sven Giegold –miembro fundador del movimiento antiglobalización Attac y desde 2009 parlamentario europeo por Los Verdes. DW-WORLD conversó con ambos parlamentarios.
El acuerdo
El acuerdo que está listo para ser firmado, abre una nueva era de comercio e inversiones bilaterales entre la UE y los países andinos, afirma la Comisión Europea que ha llevado adelante las negociaciones. El proceso no ha estado excento de sobresaltos: sobre todo la situación de los derechos humanos –motivo por el cual se ha dejado en frío un acuerdo comercial entre Estados Unidos y Colombia- ha nutrido las críticas de sindicatos y organizaciones no gubernamentales.
El acuerdo en cuestión, así la organización no gubernamental Ecologistas en Acción, traerá a ambos países nuevos conflictos sociales y ambientales: en Perú, por ejemplo, la destrucción de comunidades indígenas favoreciendo la explotación de recursos naturales por parte de las empresas europeas y en Colombia un recrudecimiento del conflicto armado que ha desplazado a más de 4,3 millones de personas. Pero, “la exportación de autos y de productos lácteos y la importación de carbón y agrocombustibles ha pesado más”, reza la crítica de los Verdes, que califica este tratado como un mancha en el historial de la UE.
Desarrollo insostenible
“No estamos en contra del comercio, pero depende de qué tipo es el que se patrocina. Si se trata de productos de generados bajo condiciones justas y que no tienen efectos negativos en el medio ambiente es positivo. Pero si el acuerdo lleva a destruir el entorno de la gente, esto no remedia la pobreza sino que fortalece a grupos poderosos, por lo general consorcios multinacionales y debilita a la gente que vive y trabaja en esas regiones, por ejemplo las poblaciones indígenas”, dice Sven Giegold a DW-WORLD.
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Mejoría a través de las relaciones comerciales
“La situación en Colombia seguro que no la ideal; con seguridad, el Gobierno colombiano y la sociedad civil tienen que hacer lo suyo porque la democracia y la situación de derechos humanos sea como se espera, por lo menos como la imaginamos los europeos. Importante es el intercambio y el diálogo; estoy convencido de que a través de mejores relaciones comerciales, también el diálogo político y cultural mejorará y aportará a un mejoramiento de la situación de los colombianos”, dice por otro lado el parlamentario Daniel Caspary a DW-WORLD.
Cláusula de derechos humanos
Con respecto a las críticas debido a las violaciones a los derechos humanos por parte del Gobierno colombiano, Caspary comentó: “No debemos dramatizar y no debemos pasar por alto los enormes avances logrados en este terreno en los últimos años. Y no debemos olvidar que a través de mejores relaciones comerciales y la creación de puestos de trabajo para la población, estamos aportando a que –a través de mayores ingresos a través de los impuestos para el Estado colombiano- se mejoren los sistemas sociales en Colombia”.
Por otro lado, en caso de que los temores en cuanto al empeoramiento de la situación de los derechos humanos en Colombia se volviesen realidad, “a través de la cláusula de derechos humanos en el Acuerdo tenemos la posibilidad de congelar el acuerdo e imponer sanciones”, opina Caspary.
La “Clásula de Derechos Humanos” está presente desde 1992 en todos los acuerdos de cooperación, desarrollo y asociación que firma la UE y le permite dejar el documento sin efecto en caso de que las condiciones democráticas o los derechos humanos dejen qué desear. Sin embargo, así Giegold, “lamentablemente por presión de Colombia y Perú las cláusulas son muy débiles y vagas. Colombia fue especialmente crítica con el capítulo derechos humanos y Perú, en el capítulo desarrollo sostenible”.
Diversas perspectivas
Que no se haya firmado con todos los países integrantes de la CAN es para los Verdes otro de los puntos negativos de este tratado, pues la UE no está aportando a la integración regional. “Los intereses de los países eran muy diversos” explica Caspary quien ve sólo beneficios para todos en este tratado multipartito. Tanto para la industrias automovilísticas y farmacéuticas europeas como para las industrias colombiana y peruana:
“Hay que tener en cuenta que ambos son en cuanto a su demografía países relativamente pequeños y ahora tienen una puerta directa al mercado interno europeo, un mercado con casi 500 millones de habitantes, el mercado interno más grande del mundo. De esta ventaja están conscientes muchos empresarios colombianos”, asevera Caspary.
El precedente de un acuerdo semejante con México (1997) y con Chile (2002) procura optimismo a los expertos en comercio, como Caspary: “Tuve la suerte de estar el año pasado dos veces en Chile, tuve mucho contacto con representantes de la industria y con representantes de la industria europea que ahora laboran en Chile. Ambos dicen que el Acuerdo entre la UE y Chile ha mejorado ostensiblemente las relaciones comerciales y que el intercambio es intenso”.
Por otro lado, la misma experiencia nutre las dudas de los que piensan que de la UE cabría esperar mayor compromiso efectivo a favor de los derechos humanos y del desarrollo sostenible, pues, así Giegold “en los tratados de la UE, Europa se compromete con los valores de la equidad social y del desarrollo sostenible”. Sin embargo, añade, “la Comisión argumenta con criterios comerciales, pero la economía no es un fin en sí mismo”.
Como fuere, antes de su firma, el acuerdo–siguiendo los estipulado en el nuevo Tratado que rige los destinos comunitarios- deberá pasar por la aprobación del Parlamento Europeo. Y los Verdes anuncian que en esa forma, no lo aprobarán. El bloque conservador –el mayor del Parlamento Europeo- se declara satisfecho y no ve por qué, así Caspary, tengan que detener este documento que favorecería intereses múltiples en ambas orillas.
Autora: Mirra Banchón
Editora: Claudia Herrera Pahl