Mercosur-UE: para Argentina el diablo estará en el detalle
2 de julio de 2019El anunciado acuerdo Unión Europea-Mercosur, luego de una negociación que llevó más de 20 años, crearía un mercado de bienes y servicios de 800 millones de consumidores y casi una cuarta parte del PIB mundial, garantiza acceso a un mercado estratégico, promete la eliminación de aranceles para el 93% de las exportaciones del Mercosur y otorga un trato preferencial para casi todo el 7% restante.
Augusto Reina es licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad del Salvador de Buenos Aires, y es el presidente de la Asociación Argentina de Consultores Políticos (Asacop).
DW: ¿Es el anuncio de un acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea un "paso adelante”, como dicen unos, o "un paso atrás”, como afirman otros?
Augusto Reina: La noticia ha sido recibida con mucha expectativa, por parte del Gobierno, y con cierta incertidumbre, por parte de la oposición. Habiendo caído en medio de la campaña electoral, el tema fue politizado desde el primer momento.
Hay algunos sectores económicos que lo abrazan, cualquiera que sea el texto final, mientras la oposición lo ve, en parte, con incertidumbre, debido a la difícil situación de una economía alicaída y la sensación de que algunos sectores económicos se verían perjudicados.
¿Es un acuerdo con la UE una prioridad para Argentina?
Ha sido una búsqueda de distintos gobiernos y partidos. El Gobierno de Cristina Kirchner lo quiso negociar en su momento. Y Carlos Menem tuvo una política bastante abierta de negociar acuerdos de libre comercio con varios países. El tema ha sobrevolado distintas fuerzas políticas; y esta es una de las pocas coincidencias de largo plazo de los últimos 20 años. El diablo está en los detalles y ese, en efecto, es el centro del problema.
Siempre hubo diferentes puntos de vista en torno a cuáles son las industrias más complementarias y ciertos miedos en cuanto a cuál es la capacidad de Argentina de insertarse en la economía global.
¿Cuál es la fuente de esos "miedos” a abrir la economía?
Argentina es un país con fuertes diferencias regionales con zonas como Buenos Aires que tienen un PIB comparable a Europa del Este y provincias en el interior que tienen un PIB similares a países subdesarrollados.
¿Qué está dispuesta Argentina a ofrecerle al mundo a través de este acuerdo?
El sector agroexportador es el principal beneficiado en este esquema, así como las industrias farmacéuticas y químicas por una protección que el acuerdo mantendría. Pero también sectores de la Argentina moderna, como los servicios, el sector tecnológico y financiero.
Los sectores más perjudicados serían los industriales históricamente más protegidos, como la industria automotriz y la textil, y zonas como Tierra del Fuego, con un régimen de impuestos privilegiado.
Pero todo depende de cuánto tiempo dure la cristalización del acuerdo y cuánto espacio haya para una reconversión productiva paulatina.
¿Cuánto influye la polarización política argentina en un proyecto comercial como este?
Habría que ver si las críticas de la oposición son parte de una campaña electoral o parte de una decisión estructural. En este contexto, cualquier tema es polarizado. Lo cierto es que en los últimos ocho años del gobierno de Cristina de Kirchner se buscó activamente un acuerdo con la Unión Europea. La pregunta es cuáles van a ser las condiciones en las que se accedería al acuerdo.
¿Cuáles serían los beneficios y/o desventajas concretas para Argentina?
El agroexportador y el de servicios tecnológicos serían dos de los principales sectores más beneficiados. Además, un beneficio sería la incorporación de tecnología y know how para algunos procesos productivos. Pero la pregunta que sigue en pie es ¿cuál será la protección que tendrán algunas industrias que no tienen el nivel de competitividad global?
¿Y qué tanta protección ofrece el Gobierno argentino a los productores que lo exigen ante una posible apertura a productos europeos?
Argentina tenía una tradición de protección de algunas industrias nacionales, sobre todo la metalmecánica y la automotriz. Aquí, de nuevo, la interrogante es si los argentinos van a tener 15 o 20 años para adaptarse a las nuevas condiciones, como lo hizo Australia, o los términos van a ser tan cortos que lleven a una precarización de las condiciones sociales de algunos sectores.
¿Qué necesitan esos sectores argentinos para elevar la competitividad?
Los empresarios siempre argumentan sobre tres puntos: el primero es una estructura impositiva pesada; el segundo son costos logísticos altos y el tercero es un costo laboral bastante alto, en comparación con otros países. Algunos critican que la carga impositiva de los gobiernos no les deja bajar los precios, ni invertir para modernizarse. Pero ha habido momentos en los que los gobiernos les han permitido justamente eso y ellos no han dirigido su capital a la reinversión o investigación y desarrollo.
Aunque el texto final no está aún listo, ¿es o no favorable a su juicio el acuerdo para Argentina?
En términos generales, sí es favorable. Le sirve a Argentina para que incremente su competitividad internacional, diversifique su economía, logre mayores inversiones en industrias de capital intensivo y modernice su matriz productiva.
(er)
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