"El mundo no come con justicia"
14 de octubre de 2013“La carencia de buena alimentación durante los primeros mil días de vida significa también una falta de oportunidades en la vida de adulto”. El llamado del presidente alemán es claro: “El hambre que sufren muchos bebés va contra la dignidad humana. Recibir suficientes alimentos es un derecho humano”. Con estas palabras, el presidente federal abrió una semana de actividades de lucha contra el hambre en el mundo iniciadas por la ONG Welthungerhilfe.
La "Deutsche Welthungerhilfe" fue fundada en 1962. Dicha organización humanitaria busca animar, cada año, a los alemanes a unirse a su lucha contra el hambre, aprovechando que este 16 de octubre se celebra el Día mundial de la Alimentación. El lema de la propuesta de este año: “El mundo no come con justicia”.
Welthungerhilfe critica que en el mundo siguen aguantando hambre 842 millones de personas, además, 3,1 millones de niños mueren cada año de malnutrición, en promedio, uno cada 10 segundos. En total, mueren anualmente 7 millones de personas de inanición.
Por esto mismo es que Welthungerhilfe quiere que los alemanes entiendan su campaña, literalmente como una acción contra el hambre. Los ciudadanos deben emprender acciones por iniciativa propia, como festivales escolares, conciertos de beneficio o recolectas de dinero en las empresas para donaciones. “Cada uno puede aportar algo”, recordó el presidente en la inauguración de la campaña.
Consumir conscientemente
"Es positivo crear conciencia, aumentar la percepción y abrir un debate público sobre lo escandaloso del hambre”, dice Roman Herre, de la organización de derechos humanos FIAN ( FoodFirst Informations- und Aktions-Netzwerk), a DW.
Políticas erradas de materias primas e importaciones y exportaciones, que obligan a que los pequeños cultivadores del sur caigan en dependencia, todas estas son fallas del sistema que conducen al hambre.
Pero también los consumidores pueden aportar su grano de arena a la solución del problema, “comprando conscientemente los productos, cuya fabricación no implique el despilfarro de los recursos”, cree Herre y pone el ejemplo de la carne: “Sabemos que para producir una porción de carne se necesitan 7 u 8 veces más insumos, como alimentos para animales que deben ser importados”:
Herre ve empero, una señal positiva en que haya gente que salga a las calles a exigir una distribución más justa de los recursos, como sucedió en enero de 2013 en Berlín. En esa ocasión, unas 25.000 personas se manifestaron bajo el lema de “Estamos hartos”.
El destino de los pobres se decide en sus propios países
El periodista Kurt Gerhardt, cofundador de la iniciativa “El llamado de Bonn”, critica otro aspecto del mismo problema: la actual política de desarrollo de los países industrializados. Gerhardt considera que los mayores esfuerzos debieran hacerse en los mismos países en desarrollo, porque “el destino de los africanos se decide en África, y no en nuestras plazas y calles, en donde la gente probablemente done algo de dinero”, advierte Gerhardt a DW y recalca que, en ese caso, “es importante que las donaciones lleguen a quienes las necesitan. Eso ayudaría a salvar vidas”.
Pero “El llamado de Bonn” también se dirige a Naciones Unidas y su meta de que los países industrializados deben contribuir el 0,7% de su PIB para la ayuda al desarrollo. “Creer que más dinero significa más desarrollo es ilusorio”, advierte dicha ONG y dice que “debemos tener cuidado de no inundar a África con dinero”, argumenta Gerhardt y concluye que sería más pertinente ayudar a construir un sistema económico sostenible y combatir la corrupción en los países que sufren el flagelo. Para esto habría que contar con la propia iniciativa de los africanos.
“¡Apoye usted esta iniciativa de Welthungerhilfe!”, pide el presidente Gauck. Hasta el 20 de octubre los alemanes tienen la oportunidad de hacerlo.