Antes fracasados y hoy codiciados
20 de diciembre de 2015Niklas Hönman abandonó sus estudios de Geografía y Economía en el tercer semestre. No era lo que pensaba. Los exámenes no eran difíciles, pero no veía conexión con la vida profesional. Su asesor le aconsejó un cambio de universidad, pero el problema era precisamente la formación académica.
Ahora, desde hace año y medio, Hönman está en un programa de formación profesional de comercial para la industria en Vygon, una empresa de equipamiento médico de Aquisgrán. Trabaja en compras, compara ofertas, negocia precios… “Aquí veo el resultado de mi trabajo”, dice el estudiante, “en la universidad hacía exámenes, pero no veía rendimiento”.
Éxito con la formación
La vacante la encontró a través de la plataforma Switch, un proyecto de la ciudad de Aquisgrán en cooperación con universidades y pequeñas y medianas empresas de la región que impulsa la transición de los estudios académicos a la formación. Para Peter Gronostaj, director del proyecto, merece la pena y ya ha “recuperado” a 250 estudiantes. A Hönman le facilitó la búsqueda y, sin tener que ir llamando a puertas, le llamaron para siete entrevistas. Un éxito que levantó su autoestima después de haber abandonado la universidad.
En teoría se pueden convalidar algunos conocimientos previos y, en el mejor de los casos, se podría terminar la formación en mitad de tiempo. La última palabra la tiene la empresa formadora y lo importante es el contenido de la materia. Pero no siempre funciona. “Aquí los aprendices pasan por todos los departamentos y aprenden producción, ingeniería, calidad y almacenaje”, dice Erwin Palm, director de personal de Vygon, “eso necesita tiempo y por eso decidimos no acortar el aprendizaje”.
Un grupo con potencial
Tras abandonar los estudios universitarios, siempre existió la posibilidad de realizar una formación profesional. Pero esta tendencia fue identificada hace relativamente poco, debido a que las pequeñas y medianas empresas solo cubren la mitad de las plazas disponibles para aprendices. Sobre todo, porque cada vez hay más jóvenes que quieren estudios académicos.
Para los que quieran cambiar, en Alemania hay numerosos programas de orientación. En el mejor de los casos, la formación profesional elegida debería tener relación con el estudio académico abandonado. Pero las empresas están abiertas a todo. Solo algunos críticos temen que las nuevas generaciones de aprendices “semiacadémicos” desplacen a otros que tienen menor rendimiento. Además, el potencial de este grupo aún tardará en ser alcanzado. Solo en Aquisgrán hay unos 3.500 estudiantes que abandonan la universidad cada año y los proyectos de intermediación profesional ya empiezan a reclutar en el mismo campus.