¿A quién pertenece el tesoro millonario del San José?
24 de marzo de 2024Oro, plata, esmeraldas: el tesoro del galeón San José vale hoy varios miles de millones de euros. Los restos del naufragio se encuentran a una profundidad de 600 metros frente a la costa colombiana. Colombia ahora quiere recuperar el tesoro, aunque aún no está claro a quién pertenece realmente. La situación jurídica es complicada. Y como aún quedan muchos objetos de valor a bordo esperando a ser descubiertos, el litigio legal marcará el precedente a seguir.
Muchos perdedores en un día
En junio de 1708, para financiar la Guerra de Sucesión Española, la guerra con Inglaterra que se libraba desde 1701, los españoles querían traer a la madre patria un total de 344 toneladas de monedas de oro y plata, así como 116 cajas de esmeraldas. Todo ello procedente de sus territorios americanos que, aunque legalmente se trataba de provincias, se administraron como colonias.
Por seguridad, el enorme tesoro se distribuyó entre varios barcos, incluido el galeón San José que con sus 64 cañones era el buque principal de la flota española en el Caribe. El San José iba escoltado por otros dos galeones y más de una docena de buques de guerra. No en vano, los barcos españoles tan ricamente cargados eran atacados periódicamente por corsarios ingleses u holandeses.
A unos 30 kilómetros del puerto de Cartagena de Indias, en la actual Colombia, cuatro buques de guerra británicos tendieron una emboscada a los españoles. Durante la batalla naval de casi diez horas, el San José se incendió. Antes de que los ingleses pudieran robar el valioso cargamento, el camarote con las reservas de pólvora explotó y el barco se hundió en muy poco tiempo, junto con su valiosa carga y la tripulación. Murieron 578 personas y sólo hubo 11 supervivientes. El tesoro no fue para nadie. Los ingleses lograron capturar un galeón y el otro regresó al puerto de Cartagena.
Perdido pero no olvidado
Su recuerdo permaneció flotando en la memoria, pero el precioso tesoro quedó escondido en algún lugar frente a la costa colombiana durante más de 270 años. La propia Colombia no estaba en condiciones de buscar el tesoro. Y así, en 1979, un empresario estadounidense financió una búsqueda privada del tesoro. De antemano, su empresa Sea Search Armada (SSA) firmó un contrato con el Estado colombiano que, de tener éxito, les garantizaría una parte considerable del tesoro.
Y los buscadores de tesoros pronto pudieron localizar los restos del naufragio y grabar las primeras, todavía modestas, imágenes. Pero en lugar de fama y dinero, sólo hubo arrestos y problemas. Colombia no reconoció el hallazgo, alegando que la empresa había buscado el tesoro ilegalmente y que no estaba claro si los restos del naufragio eran en realidad los del San José.
Tira y afloja legal
La empresa estadounidense presentó una demanda por incumplimiento de contrato y siguió una disputa legal que duró años. En 2007, un tribunal colombiano falló inicialmente a favor de la empresa SSA. Sin embargo, Colombia recurrió la sentencia en Estados Unidos y ganó el caso en 2011. Según el derecho marítimo internacional, todos los tesoros situados hasta 12 millas náuticas de la costa pertenecen al país respectivo. Pero, ¿tenía realmente jurisdicción este tribunal estadounidense?
Según la Convención de la UNESCO para la Protección de los Bienes en los Fondos Marinos, un hallazgo de este tipo pertenece en realidad al país de origen, en este caso al propietario del barco, España. Pero Colombia no ha firmado esta convención de la UNESCO.
En 2015, Colombia contrató a una empresa de salvamento estadounidense que pudo localizar los restos del naufragio cerca de la península de Barú a finales de noviembre de ese año e identificarlos inequívocamente por los distintivos de los cañones. En el vídeo se pueden ver claramente entre los restos los cañones decorados con delfines y caballos, monedas de oro y plata y otros tesoros como porcelana china. Desde entonces, se han hecho públicas nuevas imágenes del galeón.
Muchos reclaman el tesoro
El entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, reclamó el hallazgo para su país y que una vez recuperado el tesoro sea exhibido en un museo de Cartagena. Pero España y la empresa de salvamento SSA también siguen reclamando los objetos de valor como propios. Además, Bolivia también exige parte del tesoro para el pueblo indígena Qhara Qhara, a quien alguna vez les robaron oro, plata y esmeraldas.
Mucho dinero, muchos intereses. ¿Pero quién tiene derecho a qué? ¿España sólo tiene derecho a los restos, es decir, a la madera y los cañones, o también a la carga recogida? ¿Cambia algo que el oro y la plata "robados" se hayan convertido en monedas? ¿Esto cambia algo sobre el reclamo que Colombia o los pueblos indígenas tienen sobre el oro o la plata fruto de posibles saqueos? ¿Qué pasa, por ejemplo, con la porcelana china, que ciertamente no procede originalmente de las posesiones españolas? ¿Y qué pasa con el contrato entre la empresa de salvamento SSA y Colombia?
Situación jurídica complicada
El refrán "en los tribunales y en alta mar estamos todos en manos de Dios" pretende dejar claro que el curso y el resultado de los procedimientos judiciales son a menudo inpredecibles. Incluso aunque alguien tenga razón, eso no significa que se le dará la razón.
Desde la perspectiva moral actual, parece incomprensible por qué España debería ser recompensada por su antiguo saqueo en América del Sur. O por qué Colombia puede haberse saltado lo acordado en un contrato o, simplemente, no reconoce acuerdos internacionales mientras, al mismo tiempo, aduce otras leyes internacionales.
Pero en los tribunales no se trata de moralidad, sino de derecho. Los tribunales deciden cada caso con base en las pruebas presentadas, los testimonios, los argumentos y la ley aplicable. Y dado que el caso que nos ocupa es complicado e implica mucho dinero, la disputa legal probablemente durará años. Sobre todo porque no está realmente claro qué ley se aplica y qué instancia puede decidir en última instancia el caso. Al parecer, no es el Tribunal Internacional del Derecho del Mar (TIDM).
¿Decisión en La Haya?
Por ello, la empresa de salvamento estadounidense SSA recurrió ante el tribunal de arbitraje de La Haya. La Corte Internacional de Justicia (CIJ) es el principal órgano judicial de las Naciones Unidas. Sin embargo, la CIJ es competente frente a disputas legales entre estados.
Y la del tesoro del San José no es una disputa entre estados. Por lo tanto, es posible que la Corte Internacional de Justicia no pueda admitir a trámite un caso que también ocurre entre empresas privadas o actores no estatales como son empresas de rastreo submarino y pueblos indígenas.
Colombia sigue adelante
Mientras todos los involucrados esperan ansiosamente un veredicto, Colombia está llevando a cabo nuevas acciones con el rescate. Podrían pasar años antes de que se emita un veredicto vinculante que luego pueda aplicarse también a muchos otros naufragios y barcos.
Sería necesario porque los nuevos métodos de localización han hecho que la búsqueda de tesoros sea mucho más segura, más eficiente y más lucrativa hoy en día. Y se dice que sólo frente a las costas colombianas hay más de doscientos restos de naufragios.
(lgc/mn)