A la escuela con mascarilla
12 de agosto de 2020Para Christopher Niiaddysai, este es su primer día de secundaria. A sus 15 años, cursa el 11º. grado y, a partir de ahora, los profesores lo tratarán de usted. En dos años estará terminando el bachillerato. Con grandes pasos, él y dos amigos atraviesan la puerta de la escuela "Bonns Fünfte", en la antigua capital federal alemana. Tras la tormenta de la noche anterior, algunos charcos brillan en el asfalto, se respira un caluroso día de verano.
En la puerta, Christopher se detiene brevemente y se coloca una mascarilla blanca sobre la boca y la nariz. Ella lo acompañará a él y a sus compañeros hasta el final de la jornada escolar. Porque en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia, en el oeste de Alemania, alrededor de dos millones de alumnos de las escuelas secundarias deben usar mascarilla, cubrebocas, barbijo: en el patio de la escuela, en los pasillos y también en clase. El gobierno estatal espera prevenir así las infecciones por coronavirus.
Mascarilla permanente
"Esto molesta", dice Christopher, señalando el trozo de tela en su cara: "No puedo respirar bien. Así no se puede aprender, no puedes concentrarte". La mascarilla es obligatoria al menos hasta fin de mes. Christopher espera que después le permitan quitarse la mascarilla por lo menos en el aula.
Esta esperanza la comparte su compañera Amelie Gerhardt, de 16 años. "Mascarilla solo en el patio de la escuela, con eso podemos vivir", opina ella: "Es mucho mejor cuando podemos sonreirnos el uno al otro, cuando podemos mirarnos mientras nos hablamos". Para contener las infecciones por coronavirus, la adolescente del 11º. grado mantiene con especial cuidado la distancia recomendada, dice. Y desaparece en el edificio de la escuela, tras frotarse las manos con desinfectante en la puerta principal.
En el edificio, la directora Ursula Dreeser explica las medidas de protección que han tomado ella y sus compañeros: diferentes puertas de entrada para diferentes clases, ventilación regular, mantener la distancia, incluso en el patio de recreo. El hecho de que el gobierno estatal hiciera obligatoria la máscara en clase hace unos días, convirtiéndose en el único de los 16 estados federados alemanes en hacerlo, fue una sorpresa para Dreeser.
"Me sorprendió", dijo a DW, "porque no puedo imaginar cómo puedes soportarlo cuando quizás ya has viajado hasta aquí en autobús y tren con una mascarilla, solo pudiste quitártela por un corto tiempo y finalmente estás permanentemente enmascarado."
Hay que contar con la mascarilla
Tampoco está claro qué tan bien se puede aprender con una mascarilla, según Dreeser. "Sudas y tal vez te pongas de mal humor en algún momento. Por otro lado, nadie sabe bien cuál es el mejor camino a seguir. Y la protección es definitivamente mejor que enfermarse". Es por eso que Dreeser hará cumplir el requisito de llevar mascarilla en su escuela. Según la ministra de Educación, quienes incumplan la regla podrían ser sancionados hasta con la expulsión de la escuela. Dreeser vuelve a salir del edificio, saluda a todos los estudiantes de manera amistosa, intenta transmitir un poco de normalidad.
Unos kilómetros más al sur, en el liceo Friedrich-Ebert, también en Bonn, el profesor de matemáticas Stephan Grothe está distribuyendo hojas de ejercicios a sus alumnos de sexto grado. 4.608 dividido por 384 y 7.975 por 5. La serie de tareas es larga y hay más hojas de papel esperando en la mesa de Grothe. "Creo que no practicaron la escritura aritmética todos los días durante las vacaciones de verano", dice Grothe mientras camina entre las filas de niños enmascarados.
¿Quién es quién en el aula?
También para Grothe está claro que las mascarillas restringen a sus estudiantes. "Es un desafío para todos los involucrados", reconoce a DW. "Pero creo que no hay alternativa. Sirve a la salud de todos y hay una clara evidencia científica de que es correcto y útil". Es por eso que no hay discusión para él en torno a flexibilizar las regulaciones, y menos frente a un número creciente de infecciones. Rápidamente se acostumbró a su propia máscara, dice Grothe. Ahora, después de las vacaciones de verano, sin embargo, a veces necesita un segundo para reconocer qué estudiante está ahora detrás cada mascarilla.
Mientras tanto, todos los estudiantes se han inclinado sobre sus hojas de trabajo y calculan, lápiz en mano. El sol entra lentamente por las ventanas, las temperaturas suben. A partir de los 27 grados centígrados en el interior del edificio, se libera a los estudiantes para que puedan irse a casa.
Otra vez matemáticas, por fin
A pesar del requisito de usar mascarilla, muchos están felices de volver finalmente a la escuela. Antes de las vacaciones de verano, las escuelas estuvieron cerradas durante meses, se aprendía en casa. "Me alegra poder volver a sentarme junto a mis amigos", dice Rosa Holzwarth, de 11 años, cabello rubio, máscara azul pálido. Eso sí, el uso de mascarilla no le agrada nada. Tampoco a su amiga Corine Santara, sentada a su lado.
Santara vive a 15 kilómetros al sur de Bonn, en el vecino estado de Renania-Palatinado. "Voy a la escuela aquí y tengo que usar una mascarilla todo el tiempo y mis vecinos no la necesitan. Eso es absurdo, una empieza a desear poder ir a la escuela allí también".
La excepción a la regla
En Alemania, las reglas contra el coronavirus difieren de un estado a otro, de una ciudad a otra, de una escuela a otra. En el liceo Friedrich-Ebert, por ejemplo, hay una "calle de un solo sentido" en todos los pasillos para que los estudiantes no se crucen por el camino. Se siente como conducir por el centro de París. En la secundaria "Bonns Fünfte", el patio de recreo se utiliza de forma intensiva. Lecciones al aire libre, así los aerosoles pueden volar de inmediato.
Christopher Niiaddysai y sus compañeros de 11º grado se han alineado alrededor de un viejo tilo en medio del patio de recreo. Tres profesores dan la bienvenida a los nuevos estudiantes de secundaria, que forman un semicírculo a su alrededor. Ahora explican las nuevas reglas contra el coronavirus. Con un poco de distancia, se permite quitarse la máscara en caso de emergencia, explica una profesora. A Christopher Niiaddysai no hay que decírselo dos veces. Inmediatamente da tres pasos hacia atrás, se quita el paño de la boca y la nariz y respira hondo. Quién sabe cuándo llegará la próxima oportunidad.
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube |