75 años de peronismo: entre justicia social y populismo
16 de octubre de 2020Peronismo de izquierda, peronismo de derecha, neoperonismo: pocos movimientos resultan tan difíciles de definir y de comprender a cabalidad como el que se gestó en torno a la figura de un general que sigue ejerciendo su influjo en Argentina aún décadas después de su muerte. Tanto, que el actual presidente, Alberto Fernández, es un peronista.
Juan Domingo Perón comenzó a perfilarse en el seno de un gobierno militar que tomó el poder en 1943. Desde la secretaría del Trabajo, fortaleció los derechos de los trabajadores, dando un gran auge a los sindicatos. Pugnas internas terminaron con Perón detenido, en octubre de 1945. El 17 de ese mes, una masiva protesta obrera y sindical exigió la liberación de Perón, quien al año siguiente fue elegido presidente de Argentina.
75 años han pasado desde ese 17 de octubre, considerado como la fecha de nacimiento del movimiento peronista. Y todavía se plantea una interrogante que parece no tener una respuesta concluyente, en vista de las múltiples expresiones del peronismo: desde un Carlos Menem, considerado liberal, a un Néstor Kirchner, más inclinado a la socialdemocracia, por nombrar solo a dos de sus figuras que llegaron a la presidencia.
¿Qué es el peronismo? Ese es también el título de un curso que ofrece la Fundación Villa Manuelita, cuyo objetivo es la revisión de la historia del peronismo y la difusión de sus principios ideológicos y doctrinarios. Su presidente, Daniel Di Giacinti, reconoce que “esa falta de comprensión también la sufrimos los peronistas”. Aparentemente, lo más difícil de comprender es que no hay una ideología. “Precisamente en los procesos autodeterminantes, un Estado no puede imponer un rumbo preelaborado, ni una visión ideológica determinada, porque estaría matando la creatividad de la comunidad”, dice el autor de varios libros sobre el peronismo.
Cuestión de definiciones
Di Giacinti lo define como “un movimiento revolucionario que intentó poner en marcha una nueva democracia, en congruencia con el hombre moderno”. En su opinión, “las instituciones políticas del liberalismo han quedado totalmente desfasadas, porque han sido pensadas para un hombre de hace dos siglos, que prácticamente ha dejado de existir”. Se refiere con ello a un sistema en que las decisiones políticas quedan en manos de los partidos y de un grupo limitado de personas.
Vicente Palermo, politólogo y ensayista argentino, define en cambio al peronismo como “un movimiento populista, porque tiene una apelación ideológica muy fuerte al pueblo, un líder que define una relación vertical enormemente gravitante, y un componente de movilización social ascendente, de mucha importancia”. Aclara que eso se refiere al peronismo histórico, en su origen. Entretanto las cosas han cambiado, y también su definición. Lo considera hoy como “una fuerza política que tiene características muy conservadoras, y que es de alguna manera administradora de un contingente de pobreza enorme y de distintos grupos de intereses muy conservadores. Uno de ellos son los sindicatos, los remanentes del mundo sindical argentino, del que queda muy poco, pero que todavía tiene cierta importancia”.
Más allá del Partido Justicialista
A juicio de Palermo, encasillar al peronismo desde el punto de vista ideológico “más que difícil, es inútil”. Tampoco sirve de mucho dar una mirada al Partido Justicialista: “La identidad que tiene el Partido Justicialista es mucho menor, porque el peronismo nunca fue un partido exactamente. El peronismo tiene componentes y modos de actuar más típicos de un movimiento. Por ejemplo, el juego que hace entre los distintos sectores, la facilidad con la cual es capaz de incorporar o mantener sectores muy heterogéneos. Un partido no puede asimilarlos como tal. Cuando hay elecciones, el peronismo sí se organiza como un partido, y concurre, pero no es más que eso, el Partido Justicialista”.
Para Di Giacinti, podría hablarse de una identidad ideológica en base a principios. Nombra los tres fundamentales: independencia económica, soberanía política y la justicia social. “Dentro del movimiento peronista puede haber gente que tenga una sensibilidad más de izquierda, hacia la justicia social, como puede haber otra que tienda más hacia los derechos individuales. No es eso lo importante para el peronismo. Lo importante es que todos respeten los principios comunes, que es lo que mantiene la unidad del movimiento”, afirma.
Utopías y desafíos
Di Giacinti habla de la idea de una “democracia integrada” que dé cabida a los diversos grupos sociales en la toma de decisiones. “El problema de hoy es que el ciudadano no se siente representado ya por el sistema liberal”, dice, y plantea que “tiene que haber un plan estratégico para una nación, donde todos los sectores tienen que ponerse de acuerdo”. Concede que suena a utopía, pero se muestra esperanzado. A su juicio, “el mundo está llegando a un punto en que lo utópico empieza a parecer como una necesidad. Puede ser utópico, pero es una alternativa”.
Palermo, en cambio, dice ser “sumamente pesimista” en cuanto al futuro del peronismo. Pero matiza que “el propio desastre podría hacer que, una vez más, el peronismo se rehiciera. Y si llegara a haber -cosa que no creo- una situación en la cual el gobierno lograra sobrellevar la actual crisis, ahí vamos a tener peronismo para rato”.
(cp)