75 años de la histórica feminista Alice Schwarzer
3 de diciembre de 2017"El motor de toda mi vida es la justicia. Cualquier otra cosa sería para mí una pérdida de tiempo”. Esta es la frase de presentación de la biografía de la feminista alemana Alice Schwarzer publicada en 2011. También es el credo de una mujer que ha cambiado la sociedad. "No me gusta ocuparme demasiado de mí misma y mis estados de ánimo. El mundo me parece demasiado excitante para eso”.
Alice Schwarzer nació en Wuppertal el 3 de diciembre de 1942 como hija ilegítima. En aquel entonces, un escándalo, pero, en tiempos de guerra, había cuestiones más importantes de las que ocuparse. Creció en el hogar de sus abuelos, a quienes llamaba "papá" y "mamá". Schwarzer relató más adelante que en su casa los roles de género estaban intercambiados. Mientras su abuela era políticamente activa, su abuelo se encargaba de cuidar a la pequeña Alice. El peor de los insultos en aquel hogar era calificar algo o a alguien de "burgués".
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Entre el sexismo y el neopuritanismo
Schwarzer recibió formación como comercial y viajó a París, la ciudad de sus sueños, a aprender francés. Volvió a Alemania con las ideas claras: "Quiero ser periodista”. Hizo una pasantía en el diario Düsseldorfer Nachrichten y marchó a París de nuevo, esta vez como corresponsal. Allí conoció a la escritora y feminista Simone de Beauvoir y participó en el potente movimiento feminista francés. "Pero, mientras en todo el mundo occidental las mujeres iban a las barricadas para luchar por sus derechos, las alemanas se quedaban quietecitas”, contó después sobre aquella época.
Rompiendo tabús
Schwarzer quiso cambiar aquello. Tomó como ejemplo una acción del semanario francés Le Nouvel Observateur, en el que Simone de Beauvoir y las actrices Catherine Deneuve y Jeanne Moreau, entre otras, se declaraban públicamente a favor del aborto. Schwarzer convenció a la revista Stern de hacer algo similar, ya que las alemanas se veían obligadas a abortar clandestinamente. El 6 de junio de 1971 apareció la publicación con 374 mujeres que admitían haber abortado, entre otras, las ilustres actrices Romi Schneider y Senta Berger.
El tema era en aquel entonces un completo tabú en Alemania. Schwarzer se convierte en pionera de la emancipación femenina, liderando una histórica marcha desde Kiel hasta Constanza, con cientos de miles de mujeres a favor del aborto. Pero ese no fue su único frente. Luchó para abolir muchas otras leyes aún vigentes a finales de la década de los 70 y que le parecían absurdas. Por ejemplo que, con el matrimonio, una mujer quedaba obligada a ser responsable de las tareas de la casa y a no "descuidar sus obligaciones familiares”. El hombre podía prohibir trabajar a la mujer y, de hecho, una quinta parte de los hombres de las grandes ciudades lo hacía. Una mujer maltratada o que había sufrido una infidelidad y abandonaba al marido no tenía derecho a manutención en la separación por "abandono malicioso del hogar”.
En los 70, todo el mundo hablaba de Alice Schwarzer. En 1977 fundó la revista Emma, en la que lanza una campaña contra las portadas discriminatorias hacia la mujer y contra la pornografía. Funda un archivo feminista, acude a debates televisivos e incluso llega a tener el suyo propio. Escribe libros y no tiene reparos en hablar de cosas como el amor y la sexualidad en la vida de las mujeres. Hasta las que no eran feministas comenzaron a hablar de frigidez y orgasmos femeninos.
Demasiado radical para muchos
La pionera del feminismo alemán ha recibido muchas críticas (e insultos) no solo por parte de hombres, sino también de mujeres, que la consideran demasiado radical. Mítico es su enfrentamiento televisivo con la escritora germano-argentina Esther Vilar, autora del libro El varón domado (1971), en el que Vilar sostenía que las mujeres se aprovechaban de los hombres para vivir cómodamente a su costa. Muchos hombres daban la razón a Vilar y Schwarzer concitó nuevos odios tras el debate. Pero a la feminista siempre le dio igual lo que otros pensaban de ella. Ha conquistado un lugar propio en la historia del feminismo alemán y ha logrado muchas cosas para las mujeres. Pero su imagen pública se resintió en 2014, cuando tuvo problemas con la Hacienda alemana. El proceso se cerró en 2016 pagando una multa cercana a los cien mil euros.
El feminismo ha cambiado con el tiempo. La revista de Schwarzer, Emma, llegó a contar con 200.000 lectores, mientras que ahora tiene menos de 40.000. Es algo que no solo se debe a la decadencia de los medios escritos. Para las jóvenes feministas actuales, Schwarzer es una especie de matriarca del pasado. La escritora Charlotte Roche opina que sus logros son muchos, pero que "ya basta”. La historiadora Miriam Gehardt, por su parte, acusa a Schwarzer de tener una ideología "inamovible” y de difundir siempre las mismas "verdades”. En 1996, la histórica feminista recibió la Gran Cruz Federal al Mérito de la República Federal Alemana. Esa es solo una de sus muchas distinciones. Sigue siendo invitada habitual en los debates televisivos e hizo oír su voz cuando se produjeron los abusos sexuales masivos a mujeres durante la Nochevieja de 2015 en Colonia. Schwarzer asegura que seguirá "pensando, escribiendo y luchando" toda su vida.
Autora: Suzanne Cords (MS/ELM)