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60 años del Tratado del Elíseo: la presión de la armonía

20 de enero de 2023

Francia y Alemania celebran el 60 aniversario de su tratado de amistad y se reúnen en consejo de ministros. Las expectativas que despierta esa reunión son altas, y no solo por el aniversario.

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El canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente francés, Emmanuel Macron
El canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente francés, Emmanuel Macron, en su reunión en París, el 26.10.2022.Imagen: Sarah Meyssonnier /REUTERS

Las bodas de diamante entre Alemania y Francia de este domingo serán una ocasión festiva. El Tratado del Elíseo, por el que ambos países acordaron cooperar en política exterior, de seguridad y cultural, cumple 60 años. Está prevista una ceremonia conjunta con jefes de Estado y de Gobierno y parlamentarios franceses y alemanes en la prestigiosa Universidad de la Sorbona, de París. A continuación se celebrará en el Palacio del Elíseo el consejo bilateral de ministros. "Todo ello pondrá de relieve una vez más la vitalidad de las relaciones franco-alemanas, y que avanzamos juntos en Europa", declaró a la prensa una portavoz del Elíseo antes del acto. Pero los expertos creen que la reunión debería producir, sobre todo, resultados concretos. Y no solo por el aniversario.

El consejo de ministros debía celebrarse el pasado otoño, pero fue cancelado o "aplazado", según el Elíseo. Fue la culminación de una disputa política bilateral que había llegado a un punto crítico. Entre otras cosas, Berlín optó por un nuevo escudo antimisiles, en el que Francia no participa. Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, acordó con España y Portugal un nuevo gasoducto de hidrógeno y gas, obviando un proyecto favorecido por Berlín. Y Macron había dicho, en una cumbre en Bruselas, que no sería bueno ni para Alemania ni para Europa que Alemania "se aislara".

El "aplazamiento" del consejo de ministros: un toque de atención

Stefan Seidendorf
Stefan Seidendorf, director adjunto del Instituto Franco-Alemán, DFI.Imagen: Lisa Louis/DW

Pero la no celebración del consejo de ministros fue como un llamado de atención, según Stefan Seidendorf, subdirector del Instituto Franco-Alemán (DFI), con sede en Ludwigsburg. "En Berlín, se sorprendieron de la presión pública que siguió a eso", explica a DW. "Se pensó que la relación franco-alemana era una obviedad, pero no lo es". Aumentaron las reuniones bilaterales y las visitas ministeriales. La maquinaria diplomática también se puso en marcha a nivel de grupos de trabajo conjuntos, explica Seidendorf. "Esto demuestra que el Tratado del Elíseo funciona: ninguna otra relación bilateral se observa tan de cerca ni existe una infraestructura invisible tan bien desarrollada que pueda activarse en tiempos de crisis", afirma el politólogo.

Eric André Martin
Eric André Martin, Secretario General del Comité de Estudio de las Relaciones Franco-Alemanas del think tank parisino Ifri.Imagen: Ifri

Según Eric André Martin, secretario general del Comité de Estudio de las Relaciones Franco-Alemanas del think tank parisino Ifri, el ajetreo también era muy necesario. "El 'aplazamiento' me pareció un fracaso. Ahora los observadores tienen grandes esperanzas puestas en la reunión de aniversario", explica a DW. "Es necesario acordar una hoja de ruta franco-alemana, por ejemplo, en materia de energía, economía o defensa. Eso debería dar lugar a proyectos muy concretos". Después de todo, a pesar del aumento del número de reuniones en los últimos meses, los dos países aún no han conseguido -al menos aparentemente- coordinarse bien entre sí otra vez.

El motor franco-alemán "aún puede funcionar"

Pero Joseph de Weck, investigador sobre Europa del Instituto de Investigación sobre Política Exterior Estadounidense FPRI, cree que Francia y Alemania siguen marcando el rumbo de Europa. "Ha habido muchos malentendidos en los últimos meses, pero eso también se debe a las diferentes estructuras de poder: en Francia, Macron decide mucho por su cuenta, mientras que el canciller alemán tiene que coordinarse con los socios de la coalición y el Parlamento", explica a DW.

Seidendorf, experto de DFI, también sigue creyendo en el motor franco-alemán. "El centro de poder de la Unión Europea no se ha desplazado hacia el este: allí están muchos de los problemas actuales y partes importantes de la infraestructura energética, pero no el poder económico, militar y político", afirma. "Mientras los dos países tengan puntos de vista muy divergentes, un compromiso entre ellos puede seguir marcando el rumbo".

(gg/cp)