60 años del Consejo Central de los Judíos en Alemania
19 de julio de 2010DW-WORLD.DE: Cuando fue fundado el Consejo Central de los Judíos en Alemania, pocos años después del fin de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, los pocos judíos que habían sobrevivido en Alemania no pensaban que pudieran tener un futuro en este país. Hoy, sesenta años después, su organización está firmemente arraigada en la sociedad alemana. ¿Una historia de éxito?
Stephan Kramer: Sí, sin duda. El Consejo Central estuvo pensado en un principio como organización para administrar la disolución de la comunidad judía en el país, nadie imaginaba siquiera que la vida judía pudiera tener una perspectiva en Alemania. La vida judía no estaba orientada hacia el futuro, ni en lo que se refiere a la infraestructura, ni a la formación religiosa ni al desarrollo de comunidades.
No obstante, las comunidades judías florecieron, sobre todo por la inmigración de la ex Unión Soviética y Rusia...
Sin la inmigración de judíos de habla rusa no existiría la comunidad judía alemana en su actual forma. Ello es una gran alegría, pero por otra parte nos planteó grandes problemas. No obstante, creo que teniendo en cuenta los desafíos que asumimos, hasta ahora los resultados han sido muy positivos, si bien queda aún mucho por hacer.
El Consejo Central de los Judíos siempre fue algo así como la “instancia moral” en la sociedad alemana de posguerra, sus representantes advierten del antisemitismo y el neonazismo. ¿Pierden efecto esas advertencias con el tiempo?
No lo creo. No sólo advertimos, sino que también alabamos. Además nunca nos hemos visto como “instancia moral”. Es una definición que viene de afuera. Eso sí, siempre nos definimos como abogados de los derechos de las minorías. También nosotros queremos participar activamente en el desarrollo de esta sociedad y seguiremos dando nuestra opinión cuando sea necesario. Ello comienza en lo que se refiere a las minorías y continúa con la lucha contra el antisemitismo, el racismo y la xenofobia. Como comunidad religiosa también podemos opinar con conocimiento de causa sobre cuestiones sociales. Que ello no siempre es del gusto de todos, es obvio. A veces debemos hablar más claramente de lo que se acostumbra en el país... pienso que en Alemania existen déficits en la cultura del debate. Aún hay que desarrollarla. Y allí puede aportar mucho la comunidad judía.
El Consejo Central de los Judíos apoya sin retaceos a Israel. ¿Una relación acrítica?
Los lazos con Israel son para nosotros más que una amistad. Israel... es la familia, son los hermanos y hermanas. Muchos de nosotros tenemos familiares en Israel, por lo tanto somos afectados por todo lo que suceda allí. La unión es indestructible. No obstante, ello no quiere decir que seamos la quinta columna del Gobierno israelí o una dependencia de la embajada de Israel. No, trabajamos estrechamente, pero también criticamos. Hablamos claramente, por ejemplo, con respecto a la política de asentamientos o en relación con la flotilla que iba rumbo a Gaza. Creo que representamos ideas pluralistas. El Consejo Central no es siervo de nadie.
¿Se registran también discusiones internas?
Diversas opiniones son como la sal en la sopa. No somos ninguna organización que dice sí a todo. No se pasa el rasero, también en el Consejo Central se debate y discute, ello es parte de la cultura judío del diálogo.
A la cabeza de la institución estuvieron hasta ahora personalidades marcadas por la persecución nazi. El periodo en funciones de la presidenta Charlotte Knobloch –una sobreviviente y testigo de época– termina dentro de pocos meses. ¿Se produce un cambio generacional?
Un cambio generacional es un proceso natural, que no hay que producir. Hay gente que piensa que si asume la dirección una nueva generación cambiarán algunas posiciones del Consejo Central. Ello no es así. No habrá sorpresas en lo que se refiere al antisemitismo, el Holocausto, la cultura del recuerdo, la política de monumentos de la memoria o la relación con Israel. También nosotros, los más jóvenes, estamos marcados por las experiencias de las generaciones más viejas.
¿Qué desea para el sesenta aniversario del Consejo Central de los Judíos en Alemania?
Mi deseo es una sociedad más pluralista y abierta. Una sociedad en la que se pueda debatir constructivamente, sin perder el respeto por el otro. Un debate consecuente, pero mirando al otro a los ojos y respetando su dignidad humana.
Autora: Cornelia Rabitz
Editor: Enrique López