Urban Gardening en Alemania

“Con la agricultura urbana se busca una mayor integración con la naturaleza, utilizarla como medio de comunicación. Nuestra civilización nos ha encaminado por otros derroteros muy distintos, y por ello las enfermedades son frecuentes. No obstante, notamos una falta importante en nuestro subconsciente. Quizás los jóvenes son más sensibles a ello.”

Así explica el experto jardinero Bert Beitmann por qué la agricultura urbana es cada vez más popular entre la juventud alemana. No obstante, la melancolía por la vuelta a la naturaleza no es nada nuevo.

Un anhelo centenario

Tal y como explica Beitmann, ya en la época del Romanticismo se sentía este anhelo –los artistas románticos encontraban en el bosque un lugar para huir. En la época Biedermeier (entre 1850 y 1870), la sociedad solía construir muros en sus jardines donde entrelazaban rosales, arbustos florales y frutales, y colocaban macetas con flores; un espacio de tranquilidad, donde refugiarse de los agitados cambios políticos y sociales.

La revolución industrial, las nuevas tecnologías, el florecimiento de la era de las telecomunicaciones; nada de ello ha hecho desaparecer esta tendencia. Más bien al contrario: han ido surgiendo nuevas ramas como la homeopatía, las comunas o los alimentos orgánicos, que a todas luces aspiran a conseguir un retorno a la naturaleza en medio de un entorno urbanizado.

Un mensaje en forma de cultivo

Urban Gardening consiste en crear este espacio en medio de la ciudad… Incluso en medio de nuestra propia casa. Stefanie Bock, representante del Instituto alemán de Urbanística en Berlín, afirma que este movimiento trae consigo un importante mensaje.

“Los agricultores urbanos establecen sus jardines como referencia para el desarrollo urbano. Con ello, expresan que quieren aprender de estos espacios, y que no se trata sólo de pequeños espacios aislados, sino que quieren volver a reunir la ciudad con la naturaleza, y participar en el desarrollo urbanístico.”

Y ya, de paso, verduras frescas

Por supuesto, el hecho de que cada uno también puede optar por cultivar sus propios vegetales siempre es un punto extra. Sí, es cierto que los apartamentos de hoy en día son cada vez más pequeños, y se puede llegar a pensar que no existe espacio posible para hacer algo así. Pero lo cierto es que con un pequeño espacio de tierra, un balcón o incluso un alféizar ligeramente amplio, ya se tiene un potencial espacio para el cultivo propio de verduras que siempre serán 100% naturales, libres de productos químicos… ¡y gratis! Sólo se necesitan macetas, tierra, fertizantes y semillas, que se pueden adquirir en supermercados y tiendas especializadas.

Y si el tema del espacio es especialmente preocupante, lo mejor es tomarse un tiempo para ver cómo se puede maximizar la producción de la mejor manera posible en un espacio reducido. Plantas como los guisantes, tomates o los pepinos son trepadoras, así que necesitan únicamente espacio en sentido vertical. Lechugas, espinacas y rúculas necesitan algo más de espacio, pero se pueden plantar muy juntas las unas con las otras. Y si todo ello suena demasiado complicado, siempre se puede empezar con el cultivo de hierbas aromáticas en macetas pequeñas, como la menta, la albahaca, el tomillo o el orégano.

Y para demostrar lo útil que puede resultar esta tendencia, hoy en nuestras audiorecetas vamos a preparar una deliciosa ensalada preparada principalmente con ingredientes que se pueden cultivar en casa: una ensalada de pepinos con menta y queso feta.

Ensalada de pepino con menta y queso feta

Ingredientes para 4 personas

½ kg de pepinos pelados y cortados en láminas finas

¼ de cebolla roja cortada en láminas finas

2 o 3 rábanos en láminas finas

10 hojas de menta picadas

Vinagre blanco

Aceite de oliva

125 g de queso feta deshecho

Sal y pimienta fresca

Preparación

Colocar en un bol grande los pepinos, la cebolla, los rábanos y las hojas de menta.

Aderezar con vinagre y aceite al gusto, y sazonar con sal y pimienta.

En el momento de servir, salpicar el bol con el queso feta deshecho.

Autora: Lydia Aranda Barandiain
Editor: Pablo Kummetz