Una dieta sana para niños
Una alimentación sana es un pilar fundamental para el desarrollo físico y mental de un niño. En Alemania, esta es una preocupación que crece cada día: según un informe de la Organización Mundial de la Salud, uno de cada cuatro niños en Alemania sufre de sobrepeso.
Pero en los tiempos de la comida rápida y los precocinados, intentar que los niños se decanten por opciones más sanas y naturales puede parecer un auténtico reto. La profesora infantil Birgit Bölkow lo sabe bien:“Los niños suelen asegurar que “han comido algo verde”, sin apenas saber qué es lo que realmente han comido. Cuando se les pregunta qué traen en la bolsa del almuerzo, no reconocen los diferentes tipos de fruta; quizás sí loas manzanas y las peras, pero no van más allá.”
La clave, el conocimiento
Bölkow opina que es esencial que los niños mismos sean más conscientes de lo que comen y lo que deben comer. Por ello, trata de hacer participar a sus alumnos en proyectos que los familiaricen con los ingredientes básicos de una dieta sana. Por ejemplo, los lleva a la feria gastronómica anual “Grüne Woche” en Berlín, donde ellos mismos deben cocinar y manejar los productos. Ingrid Siedler dirige esta cocina para los más pequeños. Según ella, la clave para una dieta sana está en casa: “Los niños adquieren su experiencia de lo que se vive en casa; lo que se come, si es sano o no.”
Pero la realidad es que, debido a las exigencias de la sociedad hoy día, la mayoría de las familias cuentan con un padre y una madre trabajadores, lo que significa que en la mayor parte de los casos, los niños deben quedarse en el comedor escolar durante las comidas. Los comedores escolares son por lo general lugares estupendos para los niños: en ellos pueden relacionarse, jugar y liberar energía, y además, las comidas están estrictamente reguladas siguiendo una dieta planificada.
Para no destruir este equilibrio que la comida diaria en el colegio aporta al niño, el deber de los padres es informarse de sus comidas diarias y preparar las cenas de acuerdo con ellas. Por ejemplo: si el niño ha comido un plato principal de carne, lo mejor es que por la noche coma pescado o huevo. Si ha comido pasta, arroz o legumbres, es importante que por la noche coma verduras.
Trucos para facilitar la hora de la cena
Una dieta equilibrada para un niño debe constar de al menos 5 piezas de fruta y verdura al día. Una cifra nada despreciable que a veces, para un niño, puede resultar una auténtica tortura. Para hacer que una ensalada o un plato de verdura cocida resulte más apetecible, lo mejor es comprar ingredientes coloridos y variados que la hagan más interesante a los ojos del niño: tomate, col roja o morada, canónigos, rábanos, zanahoria… También se puede jugar con las salsas, dándole así al plato un sabor inesperado que ayudará a que el niño no se aburra.
Otro problema suele ser el pescado, un ingrediente esencial que pocos los niños comen gustosamente. Para ello, se puede intentar dar también colorido y variedad a los platos: filetes de salmón, palitos de pescado rebozados, bacalao desmenuzado en salsa de tomate… O siempre se puede “disfrazar” dentro de unas croquetas, una empanada o una tortilla.
¿Y qué hay de postre? Un niño casi siempre preferirá un postre dulce para acabar una cena, pero lo más sano es, por supuesto, una pieza de fruta. El “sacrificio”, no obstante, siempre puede ser menor si la fruta se sirve en forma de macedonia, con variedad de frutas de diferentes colores. O también se puede preparar un colorido “smoothie” de cualquier fruta, batiéndola con medio yogurt.
Nuestra receta de hoy es muy sencilla, pero apta para aportar a la dieta del niño esa necesaria pero angustiosa ración de verdura de una forma mucho más dulce y divertida: vamos a preparar unas zanahorias de caramelo.
Zanahorias de caramelo
Ingredientes para 4 personas
1/5 kg de zanahorias
1 cucharada de mantequilla
2 cucharadas de azúcar moreno
Agua
Preparación
Pelar las zanahorias y cortarlas en láminas. Colocar las láminas en un cuenco apto para microondas.
Cubrir con agua y tapar el cuenco con plástico de envolver. Meter al microondas durante 6 o 7 minutos, hasta que la zanahoria está tierna pero no demasiado blanda.
Colar el cuenco y tirar el agua.
Derretir la mantequilla en una sartén, y a continuación añadir el azúcar moreno y una cucharadita de agua. Dejar cocinar durante un minuto hasta que la mezcla sea homogénea.
Añadir la zanahoria y dejar sofreír en la mezcla azucarada durante 3 o 4 minutos a fuego lento, hasta que las láminas estén bien glaseadas.
Autora: Lydia Aranda Barandiain
Editora: Emilia Rojas Sasse